Reservas, en baja: el Banco Central ya resignó el 80% de los dólares recuperados a inicios del mes
El Banco Central (BCRA) volvió en la últimas cuatro ruedas a su gimnasia habitual del año: vender reservas propias, que precisamente no le sobran.
Tuvo que desprenderse del 80% de los dólares que había logrado recomprar desde inicios de mes y hasta el lunes, lapso en que se alzó con unos US$173 millones a la luz de los mayores controles dispuestos para habilitar el pago de importaciones y del "veranito" que había generado en el mercado el giro discursivo hacia la ortodoxia en lo fiscal que ensayó el ministro Martín Guzmán.
Vale recordar que el ministro había pasado de preguntarse en público por qué habría que bajar el gasto público a comienzos de octubre a acelerar el recorte de programas sociales lanzados al irrumpir en el país la pandemia y habilitar descongelamientos de precios y tarifas, apenas definió como su próximo objetivo sellar un acuerdo con el FMI para lograr pagos más laxos de la deuda heredada con ese organismo y conseguir el aval del auditor al plan de reactivación sustentable que imagina.
El saldo negativo por las intervenciones superó los US$110 millones en la semana, según datos de mercado, lo que contrasta con la ganancia de US$113 millones con que la había iniciado. Esto sucedió porque desde el martes, día de poca actividad en la plaza local por la conmemoración del Memorial Day en Estados Unidos, hasta hoy, se calcula que debió aportar unos US$215 millones, monto que supone el 29% de los US$731,7 millones operados en ese lapso en la plaza oficial.
Las ventas oficiales, vale recordar, apuntan a tener bajo control el deslizamiento que el Gobierno pretende darle al tipo de cambio oficial para no sumar presión inflacionaria a una economía que la padeció por esa vía duramente en el biaño previo y que mantiene un nivel de elevado ritmo de actualización de sus precios internos (el IPC del 3,8% de octubre lo demuestra), pese a haber fijado topes a muchos precios y congelado tarifas por largos meses.
El problema es quela tenencia de reservas está en niveles críticos, algo que no logra maquillarse ya ni siquiera con los anabólicos (swaps y préstamos varios) que apuntan a mejorar la apariencia de la tenencia contable total y la mantuvo en los últimos tres años artificialmente (en muchos casos) por encima de los US$40.000 o US$50.000 millones: hoy se acercan a perforar el "piso" US$39.000 millones (están en US$39.101 millones) cayendo US$756 millones en noviembre y en US$ 5623 millones en lo transcurrido del 2020.
Curiosamente (o no), el final de veranito cambiario coincidió con la clausura del recomodamiento bajista que ensayó el dólar paralelo o "blue", al caer hasta los $149 tras marcar un récord de $195 el 23 de octubre. El fuerte rebote del 8,7% (saltó hasta los $162, iniciando una recuperación que no se detuvo hasta hoy y llega al 15,3% con el billete ofrecido a $172 para la venta) pareció haber terminado con la sensación de mayor tranquilidad cambiaria que se había instalado en las últimas semanas.
Es un dato llamativo, dado que la "brecha" que cuida el Gobierno, y en la que invierte mucho liquidando bonos que tiene en cartera la Anses, no es esa(que ya se ubica en torno al 120%), sino la que existe entre el dólar comercial y sus cotizaciones financieras del billete que surgen de operaciones con activos que cotizan en Bolsa.
Precisamente en reducir la distancia entre el dólar mayorista y el contado con liquidación (CCL), que pasó del 132% al 84% en tres semanas, pareció haber puesto sus mayores esfuerzos el ministro Guzmán, tras criticar las mayores restricciones impuestas en septiembre a la demanda por el presidente del BCRA, Miguel Pesce, a las operaciones con bonos por su par de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Adrián Cosentino.
