Qué le falta al país, según uno de los tres argentinos más influyentes del mundo
El director de la OIEA dijo que se necesitan más acuerdos que convivan con la pluralidad política y no con el “pensamiento único”
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MENDOZA.- Uno lidera a la Iglesia Católica en todo el mundo, otro mete goles increíbles y otro controla todas las centrales nucleares y las resguarda de posibles desastres en medio de tantas guerras. La última referencia alude a Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). “Ciertos éxitos o logros, en muchísima medida, se deben a esta argentinidad que uno lleva consigo”, reconoció.
El hombre que acumula varios viajes a Ucrania en plena guerra para resguardar a la planta nuclear de Zaporiyia de posibles ataques bélicos participó del Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas. Lejos de disertar sobre cuestiones técnicas, Grossi brindó su visión sobre el país y mencionó que “la existencia de ciertos acuerdos básicos es algo que falta”.
El director de la OIEA expresó que esos acuerdos no se alcanzan con “pensamiento único” ni con “unanimidad”, sino a través del respeto de la pluralidad política propia de los sistemas republicanos. En consecuencia, determinó que ese tipo de acuerdos son los que genera “la posibilidad del crecimiento de todos”.
De hecho, Grossi vinculó a la época de éxito de la Argentina como país con la “apertura”. Pero no solo habló en términos de amplitud y diversidad, sino también en relación con la inmigración. “Se trató de gente que buscaba un horizonte y espacio de libertad y tolerancia donde poder llevar a cabo un proyecto de vida”, analizó.
La otra cara del éxito podría llamarse decadencia. En ese sentido, Grossi sostuvo que a los argentinos en el exterior se los identifica con “la resiliencia” y, además, se destacan por su “creatividad”. Estos dos atributos, sumados a la apertura y tolerancia, son los que utilizó para describir a la argentinidad que, según su visión, lo llevaron a ser una de las personas más influyentes del mundo.
De esta manera, evitó referirse específicamente a situaciones puntuales de la actualidad. “La índole de mi tarea me lleva a pensar en problemas muy serios que hay en el mundo y no en mi propio país”, aclaró desde el principio de su disertación.
A diferencia del año pasado, cuando también participó del Congreso del IAEF, no incluyó en su discurso cuestiones vinculadas con la energía. En aquel entonces, describió a este sector como uno de los pocos en los que existen políticas de largo plazo y acuerdos tácitos.
“La Comisión Nacional de Energía Atómica se fundó en 1950 por [el expresidente Domingo] Perón, y ha tenido una gran continuidad a través del tiempo. En América Latina hay solo tres países que tienen energía nuclear: la Argentina, Brasil y México. Y la Argentina fue el primero que comisionó una central nuclear, en 1974″, dijo.
“La Argentina es un país con una larga tradición en materia de usos pacíficos de la energía nuclear. La energía nuclear comercial empezó en el mundo a mediados de la década de 50, y la Argentina ya en los primeros años del 70 tenía su primer reactor. Como materia de reflexión, este es un caso único en donde ha existido un círculo virtuoso de continuidad, aun con altos y bajos”, indicó.
Por lo tanto, ya de regreso a su disertación del año 2024, concluyó que hay que tener acuerdos “en lo fundamental”, porque “se trata de ser libres con el mayor bienestar posible”.