Quién es Javier Milei, según The Economist
“¡Viva la libertad, carajo!”, proclamó Javier Milei, un economista de 50 años, en un encuentro de aficionados a los comics en Buenos Aires, en 2019. Fue disfrazado del general Ancap, un personaje que inventó, que es el líder en la ficción de Liberland, un terreno de siete kilómetros cuadrados disputado entre Croacia y Serbia y que un político libertario checo declaró soberano en 2015. Ancap es un portaestandarte del anarco-capitalismo, una rama del libertarismo que busca abolir el Estado en favor del libre mercado sin ataduras. La misión de súper héroe de Milei es “patear el culo de keynesianos y colectivistas”.
Hoy Milei va camino de convertirse en diputado nacional por el país real de la Argentina. En las PASO del 12 de septiembre, la alianza que encabeza obtuvo la tercera mayor cantidad de votos en la ciudad de Buenos Aires, el único lugar donde se presentó. Se registró menos de dos meses antes de la elección. Si se repiten los resultados en noviembre, cosa probable, podría ganar dos escaños en el Congreso. Esto convertiría a Milei en el primer autoproclamado libertario en la Legislatura porteña, según dice Martín D’Alessandro, un cientista político de la Universidad de Buenos Aires.
Milei logró reconocimiento como un invitado excéntrico en los programas de entrevistas, convirtiéndose eventualmente en el economista más entrevistado en la televisión y radio del país. Autoproclamado profesor de sexo tántrico y excantante de una oscura banda de rock, sostiene que no se ha peinado desde los 13 años, prefiriendo dejar que lo haga “la mano invisible”. Sus cinco perros mastines han sido bautizados con nombres de economistas, incluyendo Murray Rothbard, un anarco capitalista, y Milton Friedman, otro más convencional. Para “hacer que la Argentina vuelva a ser una potencia” quiere reducir la regulación, bajar los impuestos y eliminar el Banco Central. Le disgusta el aborto, creyendo que no puede alcanzarse la libertad si uno no nace primero. Pero el casamiento entre personas del mismo sexo tiene que ser legal, al igual que la mayoría de los narcóticos.
El libertarismo encuentra tierra fértil entre los adolescentes. Un candidato de la lista de Milei tiene 18 años y aún está en la escuela secundaria. “Mi generación creció en la recesión, obviamente eso me hace pensar que lo que hemos intentado hasta ahora no funciona”, sostuvo Iñaki Gutiérrez, un joven de 20 años que votó por Milei. Lilia Lemoine, que juega con disfraces, tiene más de 100.000 seguidores en Instagram y es la maquilladora de Milei, promueve sus ideas ocasionalmente, subiendo a las redes sociales fotos en donde aparece con remeras sexy con leyendas tales como “libre mercado y propiedad privada”.
Algunos analistas ven a Milei como parte de un resurgir de las ideas liberales de todo tipo. Ricardo López Murphy, economista liberal y excandidato presidencial, compitió luego de 10 años y obtuvo el 11% de los votos en la capital (se presentó en la interna de la principal coalición de oposición). José Luis Espert, un candidato liberal en la provincia de Buenos Aires, donde vive un tercio de los votantes del país, obtuvo 5% de los votos. En las primarias de la Argentina, atestadas de candidatos, esas son cifras importantes. “Esta es una respuesta a la lógica peronista de resolver todos los problemas a través del Estado”, observó el analista político Lucas Romero, en referencia al movimiento que ha gobernado la Argentina durante la mayor parte de los últimos 70 años.
El interés por el libertarismo también refleja una reacción violenta contra la política convencional. El peronismo promovido por la actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que fue presidenta de 2007 a 2015, dejó a la Argentina con una moneda en la que nadie confía, una inflación por las nubes y estancamiento económico. La oposición, que estuvo en el poder entre 2015 y 2019, acumuló deuda, pero no mejoró las cosas. “Si el Kirchnerismo se ha convertido en el establishment, el libertarismo se ha convertido en la reacción al status quo”, comparó Juan Germano, cabeza de la consultora y encuestadora Isonomía. Casi la mitad de los votantes no se identifica con ninguno de los partidos grandes, comparado con un 39% en 2019. La participación fue la más baja desde que se establecieron las primarias en 2011. Milei, que ataca al Gobierno y a los miembros de la oposición como una “casta política”, es uno de los grandes ganadores, pero otros partidos, como los marxistas, también obtuvieron resultados récord.
Por cierto, mucha de la gente que Milei atrae son personas de derecha más convencional, que se oponen a políticas del Gobierno tales como la legalización del aborto y la creación de una cuota para personas trans en puestos gubernamentales. “Me aliaría con aquellos que creen que el enemigo es la izquierda”, afirmó Milei a The Economist. Recientemente firmó una carta promovida por Vox, un partido ultranacionalista de España, que despotrica contra “el avance del comunismo” en el mundo de habla hispana. Sostiene que incluso el cambio climático es una “mentira socialista”. Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil, y José Antonio Kast, un candidato de extrema derecha de Chile que actualmente figura en segundo lugar, han apoyado a Milei.
¿Durará su creciente popularidad? “Si el próximo gobierno logra estabilizar la economía, el discurso de Milei perderá atractivo”, aventuró el consultor político Sergio Berensztein. En la capital ya hubo partidos que obtuvieron buenos resultados y salieron terceros, especialmente en tiempos de crisis, pero que implosionaron poco tiempo después.
Aún así, Milei está generando un impacto. El jefe del principal partido de oposición adoptó su término “casta política”. Incluso el presidente Alberto Fernández parece nervioso. Poco después de las primarias, le dijo a un público joven que ser rebelde tendría que significar abrazar “la cultura hippie y el rock” y “el Mayo de 1968″, no ideas “liberales” que, según agregó, “causaron catástrofes y penurias para millones”. Liberland no será competencia para los 2,7 millones de kilómetros cuadrados de la Argentina, pero el general Ancap está ganando terreno en la batalla de ideas.
Traducción de Gabriel Zadunaisky