¿Qué está pasando hoy con las ventas y la producción?
Los datos oficiales indican que la Argentina terminó 2023 en recesión; ¿qué pasó en lo que va de 2024 y qué ocurrirá en los próximos meses?
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Según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que calcula el Indec, la Argentina terminó 2023 en recesión. ¿Qué pasó en lo que va del año en curso? Y, más importante todavía, ¿qué ocurrirá de aquí en más, tanto en las ventas como en la producción? El orden de las variables mencionadas no es casual, porque los empresarios solo producirán en la medida en que piensen que venderán.
Al respecto conversé con el belga Raymond William Goldsmith (1904-1988), quien en 1934 migró a Estados Unidos. Enseñó en la Universidad de Nueva York y en Yale. La profesión lo tiene presente por haber sido “uno de los pioneros y patriarcas de la estimación de los ingresos y la riqueza”, según William Nelson Parker, y particularmente de “la medición del ahorro, la inversión, la riqueza y las hojas de balance nacionales”, según Edward Fulton Denison. Su trabajo más importante fue publicado en 1950, cuando sugirió medir el capital y el stock de bienes durables sobre la base de una estimación perpetua de los inventarios. Durante la década de 1980 estimó cuentas nacionales referidas a la antigüedad.
–Su esposa, Selma Evelyn Fine, también se dedicó a la estimación de cuentas nacionales.
–Ella se especializó en la estimación de la distribución personal del ingreso, mientras trabajaba en el Departamento de Comercio de Estados Unidos.
–Ambos pusieron mucho cuidado en la calidad de las estimaciones.
–Yo fui un fanático del principio de la reproducibilidad, según el cual el autor de un trabajo debe publicar la información original, de manera que cualquier otro pueda verificar los cálculos. A ningún lector de mis escritos le quedan dudas referidas a cómo había obtenido los datos, o a si podrían haberse diseñado mejores indicadores. Por su parte, según Vibha Kapuria Foreman, Selma nunca aceptó los datos de cambios en la distribución del ingreso sin verificarlos, dedicando considerable esfuerzo a escrutinizar la información y a evaluar los resultados, a la luz de las limitaciones –conceptuales y estadísticas– de los datos disponibles.
–¿Cuáles son los últimos datos disponibles sobre nivel de actividad económica?
–Según el EMAE (que es un proxy del PBI), la actividad económica ajustada por estacionalidad cayó 3,1% entre noviembre y diciembre de 2023; declinando 4,5% entre diciembre de 2022 e igual mes de 2023, y 1,6% cuando se compara la totalidad de 2023 con la de 2022. Como en “la rebelión en la granja” de George Orwell, todos los números son importantes, pero desde el punto de vista de la toma de decisiones, algunos son más importantes que otros.
–Explíquese, por favor.
–Como la realidad no se reinventa todos los días, comenzando de cero, cuando se mira para adelante los últimos datos son más importantes que los promedios. En el caso que nos ocupa, el -3,1% es más importante que el -1,6%.
–Todo esto se refiere a 2023, que es la prehistoria en un país tan fluido como la Argentina. ¿Qué pasó en lo que va de 2024?
–Aquí hay que apelar a información fragmentaria, que no quiere decir falsa, sino sujeta a los sesgos propios de cualquier muestra pequeña. Además de conjeturar sobre la base de las implicancias de la política económica puesta en práctica a partir del 10 de diciembre de 2023, centrada en el equilibrio fiscal y la limpieza del balance del Banco Central. Política económica que puede ser reactivante o recesiva, dependiendo de cuánto les creen los gobernadores y los empresarios a las señales y las decisiones que emanan del Poder Ejecutivo Nacional.
–Lo cual dificulta la velocidad con la cual la mayor demanda del sector privado reemplaza la disminución de la demanda del sector público.
–Efectivamente, porque una porción de la política económica se basa en lo que en inglés se denomina “crowding in”, por oposición a “crowding out”, ensayado por su país en los últimos años, en los cuales la irrupción del sector público desplazó a los emprendimientos privados.
–Para lo cual el Gobierno debería estimular la actividad privada.
–Pero sin beneficios impositivos o subsidios, porque también aquí se aplica el “no hay plata”.
–¿Cómo sería, entonces?
–Bajándoles los miedos y los trámites a quienes tienen recursos declarados ante la AFIP y podrían llevar a la práctica proyectos de inversión. Bienvenidas la seguridad jurídica y la sostenibilidad de las reformas, pero, gracias a Dios, los empresarios concretos formulan menos objeciones cuando ven un negocio y tienen que actuar.
–Hasta ahora hablamos del nivel de actividad económica, como si fuera una unidad, pero en la práctica la realidad es heterogénea.
–Buen punto. Cuando el Indec publique las cuentas nacionales referidas a 2023, se verá que la caída del PBI total tendrá un “culpable” principal, el sector primario, a raíz de la terrible sequía que ustedes sufrieron el año pasado. A propósito: es cierto que hoy en su país están revisando hacia abajo los pronósticos referidos al valor de las exportaciones, por un tema de lluvias y por la caída en los precios internacionales de los productos de exportación; pero, de cualquier manera, cabe esperar un aumento en el valor exportado con respecto al verificado en 2023.
–Esto entre sectores, pero la heterogeneidad también se presenta dentro mismo de los sectores, y hasta dentro de los diferentes oferentes de un mismo producto.
–Es que tanto sectores como productos son inventos estadísticos, que promedian realidades diferentes. Para el Indec, “vino” es un renglón dentro del cálculo del índice de precios al consumidor, pero cuando vamos a un restaurante nos ofrecen una carta de vinos. Paul Robin Krugman obtuvo el Premio Nobel en Economía modelando un mundo en el cual los países importan y exportan “autos”, porque cada uno de ellos se especializa en determinados modelos, aprovechando todos las economías de escala.
–Perfecto, pero, ¿cómo sigue esto de aquí en adelante?
–Como bien aclaró usted al comienzo de esta conversación, en la Argentina de 2024 la realidad irá de las ventas esperadas a la producción y al empleo. Con perdón de Juan Bautista Say, aquí no es que la oferta crea su propia demanda, sino al contrario. Y, como digo, el nivel esperado de ventas dependerá mucho de cómo quienes tienen que adoptar sus decisiones visualicen la pulseada que hoy se está desarrollando entre los diferentes niveles del Estado.
–¿Está la oferta esperando la demanda?
–No la totalidad, porque una recesión –o también un prolongado estancamiento– al tiempo que disminuye la demanda, “oxida” parte de la oferta. Porque algunos trabajadores se dedican a otra cosa, porque los equipos se deterioran, etcétera. No estoy diciendo que la reactivación sea imposible, sino que puede costar más de lo que cabe esperar, consultando a los modelos simplificados.
–Don Raymond, muchas gracias.
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