¿Recalibración? Los economistas ponen en duda el cumplimiento de la principal ancla de Guzmán para frenar la inflación
Las proyecciones privadas ven difícil que el Gobierno pueda cumplir con las tres metas acordadas con el FMI: reducir el déficit, acumular reservas y limitar el financiamiento del Banco Central
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El ministro de Economía, Martín Guzmán, menciona al programa acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la principal ancla para reducir la inflación y evitar una crisis económica. Pero las metas que se fijaron hace menos de tres meses con el organismo ya comienzan a estar en duda entre los analistas privados y el mercado financiero que siguen el día a día de las principales variables, pese a que Guzmán ratificó en su viaje a Washington que no se modificarán.
El año pasado, el Gobierno eligió a las tarifas de energía y al tipo de cambio como sus dos anclas para intentar contener la inflación, aunque sin éxito, ya que el índice de precios al consumidor (IPC) pasó de 36% en 2020 a 51% un año después. Esas dos variables comenzaron a moverse más rápido este año, con el objetivo de cumplir dos de las tres metas con el FMI: reducir el déficit fiscal y acumular reservas en el Banco Central (BCRA).
Pero, para los economistas, las medidas del Ministerio de Economía quedarán a mitad de camino de lograr ambos objetivo, sobre todo en el contexto de la guerra que disparó los precios de la energía y eso impacta tanto en las cuentas fiscales como en las externas.
“En un escenario optimista, el año puede terminar con un déficit fiscal de 3% del PBI; en el escenario pesimista, hasta podría aumentar con relación al 3,1% de 2021″, dice Andrés Borenstein, economista de la consultora Econviews, en referencia a la madre de todas las metas: la de reducir el rojo a 2,5% este año.
Guzmán había dicho que la principal variable de ajuste del gasto iban a ser los subsidios a la energía, que bajarían 0,6% del PBI. Pero la demora en subir las tarifas y la disparada del precio internacional del gas no solo complicó ese recorte, sino que hasta se descarta que aumentarán. Las estimaciones de Fundación Capital, la consultora que fundó Martín Redrado, estima un gasto en subsidios energéticos de entre 2,7% y 2,8% del PBI en el escenario optimista, lo que implicará un aumento con respecto al 2,3% del año pasado.
“Con las tarifas todavía no está claro cuánto será el incremento promedio al final, pero con la inflación más alta, esa suba se diluyó un poco. Por otro lado, se hablaba que la aceleración inflacionaria iba a licuar el gasto, pero con todos los bonos que entregaron, eso no ocurrirá en gran medida. Por lo tanto, el tema fiscal no va a mejorar con relación al año pasado. En lo cambiario, se necesita algo más para acumular reservas, tal vez depreciar más el tipo de cambio, pero se ve difícil. Parte del problema es el precio del gas, que implica que se necesiten más dólares para importar la energía, pero todos sabemos que ese no es todo el problema”, dice Borenstein.
Como ejemplo, el economista señala la cuenta de turismo que, según sus proyecciones, dejará un déficit de US$500 millones por mes hasta fin de año. Sucede que cada vez hay más viajes de ciudadanos argentinos al exterior, pero los turistas que visitan el país venden sus ahorros en el mercado informal, por lo cual no hay beneficios para el Banco Central. En este caso, el mundial de fútbol en Qatar tampoco ayudará a cumplir con las metas del FMI.
En lo que va del año, la entidad que preside Miguel Pesce solo logró comprar reservas por alrededor de US$820 millones, pese a que el agro liquidó 14% más que en el mismo período de 2021 y que el cepo a las importaciones está más restringido.
“En los 33 días hábiles que restan hasta fin de junio, el Banco Central debería adquirir más de US$74 millones diarios para comprar los US$2527 millones que le faltan para cumplir con la acumulación de US$2800 millones del trimestre”, dice el analista Sebastián Menescaldi, en el último informe de la consultora EcoGo.
“Creo que van a haber cambios en las metas, sobre todo porque las de septiembre y diciembre son provisorias y hay un marco macroeconómico distinto, con mayor inflación. Además, no se ve que el Gobierno tome medidas correctivas para cumplir con la meta; todo lo contrario, tomaron medidas para incrementar el gasto. La contracara es que, al tener inflación, parte de lo que gastan ahora lo financian después con inflación. Nosotros proyectamos un déficit de 2,9% para este año. Hay que ver si el FMI dejará o no tener ese desvío, aunque recién nos vamos a enterar a fin de año”, agrega el economista.
Hoy, el BCRA dio un paso importante en esa medida al comprar US$110 millones, pero los economistas miran con incertidumbre las compras de buques de gas natural licuado (GNL). Además de ser costosas las importaciones, los barcos se quedan en aguas internacionales hasta que al capitán le llega la confirmación de que el pago fue realizado para ingresar a los puertos de Bahía Blanca o Escobar, donde están las plantas de regasificación.
En las estimaciones de la consultora de Redrado, la balanza energética será negativa este año en US$6300 millones, si se tiene en cuenta un precio de gas en el escenario optimista de US$40 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) y se compran la misma cantidad de barcos que el año pasado (55).
Por el lado de la meta monetaria, que reduce fuertemente el financiamiento del Banco Central de 3,7% del PBI del año pasado a 1%, los economistas dudan que se pueda cumplir si el déficit del Estado no baja, sobre todo luego de que al Tesoro le costara el mes pasado tomar deuda del mercado. En lo que va del año, el BCRA ya le transfirió al Tesoro 0,4% del PBI, según la consultora Empiria, que fundó Hernán Lacunza, y proyecta para este año un financiamiento de la “maquinita” de 1,8% del PBI, casi el doble de la meta.
“Hicieron un acuerdo que era relativamente fácil de cumplir, porque les pusieron unas metas fáciles. El objetivo de financiamiento monetario es una no meta, porque en realidad hay otras fuentes que están por afuera de la emisión y no fueron consideradas en la definición de financiamiento monetario. La fiscal era fácil de cumplir en el primer semestre y lo van a lograr de manera muy justa; en la segunda parte puede ser que necesiten replantearla. La meta de acumulación de reservas para mí nunca la iban a cumplir, siempre jugaron a que les dieran un waiver [exención] ahí, porque se les va a poner cuesta arriba cuando termine la liquidación del agro”, concluyó Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma.
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