Qué hay detrás de la discusión sin fin de la Argentina con el FMI
El directorio del Fondo podría rechazar la iniciativa del Gobierno de eliminar la tasa de interés que cobra a los países que piden un crédito superior al que les corresponde según su cuota dentro del organismo
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Uno de los objetivos que se planteó el Gobierno en las negociaciones con el FMI es el de lograr que el directorio del organismo acceda a eliminar las sobretasas que cobra a aquellos países que piden un crédito mayor al que les corresponde según su participación dentro del Fondo. El Presidente había dicho en diálogo con LA NACION que solo restaba debatir ese punto para cerrar el acuerdo. “Para nosotros es una condición sine qua non”, afirmó en septiembre pasado. Para la Argentina, se trata de alrededor de US$1100 millones que paga por los sobrecargos por año, que se quiere ahorrar, sobre todo cuando no sobran reservas en el Banco Central.
Ayer se prendieron las alarmas cuando la agencia de noticias Bloomberg informó que, en una reunión informal del FMI, el directorio le habría bajado el pulgar a esa iniciativa de la Argentina. El equipo económico del Gobierno, comandado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, desmintió rápido desde Washington esa versión e indicó que “era una nota sin sustento y sin fuentes”.
¿De qué se tratan estas sobretasas? El economista Claudio Loser, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI entre 1994 y 2002, explica que la tasa de un préstamo comprende, en primer lugar, una tasa de interés de los Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda del Fondo) determinada por el mercado -con un nivel mínimo de cinco puntos básicos (0,05%)- más un margen (actualmente, de 100 puntos básicos), que juntos representan la tasa básica de cargo. Es decir: una tasa final mínima de 1,05%.
Luego se cobra una “sobretasa”, que depende del monto y del plazo de reembolso del crédito. En concreto, se paga una sobretasa de 200 puntos básicos (2%) sobre el monto del crédito pendiente que supere el 187,5% de la cuota que le corresponde. Si el crédito se mantiene por encima del 187,5% de la cuota después de tres años, esta sobretasa se eleva a 300 puntos básicos (3%).
En el caso de la Argentina, como el crédito que recibió de US$44.000 millones supera el 187,5% de su cuota, y porque ya se cumplieron tres años desde que se aprobó el préstamo (junio de 2018), paga la sobretasa de 3%, lo que implica una tasa de interés final de 4,05%. Este porcentaje es muy inferior al 17,5% de tasa que le exige el mercado financiero, si el país decide endeudarse, ya que el índice de riesgo país se encuentra en 1600 puntos básicos (hay que sumarle después el 1,5% aproximadamente al cual cotiza el bono a 10 años del Tesoro de Estados Unidos).
“Estas sobretasas tienen por objeto desalentar un uso importante y prolongado de los recursos del FMI. Sobre un préstamo de US$45.000 millones, son alrededor de US$1200 millones por año que se paga de interés. Pedir que se reduzcan esas sobretasas tiene más bien efectos internos de mostrar cómo están negociando. Me parece que es un pedido más para la tribuna”, opinó Loser.
La consultora Anker también explicó que, si el crédito total que recibió la Argentina son US$45.500 millones, el sobrecosto de la tasa de interés es aproximadamente US$1100 millones por año. Para llegar a ese cálculo, se le restó el 187,5% de la cuota que le correspondería a la Argentina (US$8300) y, sobre el restante (US$37.200 millones), se le calculó el 3,05% de sobretasa.
El Presidente había pedido eliminar las sobretasas de interés de manera personal a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en Italia, cuando se reunió en mayo pasado. La economista búlgara indicó luego en un comunicado de prensa que había tomado nota del pedido y el Gobierno lo consideró una pequeña victoria. Sin embargo, esta semana, en el marco de las reuniones del FMI y del G20 que se desarrollan en Washington, el directorio del Fondo podría expresarse en contra del pedido, si se confirman las versiones de Bloomberg.
Héctor Torres, exdirector ejecutivo en el FMI por la Argentina, indicó que, en un contexto excepcional de crisis sanitaria, es normal que los países pidan un crédito por arriba del 300% de sus cuotas. Y agregó que la cuota que le corresponde a cada país quedó atrasada con relación al crecimiento de los productos brutos internos.
“Hay países cuyos PBI crecieron mucho y, por lo tanto, tienen mayores necesidades financieras. Pero las cuotas no crecieron en absoluto en paralelo a eso. Los países europeos, Estados Unidos, Japón y Arabia Saudita se han negado a aumentar las cuotas, porque no quieren perder peso relativo dentro del organismo. China, por ejemplo, representa el 18% del PBI mundial, pero tiene una cuota de solo el 6%”, señaló.
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