Richard Kinder, el rey de los gasoductos
Tras ser pasado por alto en Enron, ahora es el protagonista del acuerdo con El Paso
Houston—Puede que operar oleoductos no suene tan atractivo como buscar petróleo, pero Richard Kinder ha hecho una fortuna demostrando cuán lucrativo puede ser.
El presidente ejecutivo de Kinder Morgan Inc. ha explotado una firme convicción en la rentabilidad de cobrar peaje por el transporte de energía mediante oleoductos y ha formado un verdadero imperio empresarial, que lo ha convertido en el hombre más rico de Houston.
La presencia de Kinder en el mundo energético crecerá aun más con la adquisición propuesta por US$21.100 millones de su rival El Paso Corp., un acuerdo que creará la cuarta compañía de energía más grande de Estados Unidos. También será el mayor operador de gasoductos del país en momentos en que el gas producido mediante la fractura de formaciones de esquisto está transformando el sector.
Podría ser la reivindicación por excelencia del ejecutivo de 66 años, un abogado orientado al detalle quien, según sus amigos, nunca prescinde de su libreta de anotaciones. Hace 15 años se le negó el ascenso a la presidencia ejecutiva de Enron Corp. cuando rivales más agresivos menospreciaron el negocio comparativamente aburrido de los oleoductos y gasoductos a favor de la ingeniería financiera.
"Este hombre ha demostrado el enorme valor de los oleoductos", dijo J. Robinson West, presidente ejecutivo de la consultora PFC Energy. "Enron era la mayor compañía de oleoductos y abandonó el negocio. Él acertó, ellos no".
Kinder denegó un pedido de entrevista, pero su historia es una especie de leyenda en Houston.
Hace tres décadas, trabajaba de abogado e inversionista en energía pero tuvo que declararse en quiebra después de que un hotel Howard Johnson en el que había puesto dinero cayó en problemas financieros. Terminó en Enron, trabajando con el fundador Kenneth Lay, a quien había conocido en la Universidad de Missouri.
Cuando Kinder se fue de Enron en 1996 se pasó a lo que parecía el comparativamente insignificante negocio de oleoductos de otro amigo de la universidad, el abogado William V. Morgan.
Comenzaron comprando Enron Liquids Pipeline L.P., un negocio de conductos de gas natural del cual Enron quería desprenderse, por aproximadamente US$40 millones. Eso desencadenó una sucesión de acuerdos, el más importante de los cuales fue una fusión revertida con KN Energy, una atribulada compañía de servicios públicos de Colorado. Posteriormente, cambió su nombre a Kinder Morgan y convirtió a Kinder en un protagonista nacional del sector de oleoductos.
Además de su celo visionario del negocio de oleoductos, ha tenido un desempeño excelente gracias a su notable facilidad para recordar detalles operacionales y financieros, según colegas.
Además, fue pionero de la novedosa estructura corporativa conocida en inglés como master limited partnership, una sociedad limitada que cotiza en bolsa y que no pagaba impuestos al ingreso corporativo pero que compartía sus ingresos con los inversionistas, quienes pagaban menores tasas impositivas individuales. Mientras Kinder recibía un salario anual de apenas US$1, su participación en la compañía lo convirtió en dueño de una fortuna de miles de millones de dólares.
Según la calificación anual de la revista Forbes de los hombres más ricos de EE.UU., ocupa el puesto 46, con una fortuna neta valorada en US$6.400 millones hasta septiembre.
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