Ricardo Delgado: por qué es imposible crecer y los que ganarán este año
Con 30 años de experiencia en evaluación y gestión, el economista Ricardo Delgado expresó su visión sobre los desafíos que se vienen para la Argentina en el 2021, y en adelante. Actualmente es director de Analytica consultora, cargo que tiene desde hace 10 años. Previamente, dirigió durante ocho años la consultora Ecolatina, fundada por Roberto Lavagna. Incursionó como funcionario público durante la gestión de Rogelio Frigerio, asumiendo la cartera de la Secretaría de Obras Públicas. Fue asesor del Ministerio de Economía y Obras Públicas durante varios gobiernos.
- Volvemos a estar cerca del 4% de inflación mensual. ¿Cuál es su visión sobre el fenómeno para este año?
- La inflación sigue siendo uno de los temas a los que no nos dedicamos profundamente. Yo creo que es imposible que la Argentina crezca. Y, de hecho, hay una alta correlación entre falta de crecimiento, o estancamiento, y la inflación. Cada año tenemos más inflación y este año vamos a tener más inflación que en el 2020. Nuestra consultora proyecta un 45%, y algunos todavía más. No hay una política estructural para atacar el tema. El gobierno anterior intentó cambiar las expectativas inflacionarias de los agentes económicos, pero se dijo que íbamos a tener 5% de inflación. No es un problema de los economistas como técnicos profesionales, sino que es un problema de la política integralmente. No se soluciona solo dejando de emitir dinero. El año pasado tuviste que emitir dos billones de pesos producto del gasto de la pandemia y tuviste una inflación del 36%. Se necesita un acuerdo plurisectorial que ataque el problema.
- ¿Cómo cree que va a evolucionar la inflación?
- Hay una cantidad de precios que están regulados, en particular, las tarifas. Solo crecieron 16% en el año, cuando la inflación fue del 36%. En algún momento, vamos a tener que empezar a descongelar. Y el Gobierno está condicionado por el año electoral. Tiene que elegir entre descomprimir las cuentas públicas, teniendo en cuenta el ajuste fiscal que demanda el Fondo Monetario Internacional, que es necesario y bajar el poder adquisitivo de los sectores ya castigados. Hay un trade-off.
En algún momento, vamos a tener que empezar a descongelar. Y el Gobierno está condicionado por el año electoral.
- ¿La inflación puede estar por encima del 50% este año?
- Si se exige que haya nuevos cierres de las actividades económicas, y hay que recrear mecanismos de asistencia como el IFE o el ATP, la situación va a ser más complicada porque la posibilidad de financiar ese tipo de políticas hoy está realmente muy acotada. El Gobierno se va a ver en un apriete para sostener un rebrote. La sociedad no banca más emisión monetaria para financiar. A partir de ahí podés definir el escenario de inflación. Suponiendo que hay correcciones graduales de tarifas y no hay una segunda ola que implique cierres sectoriales, entonces podés tener 45% de inflación este año. Si no, vas a tener más brecha porque la emisión va a ir sobre el dólar.
- ¿Por qué es imposible que la Argentina crezca en este momento?
- Este año vamos a tener un crecimiento producto de un arrastre estadístico que dejó la recuperación del último trimestre del año. Esta tiene que ver con las menores restricciones. Se va a ver reflejado en los números de este año. Yo diría que tres cuartas partes del crecimiento se explican por el fenómeno estadístico. El crecimiento real, entre enero y diciembre, va a ser muy bajo. Entre 1 y 2%. En los bolsillos de los argentinos se va a sentir poco el crecimiento, debido a las dificultades de ingresos.
Yo diría que tres cuartas partes del crecimiento se explican por el fenómeno estadístico. El crecimiento real, entre enero y diciembre, va a ser muy bajo.
- ¿Por qué a pesar de que crezcamos, el ciudadano común no lo va a sentir?
- Perdimos cuatro millones de puestos de trabajo, de los cuales recuperaste dos. Ese es uno de los grandes desafíos de este año. Y además hay que tener en cuenta que 1,5 millones son trabajos informales. Por otro lado, tuviste una caída de los ingresos reales debido a la inflación. Hubo recorte de salarios, suspensiones, muchos gremios mantuvieron puestos de trabajo a cambio de reducción de paga y ahora, entonces, tenés menos empleo y menos salarios. El gran desafío es como recuperar el crecimiento en una economía con problemas de ingresos y empleo importantes.
- ¿En algún lado se va a sentir el crecimiento?
