Qué pasará con el dólar y cómo se llegará al balotaje, según los tres principales bancos privados de la Argentina
Cómo son los escenarios que se abren camino al 19 de noviembre y luego, con eventuales gobiernos de Javier Milei o Sergio Massa; cuáles son los pronósticos de inflación, y qué pasará con el cepo y el tipo de cambio
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Tres de los principales bancos privados de la Argentina se animan a entreabrir una puerta a lo que deparará el camino al balotaje y a los escenarios que se dibujan de cara a 2024. Ninguno duda con algunos presagios: habrá un dólar oficial más alto, inflación muy elevada y una recesión como consecuencia de los ajustes que requerirá la estabilización económica. Sin embargo, llegarán más dólares, gracias al campo y al sector energético, aunque nadie vislumbra una lluvia de inversiones.
Para ellos, la política genera aún profundas desconfianzas. La primera de ellas es la viabilidad de un plan de estabilización, sobre todo, en un escenario en el que más del 40% de los argentinos son pobres y cuando los ingresos caen hace cinco años. Sin embargo, la política también deja algunas buenas noticias: la fragmentación, creen, alimentará un Sergio Massa menos kirchnerista, mientras que los últimos resultados electorales alejan el fantasma de la dolarización. No habría lugar para un país convertido en Venezuela o para iniciativas rupturistas, como la muerte del peso. Eso huele el mercado.
Sin embargo, sí existirían marcadas diferencias, tanto si gana Massa o si lo hace Javier Milei. El primero podría encarar, avizoran, un gradualismo (a lo Mauricio Macri), lo que provocará saltos menos bruscos en precios relativos (tarifas y dólar), pero una inflación más alta en el mediano plazo. Milei se inclinaría por un shock: un salto mayor del dólar y un tipo de cambio fijo por un tiempo. Los dos ajustarían fiscalmente. Milei por el gasto; y Massa sumando ingresos vía impuestos.
El camino al balotaje del 19 de noviembre parece hoy algo más tranquilo, pero las tensiones con el dólar pueden volver en la previa del domingo electoral pese a la moderación de Milei gracias a su pacto con los halcones del PRO y debido a la profundización de las distorsiones macroeconómicas del “Plan llegar” de Massa. Una ratificación del proyecto de dolarización y de la eliminación del Banco Central (BCRA) –un renacer identitario de La Libertad Avanza, como el intentado en estas horas- podría inducir un mayor nerviosismo en el mercado cuando empiecen a multiplicarse las encuestas.
En el Banco BBVA ven un tipo de cambio de $630 en diciembre, ya que creen que “el inmediato traslado a precios eliminó la ganancia de competitividad cambiaria” de la devaluación postPASO. La inflación alcanzaría un 200% en 2023 y sería de un 155% el año que viene si hay un plan de estabilización “relativamente exitoso”, dice el último informe del banco. El gasto prelectoral dejará el déficit fiscal en un 2,8% del PBI (en el banco lo ampliaron por el gasto preelectoral; era un 2,6%). “Por este incremento del rojo, la emisión monetaria seguirá acelerando, acentuando las presiones cambiarias e inflacionarias. Proyectamos que la emisión monetaria directa e indirecta para asistir al fisco superen un 4% del PBI en 2023 (+0,5 puntos respecto de 2022)”, escribieron. La economía caería un 3,5% del PBI este año y un 2,5% en 2024. La entrada de dólares superaría en US$13.000 o US$15.000 millones, por lo que el BCRA podrá acumular reservas.
En el banco creen que la elección entre Milei y Massa será muy pareja. El ministro será una continuidad, pero con “nuevos condimentos”, con más poder que con el que ejerció Alberto Fernández y con la necesidad de “hacer algo”. El cepo no se liberará en un eventual gobierno suyo, pero sí el tipo de cambio: un dólar a $600 alcanza para normalizar la economía, creen, aunque deberá atemperar la aceleración inflacionaria. Para sofocar la crisis social, contará con apoyo sindical y con el poder político del peronismo. La brecha será más chica, pero aún existirá. Habrá ajuste fiscal, pero será con un aumento de la presión tributaria y, quizás, con alguna quita de subsidios económicos. La inflación bajará, pero lentamente.
Milei, en cambio, corre con el riesgo político de no tener poder político ni estructura. Se trata de una debilidad para quien busca iniciar un plan de shock mucho más duro en lo cambiario y fiscal. La apuesta sería por una devaluación grande y luego una fijación del tipo de cambio. La inflación, si se genera confianza, bajará más rápido. Es una apuesta a decir: “Esta será la última devaluación de la historia”. ¿Una previa de la dolarización como reforma de otros tiempos? Sí, se liberalizará el mercado cambiario. ¿El factor Macri? Serviría para bajar expectativas a un escenario “disruptivo”.
