Qué tan factible es la creación de una moneda común con Brasil, según los economistas
En el corto plazo, el Gobierno espera que una divisa regional funcione para el intercambio comercial; pero, según los analistas, para que haya una alternativa transable como el Euro para el Mercosur, la Argentina debería encarrilar su macroeconomía
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La Argentina puso sobre la mesa la creación de una moneda en común con Brasil, que se llamaría “Sur”, si bien el nombre está confirmado. Si bien la idea ronda en la región desde los orígenes del Mercosur, fue quedando sepultada con el paso del tiempo y hoy no existen muchos ánimos de revivirla por parte de otros pares latinoamericanos. No obstante, ante las dificultades que tiene el país para hacerse de dólares, el Gobierno busca reavivar ese viejo proyecto y así lo manifestó hoy el ministro de Economía Sergio Massa en conferencia de prensa junto con su par brasileño Fernando Haddad.
“Establecimos mecanismos para avanzar en documentos comunes para recorrer el objetivo de lograr una moneda común (no única, que quede claro), que tiene como objetivo central que tengamos mecanismos de comercio común”, explicó Massa, en el marco de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que por estos días es lleva a cabo en Buenos Aires.
Así, la creación de una moneda en común, en principio, orientada al comercio internacional, sería el primer paso, pero, ¿es esto posible?
Para Guido Lorenzo, director ejecutivo de la consultora LCG, la moneda común para compras y ventas entre países sería un mecanismo similar al swap que el país firmó con China en 2011. “Es decir, lo que le falta a un país o le sobre al otro, quedaría a favor o en contra de la tenencia de la moneda. Implica que no tenga repercusión para el día a día. Si la balanza comercial es deficitaria, no se le deben a Brasil dólares, sino que se quedaría con esa moneda y nos estarían financiando”, explicó.
Pese a ello, el número no es significativo. Según el último informe de Intercambio Comercial Argentino del Indec, en 2022 la Argentina tuvo un déficit con Brasil de US$3365 millones. Fue el tercero número más alto, por detrás de Estados Unidos (US$3655 millones) y China (US$9494 millones).
“Este proyecto inicial buscaría no usar divisas, sino esta moneda propia, para flujos comerciales y financieros. Pero ese mecanismo ya está vigente desde 2019, aunque en la práctica no es muy utilizado. Entiendo que el objetivo es revitalizarlo, lo que sería una buena noticia, porque el Mercosur pasó de ser una explosión de comercio interregional en su orígenes, a estancarse o incluso retroceder en los últimos años, especialmente por políticas del kirchnerismo y el PT [Partido de los Trabajadores]. Hoy el problema de la Argentina es el cepo, que limita los movimientos y acceso a las divisas”, coincidió María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos.
Este punto fue mencionado esta tarde por el ministro de Economía, Sergio Massa, quien mencionó que desde el año 2008 la Argentina tiene un acuerdo de monedas que junto con Brasil administran los bancos centrales, con el objetivo de “no quedar atados a los shock externos” que puede tener el dólar, el euro o los yuanes.
“El camino hacia una moneda común, debe comenzar por utilizar el sistema de pesos-reales para comercio bilateral. El primer paso concreto es que ambos bancos centrales se otorguen crédito reciproco con plazo de un año”, comentó al respecto Martín Redrado, expresidente del Banco Central.
Por su parte, Marcelo Elizondo, analista de negocios internacionales y presidente de la Cámara de Comercio Internacional (ICC), señaló que el proyecto está previsto en el artículo 1 y 2 del Tratado de Asunción de 1991, constitutivo del Mercosur. “En realidad, llegan 30 años tarde”, agregó.
Para el analista, incluso podría traer beneficios para las dos partes. Mientras que la Argentina resuelve su problema para hacerse de dólares con su principal socio comercial, Brasil podría salir ganando al caerse parte de las restricciones que rigen en la actualidad y, por ende, exportar más.
¿Un primer paso para el euro latinoamericano?
Pero el sueño a largo plazo va mucho más allá. Según agregaron fuentes cercanas al Palacio de Hacienda, en diálogo con LA NACION, una vez que se avance en la cuenta corriente para comercio exterior se buscaría pensar en una moneda común transable, algo que no implicaría el abandono de las monedas individuales de cada país. Para los economistas, eso ya es más difícil de llevar adelante.
“Habrá una decisión de comenzar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, que incluye todo, desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de la economía y el papel de los bancos centrales. Sería un estudio de mecanismos de integración comercial”, había dicho el ministro Sergio Massa, en una entrevista al Financial Times. Eso sí, agregó que no quiere crear “falsas expectativas”.
En ese punto, al observar algunas variables macro, se explica por qué las autoridades brasileñas no se mostraron tan entusiasmados con la idea. Mientras que la Argentina cerró el año con una inflación del 94,8%, Brasil acumuló tan solo un 5,9%. En tanto, en los últimos diez años el dólar subió un 67% frente al real (de R$3,1 a R$5,2), cuando en la Argentina -al tipo de cambio oficial- fue una escalada del 3662% (de $4,9 a $184,36).
Para que exista una moneda en común entre países primero tienen que estabilizarse las principales variables de la macroeconomía y, más adelante, acordar operaciones técnicas “muy complejas” a nivel institucional, política e internacional. En la Unión Europa la implementación del Euro demoró más de 30 años.
“¿Quién va a emitir la moneda? ¿Cómo se va a coordinar la política de emisión? ¿A cuánto cotizará? Porque nuestra cotización oficial está muy por debajo de los valores del mercado. ¿Es compatible ese doble estándar con una moneda en común? En principio, no. Convengamos que se tienen que coordinar políticas monetarias entre bancos centrales, que son muy diferentes. En Brasil hay una carta orgánica donde le da autonomía absoluta, cuando en la Argentina en la práctica depende del Ejecutivo y está sometido a la coyuntura”, apuntó Elizondo.
Según Castiglioni, en caso de llevarse adelante el plan del oficialismo, el mayor beneficiado resultaría la Argentina. Al tener una “meta superior”, podría ayudar a ordenar los números, a las instituciones y fortalecer el cumplimiento de ciertas normas. También tiene sus contras. Como sucedió en la crisis de subprime en Europa, cuando ciertos países enfrentaron mayores dificultades que otros.
“Es un camino que podría ayudar a la Argentina. Sería el país más beneficiado, porque lo ayudaría a mejorar las expectativas y su disciplina fiscal, ya que no podría emitir para financiar el déficit fiscal. Pero no es un recorrido simple, se demoran muchos años y se tienen que coordinar muchos aspectos, en caso de que el resto de los países acepte. Si bien nació con la concepción del Mercosur, hoy quedó a un costado”, cerró.
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