Qué es la inflación, cómo se estima su índice y cómo se lucha contra ella
La Argentina sufre un nivel de suba de precios que está separada de la que se da en términos internacionales; comprender el fenómeno requiere hacer algunas precisiones
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La inflación ocupa un lugar destacadísimo en las actuales preocupaciones de los argentinos. Eso no sorprende, dado que, en promedio, los precios al consumidor aumentaron 20% en enero y más de 250% en los últimos 12 meses. La Argentina sufre una inflación propia separada de la internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial, así que sobre esta cuestión los argentinos sabemos casi todo. Lo único que nos falta averiguar es cómo mantener en el tiempo los éxitos iniciales de planes como el Austral, la Convertibilidad, etcétera. Ahora bien, la comprensión cabal del fenómeno requiere algunas precisiones.
Al respecto, conversé con el ruso Pafnuty Lvovich Chebychev (1821-1894), quien estudió en la universidad de Moscú y enseñó en la de San Petersburgo. ¿Será cierto, como leí, que es considerado el padre de la matemática rusa?
–Miguel Ángel Almada, mi profesor de estadística en la UCA, mencionaba una desigualdad que la literatura especializada asocia con su apellido. ¿En qué consiste?
–En 1866 generalicé un teorema que Irénée Jules Bienaymé había probado en 1853, referido a la relación que existe entre el desvío estándar y la distribución de probabilidades de una variable. La importancia de la demostración radica en su generalidad: es válida para todas las variables aleatorias, tanto continuas como discretas. El teorema se plantea como desigualdad. Ejemplo: no más de 25% de la probabilidad puede caer fuera (en más o en menos) de dos veces el desvío estándar del promedio de una distribución de probabilidades.
–¿Qué uso práctico tiene el referido resultado?
–Según Harold Adolf Freeman, la desigualdad es muy utilizada en ensayos de control de calidad, en los que la proporción de la producción que cae fuera de determinado múltiplo del desvío estándar es un dato muy importante.
–¿A qué llamamos inflación?
–Al aumento sistemático del nivel general de los precios. Tres puntualizaciones importantes: 1) la inflación se refiere al aumento de precios, no a precios altos. Un país donde un caramelo siempre cuesta diez millones, no es un país con inflación, sino uno que usa una unidad monetaria incómoda; 2) el aumento es sistemático, no por única vez; ocurre hoy, mañana y la semana que viene también, y 3) aumenta el nivel general de los precios. Para decirlo rápido, aumentan todos los precios, aunque no necesariamente a la misma velocidad. En un país donde todos los precios variaran en la misma proporción bastaría mirar el precio de cualquier bien para saber cuál es la tasa de inflación.
–Que no todos los precios aumenten en la misma proporción quiere decir que se modifican los precios relativos.
–Así es. Esto puede ocurrir por razones reales, como cuando sube el precio de los tomates porque se quemó la mitad de la cosecha, o como cuando baja por la introducción de una nueva tecnología. Pero también puede ocurrir porque el Estado, para que “la tasa de inflación no aumente tanto”, pisa algunos precios y genera distorsiones. Es lo que se estuvo viviendo en los últimos años con las tarifas de energía, transporte, etcétera.
–¿Cuál es la relación entre la tasa de inflación, como concepto, y su estimación práctica?
–Ernst Louis Etienne Laspayres, y Hermann Paasche, en 1871 y 1874, respectivamente, inventaron las fórmulas más utilizadas para estimar la tasa de inflación. Su aporte consistió en tener en cuenta que, sobre el “bolsillo” de los demandantes, el impacto de la modificación del precio de cada bien depende de la importancia que el gasto en dicho bien tiene dentro del gasto total. Es lo que popularmente se denominan canastas. Matemáticamente las fórmulas son índices. La tasa de inflación surge de comparar el valor de los índices en diferentes períodos.
–Me surgen un par de inquietudes: 1) ¿a qué demandante representan las canastas? y 2) las fórmulas se refieren a todos los precios en todos los comercios, pero en la práctica se toman muestras.
–Con respecto a la primera de sus inquietudes, cada persona tiene “su” canasta. Algunos son inquilinos, otros son propietarios; algunos compran libros, otros pelotas de tenis, etcétera. El punto es que nadie mira la estimación del Indec o las que realizan los entes privados para saber cómo le va a él o a ella, sino al conjunto de los consumidores. De la misma manera que nadie le presta atención a la estimación del Indec referida al empleo y al desempleo para saber si tiene trabajo.
–La otra inquietud se refiere a que, en la práctica, no se toman todos los precios, en todos los comercios, sino algunos.
–Efectivamente, se toman muestras, las cuales están sujetas a error muestral. Pero hay mucha experiencia para entender la naturaleza del referido error. Una muestra tomada verdaderamente al azar, de manera estratificada, en el caso de la tasa de inflación está sujeta a un escaso margen de error y, por consiguiente, resulta aceptable para el análisis.
–Al azar, estratificada, ¿qué quiere decir?
–Al azar quiere decir no sesgada desde el punto de vista del dato que se quiere conseguir. Si me preguntan por la altura promedio de los estudiantes de una universidad, no sería una buena idea tomar una muestra en el seleccionado de básquet. La estratificación se refiere a que, en un universo compuesto por 90% de mujeres y 10% de varones, las opiniones individuales deben ser ponderadas por la referida composición por género del universo.
–En la Argentina, hoy, ¿podemos confiar en las estimaciones oficiales de la tasa de inflación?
–Sí, en el sentido de que enfrentan cuestiones metodológicas, pero no generan sospechas de dibujo, como ocurrió entre 2007 y 2015. La prueba es que, decimal más, decimal menos, la estimación oficial coincide con las privadas.
–Por último, el actual ataque a la inflación, ¿tendrá éxito? ¿llegará para quedarse?
–En la Argentina de 2024 la lucha contra la inflación se centra en el equilibrio fiscal, basado en el eslogan “no hay plata” y en la limpieza del balance del Banco Central. En términos de Julio Hipólito Guillermo Olivera, su país está hoy aplicando un modelo de dinero activo. No sé si tendrá éxito, pero sí puedo decirle que el presidente Javier Gerardo Milei no puede aflojar, por más dura que sea hoy la “pulseada” con los gobernadores, intendentes, diputados, senadores e intereses privados; porque si lo hiciera, como dicen en Estados Unidos, se convertiría en un “pato rengo”.
–Si logramos detener la inflación, ¿será posible mantener el logro de manera permanente?
–En la experiencia argentina, es lo más difícil de lograr. Espero que cuando, luego del triunfo inicial, renazca la tentación de volver a aflojar, los argentinos recuerden el importante sacrificio que están haciendo actualmente para detener el aumento sistemático del nivel general de los precios.
–Don Pafnuty, muchas gracias.
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