La apuesta de Guzmán, que hoy se mostró públicamente con Pesce para desmentir cortocircuitos tras resultar "empoderado" días atrás por el presidente Alberto Fernández para calmar al mercado, fue mantener a raya a los dólares financieros con intervenciones de organismos que pasan a tener liquidez "extra" en pesos y quedan en condiciones de demandarle más bonos de deuda emitidos en esa moneda al Tesoro, como hicieron en las últimas licitaciones, comprándolos a precios más caros que los que rigen en el mercado, sin tener que arriesgarse a validar saltos en la tasa de interés que paga.
El ministro confía en volver a disciplinar al mercado por esa vía con la licitación el próximo jueves de un bono que los bancos podrán usar para constituir encajes: una sobredemanda asegurada (lo que estuvo en su charla del día con Pesce, dado que los bancos tienen más depósitos que cuando este título se lanzó) le permitirá mostrar que su plan de lograr más financiamiento del mercado para bajar la dependencia de la emisión goza de buena salud.
Por lo pronto, los analistas venían advirtiendo que la pax cambiaria fue posible por el giro discursivo de Guzmán y su acercamiento con el FMI, pero también por la sobrereacción previa de un mercado que había ido ganado por el temor a un salto devaluatorio. Pero que era muy frágil y podía hacerse trizas y si aparecían datos que que precipiten un nuevo giro al pesimismo.
En este sentido advierten que el pésimo dato inflacionario conocido ayer puede ser revulsivo. "La brecha había bajado pero se mantenía en niveles astronómicos, con lo que los incentivos a demorar liquidaciones de exportaciones y apurar pagos de importaciones seguía vivita y coleando aunque insinuara una pausa. Ahora, con la irrupción de este nuevo escenario inflacionario y tasas en pesos que quedaron muy bajas, el mercado tiende a volver a su dinámica previa", explica Andrés Borestein, economista jefe de la consultora Econviews.
"Que el BCRA vuelva a ser fuerte abastecedor de dólares es una muy mala noticia. Porque, si bien el ritmo de caída de sus reservas netas se atenuó, el problema sigue, porque el stock está muy bajo y no se recompone, lo que pone nervioso al mercado y más reticentes a quienes tienen dólares para vender, lo que tiende a aumentar el desequilibrio de la plaza cambiaria", sostiene su colega Matías Rajnerman, de Ecolatina.
El economista Sebastián Borda advierte que "cuando el inversor comienza a ver que la inflación vuelve a dispararse busca refugio". Y añade: "Cuando en la Argentina se habla de refugio se piensa en el dólar o bienes dolarizados, lo que desata una puja. Para colmo, creo que la rigidez que muestra la oferta tiene motivos para sostenerse, por ejemplo, por la expectativa de que la soja acentúe en los próximos meses su revalorización y llegue incluso a los US$500 por tonelada. La pregunta es cómo comprar tiempo hasta la liquidación de la próxima cosecha gruesa".
Al respecto imagina que quien pueda aportarlo es el FMI. "Creo que es clave que el Gobierno pida algunos fondos frescos en su negociación con el organismo. Con lo que hoy opera el mercado cambiario, en función a las restricciones, con US$4000 millones llegas a mayo", sostiene.
Para Hernán del Villar, de la consultora Alpha, la necesidad de equilibrar al mercado cambiario oficial, en virtud de bajo nivel de reservas que tiene el BCRA, puede obligar al Gobierno "a aplicar un mayor freno a las importaciones". Sin embargo, como eso limitaría la capacidad de recuperación de la economía, es probable que haya medidas de aliento a las exportaciones para tratar de mantener un superávit comercial en el orden de los US$700/800 millones por mes.
"El ciclo alcista de los precios agrícolas, que ha sido del 20% promedio los primeros 9 meses del 2020, ayudará en 2021. Implicaría unos US$4500 millones adicionales, pero que para volcarse al mercado necesitarán del buen clima y de una situación cambiaria que no aliente la retención de los productores", añade.
El problema, explican todos, es que los tiempos "apremian". ¿Calmará nuevamente al mercado Guzmán mostrando que levanta muchos pesos la semana que viene? Algunos creen que es una señal que llegará tarde y mantendrá al mercado reticente.