En Madrid, los economistas argentinos del Banco Santander presentaron esta semana que pasó su visión sobre lo que ocurrirá en la Argentina. Allí pidieron focalizaron en dos ejes: la necesidad de lograr consensos debido a la fuerte fragmentación política, y los desafíos y mitigantes para estabilizar. Entre los desafíos aparecieron los múltiples tipos de cambio, el alto déficit fiscal, el desalineamiento de los precios relativos, el estancamiento económico, la falta de acceso al mercado internacional de deuda y el “overhang” monetario (la enorme cantidad de pesos dando vueltas en la economía).
Luego destacaron cuáles -estiman- serán los “mitigantes” u oportunidades que tendrá el próximo gobierno. Describieron que existe un “mandato” social por bajar la inflación, hay expectativas por el fin de la sequía, con una mejora de la recaudación y de la cosecha, precios altos de las commodities, y una tasa de interés internacional cerca del nivel “terminal”.
En el banco creen que la devaluación ya está hecha con el desdoblamiento 30/70, de manera “heterodoxa”. Tal lectura implica que el actual tipo de cambio diferenciado, por arriba de los $500, llegó para quedarse. Si gana Massa, afirman, no ven a un “ultrakirchnerista” y creen que el tigrense volverá a trabajar para llegar a un superávit fiscal. Lo hará sumando pesos por la recaudación que venga desde el campo y más ajuste de tarifas. El año que viene será recesivo y de alta inflación. “La Argentina no puede escapar a un plan de estabilización”, dicen. Gracias a la energía y el campo, es probable que haya menos tensión por el lado de la balanza de pagos: las divisas alcanzarán. Los grandes interrogantes son el social, con una elevada pobreza, y el político. Por la fragmentación, se destaca la necesidad de lograr acuerdos.
Camino al balotaje
En el Banco Galicia analizaron las próximas semanas. “Hasta ahora, la lectura que ha hecho el mercado en las primeras ruedas de la semana es que la probabilidad de llegar a la presidencia de Javier Milei ha mermado e, incluso si ello termina ocurriendo, la necesidad de tender canales de diálogo con sectores hasta hoy fuera de LLA reduce la probabilidad de avanzar con una dolarización “a como dé lugar” (es decir, sin las divisas suficientes para rescatar la masa de pesos, redundando en una dolarización a un precio considerablemente más elevado que el de mercado actual)”, dice el último informe de la entidad firmado por su equipo de research y estrategia.
“A pesar de que la posibilidad de una dolarización se ha visto reducida ante la necesidad de Javier Milei de obtener el apoyo de otras fuerzas políticas, existen otros riesgos asociados al hecho de que el escenario electoral aún se encuentra indefinido. Este panorama abierto implica que durante las próximas semanas los desequilibrios macroeconómicos continuarán intensificándose, con un tipo de cambio que se mantendrá fijo hasta el balotaje y un ajuste fiscal que seguirá postergado hasta no contar con un presidente electo”, agregaron sobre la economía de Massa.
Para el equipo del Galicia, la suba del tipo de cambio diferencial -el desdoblamiento temporal hecho por Massa hasta el 17 de noviembre- podría estimular en las próximas semanas una liquidación adicional de exportaciones, aunque aparece un límite en el volumen que queda disponible, especialmente en el de la soja. Allí creen que el remanente es de US$550 millones. Este mecanismo además adormecerá al dólar CCL, donde irá parte de la oferta, y restará “presión” sobre el uso de divisas del BCRA. A esto además contribuirá el cepo sobre las importaciones y probablemente el swap con China.
“A pesar del deseo de postergar correcciones hasta haber asegurado la presidencia, para poder ganar Sergio Massa debe convencer a los mercados de que su intención es corregir el rojo de las cuentas públicas en 2024″, estimaron en el Galicia, donde citaron la propuesta de la “separata” (una suba de impuestos) para llegar a un superávit de 1%.
“Los mercados financieros, si bien más en calma en las últimas ruedas, pueden volver a reaccionar ante cualquier novedad en el ámbito político, mostrando un nuevo incremento de la volatilidad. Por ejemplo, si la noción de dolarización vuelve a cobrar fuerza a pesar de la necesidad de tender puentes con espacios que no apoyan esta medida, es esperable que sea vea un resurgimiento de la tensión cambiaria”, cerraron. Ese nerviosismo, claramente, favorece al libertario. Esta semana Milei ratificó que “no es negociable” la dolarización. “Eliminar el Banco Central es necesario para terminar con la inflación para siempre”, escribió en su cuenta de X Emilio Ocampo, el designado por Milei para conducir la entidad monetaria.
Las tensiones parecen inevitables. Milei ajustará su equipo y su acuerdo con Macri para moderar el miedo a su eventual gobierno. Massa postergará el ajuste tratando de diluir la bronca. Se abrirán escenarios difíciles para los argentinos, nada que no conozcan, pero habrá oportunidades: son chances que una clase política muy devaluada debería aprovechar.
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