Récord negativo: la deuda pública bruta llegó a su máximo nivel histórico en la gestión de Alberto Fernández
Supera los US$343.519 millones; en relación con el PBI, en cambio, está en niveles similares a los del año 2004
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La deuda pública argentina sigue en aumento, pese a que el Gobierno tenía como objetivo “desendeudar al país” cuando asumió. En junio, la deuda bruta total trepó a US$343.519 millones, lo que implica un incremento de US$30.000 millones con relación a las obligaciones que había a fines de noviembre de 2019, según el último informe mensual del Ministerio de Economía.
De esta forma, en valores absolutos, se trata de la deuda total más alta de la historia argentina. Si se la compara en términos del PBI, como se debe medir, es similar a la que había en 2004, por arriba del 100% del producto. En todos los casos, la deuda tiene una razón de ser: su origen está explicado en el constante déficit fiscal de la Argentina, que acumula más gastos que ingresos y debe financiar esa diferencia de alguna forma.
Del total de la deuda actual, US$85.527 millones está emitida en pesos al tipo de cambio oficial ($96). Sin embargo, lo preocupante para los economistas es que, de ese monto, US$43.191 millones está atado a la variación de la inflación, por lo tanto no se puede “licuar”.
El año pasado, el Gobierno reestructuró la deuda en dólares con privados, pero eso no implicó una caída del capital, sino que se postergó el pago en el tiempo. En moneda extranjera, por lo tanto, hay una deuda de US$257.978 millones, en la cual se incluye el crédito de US$45.520 millones que se le debe al FMI, las letras del Banco Central (US$53.379 millones) y los bonos emitidos por el Tesoro (US$106.965 millones).
“El porcentaje de deuda en pesos está creciendo, llegó al 25% del total y es una buena noticia. La mala noticia es que lo que crece fuerte y está en su máximo histórico es el porcentaje de deuda ajustada por inflación, lo cual implica que el mercado no quiere tomar deuda a tasa fija. No hay credibilidad sobre la trayectoria de la inflación y la gente se cubre tomando deuda indexada”, analizó Andrés Borenstein, economista de la consultora Econviews.
“Lo que deberíamos esperar de acá a 2022 es que esta deuda en pesos que hoy es 25% llegue a más de 30%. Primero, porque el Gobierno no tiene acceso al mercado de dólares, aunque podría emitir algún bono dollar linked [atado a la variación del tipo de cambio], y porque la deuda seguirá creciendo a partir de emisiones locales. Segundo, porque en estos meses el peso se fortalece en términos reales, la inflación le gana al dólar por mucho y eso genera un efecto contable que hace subir la deuda en moneda local en porcentaje del total”, agregó.
Gabriel Caamaño, analista de la consultora Ledesma, indica que “el stock en deuda no bajó y encima se tuvieron que endeudar más con una mayor indexación a la inflación, porque están usando el tipo de cambio como ancla”. “No hay mucha magia. Para que el ratio de deuda baje sin hacer cosas raras como un default o reestructurando con quita, hay que tener superávit y cancelar vencimientos de capital con cash”, comentó.
Guido Lorenzo, economista de LCG, indica que, “si había una especie de idea de que el gobierno anterior endeudó mucho al país y que la actual administración lo iba a bajar, eso no ocurrió y el stock de deuda sigue alta”.
“Hay más deuda extranjera, pero también mucha más deuda indexada. En una economía de inflación alta, le pone presión al futuro para intentar descomprimir el resto de las cuentas públicas. Los ingresos del sector van atados a la inflación, pero si la deuda doméstica también está indexada, será más difícil hacer la licuación y habrá que reducir otra partida, que no esté atada a la variación de precios. Como la fórmula jubilatoria está indexada, los rubros sensibles que quedan son los salarios del empleo público o las transferencias a obra pública”, indica.
A su vez, Lorenzo advierte también que la deuda externa pública como porcentaje de las exportaciones equivale a cuatro dólares de endeudamiento por cada dólar que se exporta. “Se suele mirar para ver cómo viene la generación de dólares con relación a los compromisos de deuda. Esa proporción antes era una a una”, señaló.
Fernando Marull, director de la consultora homónima, indicó que el crecimiento de US$30.000 millones de la deuda en el gobierno de Alberto Fernández refleja el incremento del déficit fiscal del año pasado y del actual. Además, señala que la deuda no tiene en cuenta las transferencias que el Banco Central le hace al Tesoro para cubrir los mayores gastos.
“En el informe muestran los ‘adelantos transitorios’ que el Central le hace al Ministerio de Economía, pero no se ven las otras transferencias que se hacen a través de las utilidades. En total suman alrededor de US$22.000 millones más. Por lo tanto, no existe desendeudamiento con el gobierno de Fernández y la deuda seguirá subiendo porque este año proyectaron un nuevo déficit de 4,2% del PBI, que de alguna forma se financiará”, concluyó el economista.
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