Reducir el gasto y bajar más rápido la inflación, los deberes pendientes
En medio de una economía que no corre a la velocidad deseada, el Gobierno va por el buen camino, pero, como un alumno que aún no aprobó todas las materias, le quedan "deberes" por completar: reducir el gasto público aparece a la cabeza de esas tareas, pero también está la disminución más rápida de la inflación y un saneamiento de sus cuentas para mostrarse más atractivo a la hora de captar financiamiento. Es la síntesis de los debates entre economistas que se plantearon ayer en la primera jornada de la ExpoEFI 2018.
En la visión de Miguel Kiguel, exsubsecretario de Finanzas y actual director de la consultora Econviews, en estos dos años de gobierno de Cambiemos se ha avanzado y normalizado la economía local. "Pero aún estamos lejos de donde queremos estar. Es un camino largo que recién se empieza a recorrer y todavía hay vulnerabilidades importantes que llevará tiempo resolver", advirtió.
Para Martín Redrado , economista y expresidente del Banco Central , el país todavía tiene que hacer algunos deberes para poder captar financiamiento e incluso buscar una tasa de interés más baja, porque los nuevos desafíos internacionales hacen que haya más selectividad de los fondos cuando miran a la región. "Hay que bajar la inflación, crecer más y reducir el déficit fiscal. Además, hay que trabajar a nivel de empresas calificadoras de riesgo", acotó.
El notable aumento del gasto fue financiado con más impuestos. Este es un punto de partida bastante complejo para salir de él evitando una crisis
Además de Kiguel y Redrado, participó del panel (moderado por el secretario General de Redacción de LA NACION, José Del Rio) Rodolfo Santangelo, presidente de la consultora MacroView; Daniel Artana, economista jefe de FIEL; María Castiglione, socia de C&T Asesores Económicos, y José Luis Espert, director de Espert y Asociados, entre otros.
El tema del gasto público exorbitante sobresale. Bajarlo parece ser la gran tarea que tiene por delante el Gobierno, si quiere que empiecen a llegar las inversiones para impulsar la economía. La conclusión es clara: con 44% de gasto público en relación al producto bruto interno (PBI), es difícil encarar un proceso de crecimiento sostenido.
El problema le cae a este gobierno de la mano de la "pesada herencia", admiten los especialistas. Al final de la administración kirchnerista, la participación del Estado en la economía era del 45%, mientras que en el mundo el promedio era 35%. Los analistas coinciden en que la Argentina tiene un Estado grande que se financia con impuestos altos y malos, pero, como con eso no alcanza, echa mano al endeudamiento y la inflación.
La visión oficial la aportó Sebastián Galiani. El viceministro de Hacienda recordó que "el gobierno del presidente Macri asumió una economía con fuertes desequilibrios fiscales, que se traduce en un déficit fiscal consolidado, con un gasto público muy elevado y una presión tributaria también elevada". Explicó entonces que "se está trabajando sobre estos tres frentes al mismo tiempo, es decir, reduciendo el gasto público, la presión tributaria y el déficit fiscal".
Al respecto, Galiani destacó la sanción de la nueva ley de Responsabilidad Fiscal. "Plantea que el gasto público no puede subir por encima de la inflación", sostuvo el funcionario. Además, aseguró que "en la medida en que logremos cumplir con esa ley y el gasto público se mantenga constante y la economía creciendo, hará que el gasto baje en relación al producto".
El ajuste no lo definen los tiempos de la política, sino los de quienes nos prestan. Uno no puede ir todos los años a pedir 50 millones de dólares
Artana dijo que a él le hubiera gustado que el Gobierno fuera más fuerte en lo fiscal. En su visión, hay que cumplir el cronograma fiscal y mantener el acceso al crédito. "El ajuste no lo definen los tiempos de la política, sino los de quienes nos prestan. Si uno quiere ser soberano en tema de decisiones, no puede ir todos los años a pedir 50 millones de dólares", subrayó.
Espert, por su parte, colocó al gasto público como uno de los tres problemas que, según él, son responsables de la decadencia argentina de las últimas siete décadas. "¿Qué pasó acá?", se preguntó. "Ha pasado y pasa algo en serio. El país se cerró al comercio del mundo teniendo todo para ganar (a mediados del siglo XX, la Argentina tenía el 3% de las exportaciones mundiales, mientras que hoy tiene solo 0,36%); el problema fiscal (hijo del primer problema), con un nivel de gasto público imposible de sostener (44% del PBI), y los mayores costos laborales del planeta".
Castiglione enfatizó que desde 1961 hasta 2015 hubo un notable aumento del gasto y del tamaño del Estado, que superó en 2008 todos los récords. "Esto en principio fue financiado con más impuestos (retenciones y nuevos impuestos provinciales y municipales). Este es un punto de partida bastante complejo para salir de él evitando una crisis", afirmó.
En su opinión, para poder pensar a futuro, hay que analizar en qué rubros aumentó el gasto, qué puede corregirse y si se está en el camino correcto. Un 14% del PBI está explicado por salarios; ahí, según puntualizó Castiglione, hay mucho por trabajar en eficiencia y planes de retiro (que se lanzó esta semana para la administración nacional). En tanto, jubilaciones representa un 9% del PBI, y allí todo dependerá del ajuste y de la cantidad de beneficiarios. "Por último, están las transferencias corrientes (subsidios por servicios públicos y prestaciones sociales): acá ya empezó el ajuste (de 5% del PBI en 2005, hoy ya está debajo de 3%)", detalló la economista.
Los especialistas coinciden en que, en cuestión de política económica, la actual administración tiene mucho por hacer. Según explican, hubo tres balas de plata muy exitosas: acuerdo con los holdouts, sinceramiento fiscal y reducción de subsidios energéticos. Pero eso no es suficiente. "Creo que se ha logrado reestablecer que la Argentina sea un país normal, pero quedan desafíos: déficit fiscal y en cuenta corriente, inflación y crecimiento", opinó Kiguel.
Ante este escenario, ¿qué cabe esperar de aquí en adelante? "A pesar de las vulnerabilidades, hay una economía que puede crecer por muchos años entre 3 y 3,5% por año. Si se sostiene en el tiempo, permitirá arreglar el déficit fiscal, el de cuenta corriente y bajar el gasto público. Puede encaminarse a ser un país normal con cuentas normales y una inflación más baja", concluyó Kiguel.
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