Rafael Di Tella: “Si la única opción es que al Banco Central lo maneje Morticia Addams, prefiero que lo dinamiten”
Según el economista argentino y profesor de Harvard, lo ideal sería estabilizar, pero condicionados de que están “Los locos Addams manejando el auto y por eso la locura de dinamitar el Banco Central, en el fondo, tiene un punto”
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Rafael Di Tella –hijo del excanciller Guido Di Tella– reparte su tiempo entre Cambridge, donde es profesor e investigador de la Universidad de Harvard, y Buenos Aires. En una entrevista con LA NACION, el economista cuestionó a “los que se autoperciben de izquierda” en la Argentina y dijo que los planes de estabilización son populares.
–¿Por qué la Argentina tiene problemas económicos que otros países parecen haber solucionado hace décadas?
–No tengo ni idea, es incomprensible lo que pasa en la Argentina a todo nivel. No se entiende la elección actual. ¿Cómo hizo Massa para ser competitivo con la pésima situación económica, la inflación y la falta de dólares? Lo peor es que las políticas que llevó adelante son obviamente la causa de los problemas. El “plan platita”, los diez tipos de cambio… Hace cosas que son muy regresivas y consigue el apoyo de los progresistas. A mí me tienen que explicar cómo hace una persona para decirse a sí mismo que es progresista y apoya a un Gobierno que sacó el impuesto a las ganancias. La Argentina es como un auto muy bueno, que está un poco chocado, y que lo manejan “Los locos Addams”. Estás en el auto con Morticia y el tío Lucas, y la pregunta del millón es qué hace la gente para defenderse de decisiones que son rarísimas. El Gobierno no quiere estabilizar la economía.
–Usted mencionaba la quita de Ganancias, pero le sumo la inflación, que es el impuesto a los que menos tienen.
–Es increíble. Pero ese no es el desafío, sino entender cómo una persona se mira en el espejo y dice: “Soy de izquierda y voy a apoyar a un tipo que hace políticas regresivas”. A las personas que están en los deciles de arriba de ingresos les conviene esto económicamente, pero es raro estar sacándoles plata todo el tiempo a los pobres, dársela a los ricos y decir que esto es una buena idea para el socialismo. ¿No se te cae la cara de vergüenza?
–¿Eso es virtud del oficialismo, que oculta que las medidas son regresivas o es una debilidad de la oposición que no marca estas contradicciones del Gobierno?
–Empecé diciendo que no entiendo. No entiendo a la gente que se autopercibe de izquierda. Si ellos dijeran que este Gobierno no es de izquierda, sería más fácil para la oposición hacer el argumento, pero pareciera como que “viene la derecha”, mientras sacan el impuesto a las ganancias. Son unos campeones.
–¿Cómo se logra cambiar los incentivos, que parecieran mal alineados? Porque al político que hace medidas regresivas le termina yendo bien.
–De vuelta, no entiendo. Te va mal en Lomas de Zamora, te vas a un yate con una modelo al Mediterráneo y ganás. ¿Cómo lo logran? Son unos campeones. De todas maneras, hay un grupo de gente que está muy harta y hay una oposición que la mitad de las veces dice cosas razonables y la otra mitad parece “Los Tres Chiflados”. Estás entre “Los locos Addams” y “Los Tres Chiflados”. La mitad de las veces estoy de acuerdo con las cosas que dice Milei. Por lo menos tiene una idea razonable con respecto al problema central que tiene la Argentina, que es la dominancia fiscal. Pareciera ser que tiene intención de bajar el gasto a niveles financiables. Eso parece ser la política más de izquierda que tenemos. Es medio rara la ideología argentina. Porque tenés un grupo que quiere tener un gasto infinanciable, que termina cubriendo con impuestos a los más pobres. ¿Quién de los dos es más de izquierda?
–¿Cree que hay un cambio de época, donde más allá de quién gane se irá al equilibrio fiscal?
–Massa parece un político recontra profesional, entonces puede ser. No lo descarto para nada, pero está de ministro de Economía hace más de un año. Es medio raro que, de repente, ahora intente hacer otra cosa. Y no es que durante este año intentó bajar el gasto y no pudo; fue en la otra dirección. Me cuesta creer, pero puede ser. Como dije al principio, no entiendo mucho cómo digerir esta cosa. ¿Cómo tendría que ser la personalidad de Massa, que durante un año y pico hizo lo contrario y cuando llegan las elecciones...? Hay que tener humildad acá, porque todo el mundo pensaba que le iba a ir pésimo con esta estrategia y le fue muy bien. Se ve que él sabe algo que yo no sé.
–¿Cómo se ve desde afuera la Argentina?
–Dejó de estar en el imaginario popular afuera. Hay tantas cosas que no se entienden de la Argentina hace tanto tiempo, que la gente pierde interés. Es siempre lo mismo, siempre ideas raras. Requiere mucho esfuerzo entender. No es que tienen ideas que son autoritarias, porque el tipo que parece autoritario es menos autoritario que el otro. El tipo que parece de derecha es menos de derecha que el otro. Es todo un lío.
–¿Usted cómo lo ve?
–Creo que estamos en un fin de ciclo. Tengo una esperanza. Hay días que me despierto optimista, entonces lo veo a Milei la mitad del tiempo hablando con los perros, que es una cosa insólita y no se entiende, pero en otra parte lo veo muy razonable. Y al candidato del otro partido lo veo como un tipo muy profesional de la vieja política, que puede funcionar, pero me parece que bastardea instrumentos de política que va a necesitar más adelante, y eso es peligroso.
–¿Es optimista con la Argentina en el futuro?
