Qué hay detrás de la disparada del dólar y el temor por la carrera de los últimos siete días
En el Gobierno esperan días complicados y cuestionan los dichos de Javier Milei; en Juntos por el Cambio cuestionan que Massa se haya quedado sin reservas y la emisión descontrolada
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“It takes two to tango”, dijo un veterano profesor de Economía. “Lo de Javier Milei es imperdonable. Coordinó una corrida contra depósitos. Encendió la mecha. Sergio Massa viene acomodando la leña con la emisión”, agregó a la hora de describir el fogonazo que sufrió el dólar.
Massa culpó a Milei. “Por un voto es capaz de hacer mierda el ahorro de los laburantes y el capital de las empresas”, dijo a LA NACION. En el Banco Central (BCRA) sugirieron que su opaca performance en el debate y su “recule” en varias de sus propuestas lo impulsan a ser cada vez más destructivo. En la entidad hablaron de “cretinismo (sic)” a la hora de adjetivar las declaraciones del libertario sobre los plazos fijos y la verdadera valía del peso argentino. Reconocieron sí que los próximos siete días hábiles –el recorrido cambiario que queda hasta las elecciones presidenciales– será difícil.
Massa y Miguel Pesce, el presidente del BCRA, hablaron de darle una respuesta institucional a Milei. De allí nació el comunicado titulado “La Argentina mantiene un sistema financiero líquido y solvente”. Cuidado. A veces, la simple necesidad de aclarar puede llevar a agravar lo desatado.
En el equipo de Massa entienden que durante la próxima semana nadie va a liquidar un dólar en la Argentina. Todo exportador va a querer saber qué dirán las urnas. La escasez de dólares se acentuará. A eso se suma una presión preleectoral típica sobre el dólar y una nominalidad mucho más alta que todavía, señalaron, no fue digerida por el mercado. Quizás el dato de inflación de septiembre, que se conocerá el jueves y que puede estar cerca del 12%, cristalice este fenómeno.
“El blue debería estar en $880″, afirmó un hombre del equipo de Massa que sigue el atribulado mercado financiero. “Hoy marca desesperación”, agregó. Su lugar habitual, indicó, es entre el MEP que compran los trabajadores formales más informados y el CCL, el precio más alto, habitualmente pagado por las empresas que aceptan perder con tal de sacar dólares de la Argentina. Allí se esperanzan con la foto de abril-mayo pasado, cuando el dólar informal se disparó y tras unas semanas, reculó con un MEP intervenido clavado en $650. Esa misma cotización está hoy $200 más cara. Es el precio de la elevada inflación y la carencia de dólares pese a la extensión del dólar soja, el nuevo Vaca Muerta o las versiones de un dólar pyme. Todo rumor frena aún más el ingreso de dólares. “Serán días difíciles”, dijo la fuente oficial y se consoló con que el CCL se hubiera movido poco en el día. Es un mercado en el que el BCRA empezó a dejar algunos millones de intervención, aunque muchos menos que en el derrotero del MEP.
Los dichos de Milei
“Cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil es dolarizar”, dijo el jueves pasado Milei. El lunes, cuando le preguntaron por los plazos fijos afirmó: “Jamás en pesos, jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende, no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”.
Hubo además otro hecho significativo. El viernes pasado, en su habitual presentación ante clientes, Mauro Mazza, uno de los investigadores de Bull Market (la ALyC de Ramiro Marra) listó los “detalles operativos del plan Milei-Ocampo” en un slide. Entre ellos aparece, el punto cinco: “Híper de 45-60 dias”. Mazza explicó a LA NACION que más que el plan de La Libertad Avanza sólo se hizo una descripción de escenarios con los tres candidatos. “En los tres vemos una híper con una inflación de 50% mensual desde diciembre”, afirmó. Luego precisó que el plan de Milei, la dolarización, implica overshooting más elevado que el resto, pero una estabilización final más rápida; el de Carlos Melconian tiene un salto inicial menor, pero con una inflación elevada “en cuotas”; y que Massa sólo promete “más anarquía”.
Un informe de Ieral, que lidera Melconian, ratificó que la expectativa de dolarización alimentan al monstruo de la devaluación e inflación. Sin divisas, “cualquier intento de canje de dólares por pesos”, dijo el Ieral, tendrá que “concretarse a un tipo de cambio mucho más alto que el vigente en el mercado libre”.
Sin embargo, como sugiere un ex ministro de Economía, para que Milei encienda la mecha, “Massa tuvo que secar el bosque”. Hoy, agregó uno de sus pares, se quedó sin botones que funcionen en su botonera. “Se fumó 1,3% del PBI después de las PASO repartiendo Plan Platita y jubileo impositivo, todo a financiar con emisión futura. Lo inexplicable sería que el dólar no subiera”, afirmaron en Juntos por el Cambio. Según el Ieral, la expansión monetaria de origen fiscal en 2023 apunta a alcanzar el equivalente a 6% del PBI, número sólo comparable al del pandémico 2020 (7,5 % del PBI).
“Hace tiempo que vienen jugando al recontra límite con las reservas”, dijo Guido Sandleris, ex presidente del BCRA a este medio. “Y cuando jugás tan al límite, tenés menos margen para cuando cambian un poco las expectativas”, completó.
“Estamos yendo a una híper y no va a ser controlable”, señaló un joven economista, que subrayó la gente responde menos a lo pasado que a lo que puede venir. Las expectativas se hacen de futuro y ese futuro, según las PASO, es Milei. “Si en una crisis el que va ganando dice que el peso es excremento, te lo sacás de encima”, graficó. La opción es el dólar.
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