¿Quién abrió más la economía argentina en las últimas décadas?
No existe un criterio único para responder a esta pregunta, pero resulta válido analizar cuánto hacía que el valor de las exportaciones y las importaciones, en dólares, no aumentaba tanto como entre 2020 y 2021
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¿Durante qué presidencia se abrió la economía argentina con más vigor? Para responder ese interrogante, primero hay que precisar cuál es el criterio que se va a utilizar para contestar. Y, naturalmente, no existe un criterio único. Entonces, cambio la pregunta inicial por la siguiente: ¿cuánto hacía que el valor de las exportaciones y las importaciones, en dólares, no aumentaba tanto como entre 2020 y 2021?
Al respecto, entrevisté al australiano Murray Chilvers Kemp (1926-2021), que estudió en las universidades de Melbourne y John Hopkins. Según él, constituyó una gran burla que Bertil Gotthard Ohlin y James Edward Meade recibieran el premio Nobel, y Gottfried Haberler no.
Según Paul Anthony Samuelson, Kemp pertenece a la generación, con Ronald Winthrop Jones, Harry Gordon Johnson, John Somerset Chipman y otros, que basó la teoría del comercio internacional en fundamentos sólidos.
–En 1964 usted publicó La teoría pura del comercio internacional, un clásico en la materia.
–La obra fue muy influyente, no en términos del número de copias vendidas, sino por ser pionera en la matematización de la teoría, de no gastar cientos de páginas diciendo cosas que se pueden expresar en pocos párrafos. Se ha tratado de escribir sobre equilibrio general en términos no matemáticos, pero esto solo muestra el sabor de la cuestión, generalmente en un contexto de 2 x 2 (2 países, 2 bienes). Pero hay muy pocas proposiciones de estática comparativa, que son válidas para cualquier número de casos. Ninguna, de hecho.
–En el prólogo de un libro de ensayos publicado en su honor, Samuelson dijo de usted: “Para ser un académico reconocido no se necesita ser amiguero, generoso, humanitario o querible. Por eso hemos sido bendecidos por interactuar con alguien que se ubica a varios desvíos estándar por encima de los colegas, en estos atributos que definen la personalidad”.
–Samuelson fue, durante casi toda su vida, exageradamente generoso al hablar de sus colegas. Por lo cual llamó la atención la agresividad con la cual se refirió a la obra de algunos de ellos, cuando se desató la crisis subprime.
–¿Cómo medir el avance o el retroceso, en el grado de apertura de una economía?
–Como usted bien dice, no existe un único criterio para responder a esta pregunta. Prestémosle atención al que usted sugirió al comienzo de esta entrevista. Entre 2020 y 2021, el valor en dólares de las exportaciones aumentó 42%, y el de las importaciones subió 49,2%. Cifras, en sí mismas, significativas.
–¿Y puestas en contexto histórico?
–Todavía más. En el caso de las exportaciones, desde 1988 que no se verificaba un aumento tan grande en el valor total; en el caso de las importaciones hay que retrotraerse hasta 2004.
–Todo esto resulta verdaderamente sorprendente en un gobierno que habla maravillas de la sustitución de importaciones y privilegia el mercado interno en la exportación de algunos productos primarios. ¿Cómo se explican estos resultados?
–El Indec desagrega las variaciones de los valores, tanto de las exportaciones como de las importaciones, en términos de cambios en los precios, por una parte, y en los volúmenes, por la otra. Pues bien, entre 2020 y 2021 el referido aumento de 42% en el valor de las exportaciones resulta de una suba de 25,8% en los precios y una de 12,9% en los volúmenes; mientras que el citado 49,2% de aumento en el valor de las importaciones surge de una suba de 14,7% en los precios y de 30,1% en los volúmenes. No todos los precios aumentaron a la misma velocidad; los de la energía y de los combustibles, más que los demás. Consigno, de paso, que los términos del intercambio mejoraron mucho para la Argentina entre 2020 y 2021.
–Contrariamente a la tesis formulada por Raúl Federico Prebisch y Hans Wolfgang Singer a mediados del siglo XX.
–Pero es que se trató de una observación empírica, no de algo que necesariamente iba a verificarse para siempre. Tampoco la mejora de los términos del intercambio tiene que considerarse algo permanente, como sufrieron en carne propia muchos países exportadores de petróleo, cuando los precios se desplomaron a mediados de la década de 1980.
–¿Cuáles son las implicancias del anterior análisis numérico?
–Que el grueso del aumento de los valores se explica por mayores precios. De manera que no fue un resultado de la política económica, sino el impacto de novedades que ocurrieron en la economía mundial. Supongo que, en la lectura politizada de estos números, esta conclusión le traerá alivio al oficialismo.
–¿Se debió todo esto a la inflación en Estados Unidos y en los principales países de Europa?
–Solo en parte. A lo largo de 2021, en Estados Unidos los precios al consumidor aumentaron 7% y los mayoristas, 9,6%; y en Europa pasó algo parecido. En tanto que los precios en dólares del comercio exterior de la Argentina aumentaron mucho más. En épocas como estas, hay que diferenciar entre la inflación internacional, es decir, los cambios en los precios en dólares de los productos de exportación e importación, y la inflación interna de los países desarrollados. Diferencia que se explica porque las “canastas” son diferentes.
–La Argentina, en 2021, tuvo un superávit en su cuenta de mercaderías, deUS$14.750 millones, y sin embargo el segmento oficial del mercado cambiario no registró superávit. ¿Por qué?
–La balanza de pagos registra las transacciones que en un trimestre, o un año, hacen los residentes de un país con los residentes de los otros países. El intercambio internacional de mercaderías es una clase de transacciones, pero no la única.
–¿Cuáles son las otras?
–El intercambio internacional de servicios, tanto reales como financieros. Ejemplo de los primeros, los gastos en turismo; ejemplo de los segundos, el cobro y el pago de intereses. Además de las transferencias unilaterales, como las remesas que los migrantes les hacen a sus parientes, quienes siguen viviendo en sus países de origen.
–¿Y entonces?
–La Argentina es un país sistemáticamente deficitario en sus cuentas de servicios, tanto reales como financieros. Más argentinos quieren fotografiar a la torre Eiffel, que franceses el Obelisco. Y pagamos más intereses al exterior que los que cobramos. El caso de las transferencias unilaterales es menos claro, por el creciente número de argentinos que residen en el exterior.
–Insisto, ¿y entonces?
–Las cuentas de mercaderías, servicios y transferencias unilaterales integran la cuenta corriente de la balanza de pagos. Lo anterior sugiere que el superávit comercial es una condición necesaria, pero no suficiente, del superávit en la cuenta corriente. Y solo si hay superávit en esta última cuenta se puede pensar que el Banco Central sea un comprador neto en el mercado de cambios.
–Don Murray, muchas gracias.
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