–Soy siempre optimista. Una ventaja que tiene nuestra situación es que, en el fondo, cuando hablás con cualquiera, entienden el problema que tenemos de dominancia fiscal, que si no resolvemos, no vamos a poder salir. Veo gente más tentada que otra con soluciones mágicas y con locuras en los dos lados. Esas cosas me preocupan. No soy un fanático de la dolarización, me parece mala idea. Por el otro lado, entiendo que hay que dolarizar si la alternativa es un gobierno descontrolado, que saca Ganancias, que hace impuestos regresivos y que desfinancia todo. Es una cosa delirante. Después están las provincias, que no termino de entender muy bien cómo se someten a este régimen loco del Gobierno nacional.
–¿Qué quiere decir?
–Siempre tengo una esperanza de que las provincias que se administran mejor van a ser una fuente de racionalidad en el país. Doy un ejemplo extremo: no entiendo cómo Córdoba no hace su propia moneda. La provincia tiene superávit. ¿Por qué no hace una convertibilidad con una moneda cordobesa? Llamémosla culiao. Ellos tienen superávit fiscal y pueden comprar dólares, emitir los culiaos, pagar a los empleados provinciales en esa moneda. La gente, obviamente, no va a querer los culiaos y va a comprar dólares. Tienen una convertibilidad. Y si se bancaron una corrida contra el culiao, al día siguiente la moneda se vuelve más creíble. Se puede hacer un banco central cordobés profesional, con dos baluartes de la economía argentina que son cordobeses, como Roque Fernández y Domingo Cavallo. Harían un banco central profesional y no uno especializado en excepciones cambiarias. ¿Esto es una buena idea? Para la Argentina es una locura, lo ideal sería estabilizar, pero condicionados de que están “Los locos Addams” manejando el auto… Por eso la locura de Milei de dinamitar el Banco Central, en el fondo, tiene un punto. Si la única alternativa es el Banco Central manejado por Morticia Addams, prefiero que lo dinamiten.
–¿No es más factible dejar de emitir e ir a algo más normal, como hicieron los demás países?
–Puede ser que funcione. Pero quiero entender por qué no lo intentó hacer Massa. Le hubiera ido mejor si hubiese hecho una consolidación fiscal razonable y si hubiese intentado estabilizar un poco la economía. Es un desorden que no tiene nombre, hay 10 tipos de cambios, es un quilombo.
–En el corto plazo, el ajuste puede ser doloroso...
–Eso es falso. Las estabilizaciones son populares siempre. Es todo lo contrario.
–¿Y por qué ningún gobierno estabilizó, ni siquiera Mauricio Macri?
–No lo entiendo bien. Macri intentó hacer una estabilización. Yo soy bastante crítico, pero entiendo que intentó y fracasó. Alberto Fernández ni intentó y Massa fue en la otra dirección.
–En los primeros meses de Massa al frente de Economía aplicó una fuerte suba de tarifas y aumentó la tasa de interés. Después hizo todo lo contrario a partir de las PASO en lo fiscal.
–Eso lo hace más difícil de explicar, porque pagó patos, no es que no tuvo costos. Una vez que vas a pagar costos, conseguí también un beneficio. En vez de bastardear los acuerdos de precios y salarios, que a mí me parecen una política heterodoxa que puede ser útil, la bastardeó y la usaron para perseguir comerciantes. Pagó los costos y no tuvo los beneficios. No entiendo por qué no hizo una cosa un poco más convencido, pero puede ser que cambie.
–¿Cree que podría haber un cambio, más allá de quién gane?
–Creo que sí, con la salvedad de que no entendemos el período justo antes, pero es cierto que deberíamos intentar una estabilización. También es cierto que no termino de entender cómo las provincias no tratan de usar más su influencia, las que están siendo serias y son bien administradas, como Córdoba, que tiene un superávit fiscal. Hay un escenario donde esto se va al diablo.
–Algunos dicen que ya se fue al diablo. ¿Coincide?
–Tienen razón, ya se fue al diablo, y el Gobierno tiene una capacidad inusual de poner tipos de cambios múltiples, cosas raras que logra que las toneladas de piedra que se tiraron en otro momento, cuando pasaron cosas que no son mucho peores, ahora no se tiren. Hay una cantidad de tapas que en equilibrio esperarías que no sean sostenible en el tiempo.
–Sin embargo, el Gobierno ahora usó como campaña que todavía se puede estar mucho peor. ¿Es cierto eso?
–Si ahora seguís imprimiendo y sacás estas tapas, se puede tener más inflación. La campaña del miedo no funciona conmigo. A mí me dan mucho miedo las políticas actuales, y no es personal.
–¿Por qué no se percibe una crisis de actividad económica?
–La Argentina tiene un producto (PBI) que es una fracción de lo que debería ser. Eso es una recesión extraordinaria. Tenemos un nivel de desorganización económica gigante. Tenemos una economía hipercerrada. La Argentina debería tener niveles de ingresos 10 veces más altos. ¿Por qué la gente se va del país? Porque ve una recesión para su microeconomía que la resuelve yendo a lavar platos a Australia. Eso da una pauta de que es una recontra recesión la que estamos viviendo. Claro que podría ser peor: en vez de pegarse un tiro en la pata, nos lo podemos tirar en la rodilla y podés seguir subiendo también.
–Es como la premisa de la rana que se hierve de a poco...
–Es una buena metáfora. Hay gente que no se da cuenta de lo que podríamos ser, porque tenés que viajar a lugares que están muy lejos, como por ejemplo, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Chile. Son nuestros vecinos. Es posible que, si Massa es presidente, cambie, pero me gustaría entender por qué no lo hace antes.
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