¿Qué es lo que impide una recuperación robusta?
MILÁN.- El mapa de crecimiento de la economía global está relativamente claro. Estados Unidos está en una recuperación parcial, con crecimiento de 1,5 a 2% y sin avances en el empleo. Europa tiene en conjunto poco más de cero como tasa de crecimiento, con grandes variaciones entre países, con algunas evidencias de una dolorosa re convergencia, al menos en términos de costos laborales unitarios nominales. El crecimiento chino se estabiliza en 7%, con otros países en desarrollo que se preparan para tipos de interés más altos.
Muchas economías avanzadas aún deben ocuparse del final del patrón de crecimiento pre-crisis generado por excesiva demanda interna. En esas economías, el patrón no dependía sólo del apalancamiento; también se expandió el lado no exportable y se redujo el lado exportable. Y sin embargo, dado que el sector no exportable está limitado por su dependencia de la demanda interna, la recuperación –si es que se da– dependerá del potencial de crecimiento del sector exportable. Para aprovechar ese potencial, el sector exportable tiene que re expandir se en los márgenes: el debilitamiento de la divisa causa la caída de las importaciones y al declinar los costos laborales unitarios reales por el estancamiento del salario nominal, la mano de obra desocupada y el capital fluyen hacia mercados externos en busca de bienes, servicios y recursos.
Esto ya sucede en Estados Unidos, donde las exportaciones superan su pico anterior mientras las importaciones están contenidas, el déficit de cuenta corriente se reduce, e incluso el empleo neto en el sector exportable crece (por primera vez en dos décadas). Datos recientes sugieren que más de la mitad de la aceleración del crecimiento de EE.UU. se da en el lado exportable, a pesar de que sólo representa alrededor de un tercio de la economía. Y esa contribución probablemente sea una subestimación, porque el ingreso generado en la oferta exportable produce ingresos que se transforman en demanda para el lado no exportable, un efecto multiplicador que cruza la frontera exportable/no exportable.
La economía de EE.UU. es relativamente flexible y este tipo de ajuste estructural en el sector privado se da de modo razonablemente rápido. Pero el empleo aún va a la zaga, debido a factores de más largo plazo como tecnologías que ahorran mano de obra y reconfiguraciones de las cadenas de oferta globales.
Uno de los motivos por los que la recuperación estadounidense es sólo parcial es el arrastre fiscal, un efecto perdurable de la baja post-2008, que traspasó parte del apalancamiento al sector público, con una creciente carga de deuda a la que se ha respondido con la austeridad inmediata.
Pero el principal problema es que la inversión del sector público se mantiene bien por debajo de los niveles necesarios para sostener el crecimiento. La parte del potencial de crecimiento difícil de realizar es el desplazamiento de la composición de la demanda interna del consumo a la inversión, sin agregar apalancamiento. Eso significa pagar por ella en el lado del sector público vía impuestos y reducción del consumo de los hogares.
También significa lograr un buen equilibrio entre demanda externa e interna, y apreciar la sensibilidad del crecimiento de mediano y largo plazo a la composición (y las dimensiones) de la demanda interna agregada. Con este trasfondo, los responsables de la política monetaria deben ser cautos, porque las bajas tasas de interés pueden hacer retroceder al modelo de crecimiento nuevamente hacia el apalancamiento y la demanda interna de los consumidores, demorando el vuelco estructural hacia el lado exportable.
Varios países europeos se volvieron dependientes de la demanda interna y tienen que rebalancearse hacia el lado exportable. El desafío para ellos es mucho mayor y el proceso, más lento. En la primera década del euro, los costos laborales unitarios nominales crecieron mucho en Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España, mientras que virtualmente se aplanaban en Alemania. Sin la divisa común, estas divergencias hubiesen sido acompañadas de ajustes de tipo de cambio, por cierto después (y quizás incluso antes) de que se terminó el patrón de excesivo apalancamiento y consumo interno. Pero tales ajustes no pueden ocurrir en una unión monetaria, por lo que los costos laborales unitarios ahora reconvergen lentamente por la vía de un prolongado proceso de crecimiento plano de los salarios en términos nominales y de salarios reales en lenta declinación. Con una escasa demanda interna, este camino lento esencialmente pospone o impide el crecimiento vía la expansión del sector exportable.
El punto principal es que restaurar el crecimiento requiere un cuidadoso análisis del equilibrio estructural, atención a las limitaciones de la demanda en el sector no exportable y concentración en las trabas a la expansión del sector exportable. No se puede ignorar ninguna de esas trabas si se quiere lograr una recuperación robusta.
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