Qué herramientas tiene el Gobierno para contrarrestar la suba del dólar
El candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, destinó $2,4 billones de estímulo fiscal luego de que su espacio saliera tercero en las elecciones primarias
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“Más rápido los vamos a sacar”, había dicho Javier Milei, el diputado y candidato de La Libertad Avanza (LLA), el 18 de septiembre pasado, refiriéndose al kirchnerismo, cuando la Cámara Baja aprobó la media sanción de la suba del mínimo no imponible de Ganancias. El economista estaba siendo acusado por Juntos por el Cambio de alentar una hiperinflación al votar con el oficialismo el proyecto de ley que propuso el candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, que reduce los ingresos por recaudación del Estado.
“Me llama la atención el planteo de los amarillos. Salvo que sean tan fatalmente arrogantes de creerse que ellos son racionales y la gente es estúpida, estarían computando [que] el resultado del déficit fiscal y la emisión monetaria iría a precios y prendería fuego al oficialismo. Vamos entonces. Más rápido los vamos a sacar”, dijo Milei, quien justificó su voto al decir que siempre estará a favor de la baja de impuestos, sin preguntar cómo se bajará el gasto.
La suba del mínimo no imponible que propuso Massa fue una medida más de todas las que anunció, luego de que su espacio quedara tercero por poca diferencia de votos en las elecciones primarias. El candidato y ministro también decretó el reintegro del 21% de las compras en supermercados, sin importar si el bien era un alimento de la canasta básica, un electrodoméstico o un caviar importado. La medida beneficiaba también a todos los consumidores, sin distinguir su poder adquisitivo.
También postergó el aumento de las tarifas energéticas y de transporte, decretó un bono de $20.000 para desempleados y otro de $94.000 para trabajadores informales; alivio fiscal para autónomos; refuerzo mensual para jubilados; suma fija para empleados del sector privado; refuerzos en la Tarjeta Alimentar y Potenciar Trabajo, y un nuevo programa Previaje. En total, según cálculos privados, las medidas tienen un costo fiscal de $2,4 billones, equivalente a 1,3% del PBI.
Para entender la disparada de los dólares paralelos, no se puede dejar de resaltar el plan platita que puso en marcha Massa, en un contexto donde la inflación mensual supera el 10%, y cuando la incertidumbre electoral genera una dolarización de ahorros.
La incompatibilidad de la que hablaba Massa sobre ser candidato y ministro de Economía comienza a vislumbrarse con más claridad luego de que el dólar blue superara los $1000. Para calmar a los mercados, el ministro y su equipo deberían anunciar medidas poco populares a dos semanas de las elecciones, como una nueva suba de tarifas para bajar el gasto en subsidios o un aumento de la tasa de interés.
Por el lado de la oposición, Milei tampoco aporta tranquilidad. A diferencia de Massa, quien habla más como candidato que como ministro, el libertario hace declaraciones más parecidas a las de un asesor financiero, que a un candidato a presidente.
La situación recuerda a otras transiciones electorales del pasado, donde se genera que los incentivos estén mal alineados: al candidato victorioso le conviene que la economía esté peor para no perder la ventaja electoral y hace declaraciones en pos de ese objetivo.
Sin ir más lejos, sucedió en 2019, cuando la fórmula Alberto Fernández y Cristina Kirchner logró una ventaja inesperada en las elecciones primarias. Eso generó una devaluación de casi 20% al día siguiente de la elección. Cuatro días después de las PASO, Fernández dijo que “el dólar a 60 pesos está bien”. Y agregó: “Ahora está en un valor razonable. Tendríamos que lograr que las reservas se preserven”.
En los días anteriores, Hernán Lacunza, quien todavía era ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, pero estaba a horas de suceder a Nicolás Dujovne al frente del Palacio de Hacienda, había contactado al economista Emmanuel Álvarez Agis, asesor de Fernández, y le dijo: “O le decís a Fernández que se tranquilice o le dejamos el Banco Central sin reservas”.
En ese entonces, la entidad monetaria tenía US$16.000 millones de reservas netas, una situación sumamente holgada, en comparación con las reservas netas negativas en más de US$5000 millones que tiene el Banco Central actualmente. El gobierno de Macri tenía municiones para contrarrestar la escalada del dólar oficial y el Fernández tenía un incentivo para cuidar el tipo de cambio.
A diferencia de esa época, el Banco Central hoy no tiene reservas y Milei no tiene ningún aliciente para que el tipo de cambio deje de subir. Como admitió: “Cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil es dolarizar”.
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