- Hay sectores que van a tener una mayor actividad. La cadena agropecuaria y agroindustrial va a ser uno de los sectores que debería dinamizar y aportarle dólares al Banco Central. El Gobierno necesita recomponer las reservas. Esto viene de la mano de mayores precios internacionales. Otro sector que me parece que será muy dinámico es el de la construcción privada de viviendas. Estos plantean una batería significativa de incentivos fiscales para promover la actividad del sector, que genera mucho empleo en los sectores más vulnerables. El Gobierno tiene la intención de estimular la industria, a la que le llaman "la madre de las industrias", tiene 180 industrias vinculadas. Desde el cemento hasta el acero, vidrio, cal, otras actividades que dependen de que se construya.
- ¿A cuánto puede llegar la pobreza este año?
- Siempre que tenemos una crisis, el nivel de pobreza crónica es más alto. Es decir que se vuelve cada más estructural y cuesta más bajarla. La pobreza se ha vuelto una endemia, como el mal de chagas. Este es otro de los temas que está vinculado a la inflación. No es gratis.
La pobreza se ha vuelto una endemia, como el mal de chagas.
- ¿Qué rol tendrá el FMI en la economía, este año?
- El rol del acuerdo con el Fondo puede servir, si el Gobierno lo explica y plantea bien, como un ordenador o programa económico. Ellos hasta ahora no plantearon ninguno, este podría ser uno. Tiene una meta fiscal, un monitoreo, una meta de acumulación de reservas en el Banco Central. Esta es la primera vez que al FMI le van a pagar los privados. Los dólares que entren van a ser del sector privado. También hay otro punto que marcar: el problema de fondo es la inflación, pero tiene una vinculación con cómo generar dólares. Cuando una persona compra dólares, los pesos siguen dando vueltas y los dólares desaparecieron. El Indec dice que hay 230 mil millones de dólares en esas condiciones. Es medio punto del producto bruto interno. El presidente del Banco Central dijo que 170 mil de estos 230 mil están fuera del sistema. ¿Cómo hacemos para ponerlos dentro? Cualquier acreedor, frente a un pedido de dinero, diría: "¿Por qué no le pedís a tus argentinos que los tienen en cajas de seguridad?"
- ¿Cuál es su evaluación de la gestión del Banco Central?
- En el 2020 hizo lo que pudo por momentos y cometió errores por momentos. Ahora está más coordinado con el equipo de Economía y me parece una buena señal. Llegó tarde la señal, pero en el último trimestre se demostró más la coordinación entre la política fiscal y las necesidades de la política monetaria. En este tipo de economías la idea de independencia de los bancos centrales es ingenua, como mínimo. No tiene que ser un apéndice, pero si una herramienta.
En este tipo de economías la idea de independencia de los bancos centrales es ingenua, como mínimo.
- ¿En este momento está siendo un apéndice?
- Ahora hay una vocación de mayor coordinación, que es una buena decisión política pero es insuficiente. Las tasas de interés en pesos siguen siendo bajas, hay que subirlas para que los que tienen dólares inviertan: los productores agropecuarios, por ejemplo. Si no esos pesos van a volver a presionar sobre las reservas y los dólares financieros. Si los que tienen dólares venden y se quedan con pesos que no les representan ninguna alternativa válida de inversión, por la inflación que viene y la tasa de devaluación esperada, evidentemente lo que van a hacer es ir al dólar financiero.
- ¿Cómo ve la planificación del Gobierno en relación con la obra pública?
- Va a ser uno de los motores del crecimiento este año, según el Presidente. El presupuesto 2021 duplicó el nivel de obra pública. Eso es un esfuerzo muy grande, financiero y en términos de gestión. Muchas veces pasa, en la obra pública, que hay dificultades a veces por ineptitud y por la propia dinámica de las contrataciones del estado y la burocracia. Son cuestiones que hay que cambiar. Tenemos una ley de obra pública del año 1947, del primer peronismo. Tiene cosas obsoletas. El desafío es duplicar la inversión en obra pública. Si se logra este año, será un hito histórico. Pero va a ser dificultoso.
- ¿Cuáles son las tres industrias que más le preocupan y las tres que más se están recuperando?
Las que se van a recuperar son la construcción, el segmento de insumos de uso difundido como el acero o el aluminio y, sin duda, el comercio electrónico. El último tiene que ver con cambios culturales, donde también entran las industrias de logística y bienes. Van a tener una buena performance como el año pasado. Las más castigadas serán las industrias de servicios gastronómicos por caída de la demanda, posiblemente por cierres o miedo a la gente a salir y todas las industrias de bienes culturales, como teatros, cines, música.