Este jueves se concretó una operación de alto riesgo que, si fallaba, podría haber implicado que mucha gente perdiera su dinero en cuestión de segundos, pero fue un exito
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Quizás te ha pasado que cuando una persona te habla de cómo funcionan las criptomonedas, su idioma se transforma súbitamente en algo completamente incomprensible.
En cuanto utiliza conceptos como “cadena de bloques” o “minería”, las cosas se complican. Y cuando el tema del momento es “la fusión” de Ethereum, considerada como la mayor revolución de las criptomonedas en los últimos años, el desafío por entender qué está pasando se vuelve más complejo.
Sin embargo, no es tan complicado como parece.
Este jueves se concretó una operación de alto riesgo que, si fallaba, podría haber implicado que mucha gente perdiera su dinero en cuestión de segundos. Pero funcionó exitosamente, según dijo el cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, en una publicación de Twitter.
¿De qué se trata? Ethereum, una de las mayores plataformas para hacer transacciones digitales, cambió su forma de funcionar, reduciendo en un 99,9% su alto consumo de energía, según sostienen los que administran este sistema.
Ethereum es esencialmente una base de datos digital compartida en una red de computadoras. Funciona con una tecnología llamada blockchain o “cadena de bloques” que almacenan datos.
Es una cadena de información que crece a medida que se le agregan nuevos bloques de datos.
En esa base de datos quedan registradas las transacciones que hacen personas o empresas. Los datos se entrelazan (de ahí la palabra cadena) y quedan codificados de una manera que es difícil de cambiar.
Nadie es dueño del sistema, porque la validación y el registro de los datos (que puede ser una operación de compra y venta) está en manos de una red descentralizada de usuarios que intervienen en el proceso.
Es clave entender cómo funciona la red Ethereum porque en ella vive su criptomoneda más popular: el ether.
¿Es lo mismo Ethereum que ether?
No, aunque de manera informal muchas personas usan las dos palabras como un sinónimo y nos hemos acostumbrado a utilizar ambos términos a la hora de referirnos a la criptodivisa
En pocas palabras, Ethereum es el sistema digital y el ether, la criptomoneda.
Lo que ha ocurrido esta semana es que la red Ethereum hizo una actualización de software que transforma radicalmente la forma en que funciona. A ese cambio se le llamó The Merge o “la fusión”.
Se trata de la actualización de software más ambiciosa del mundo criptográfico hasta la fecha, que reemplaza las computadoras hambrientas de electricidad que se usaban para crear y ordenar transacciones con un sistema más eficiente en el uso de la energía.
Ethereum es actualmente el hogar de unas 3.500 aplicaciones descentralizadas activas, que van desde intercambios comerciales, hasta juegos y manejo de miles de millones de dólares en criptografía.
Esta red de datos puede ser utilizada por cualquier empresa o persona para crear cualquier tecnología digital. Permite la programación de los llamados “contratos inteligentes” o la creación de criptodivisas como el ether.
¿Cómo funciona el ether?
Con la criptomoneda ether (el mayor competidor del bitcoin) las empresas o las personas comunes pueden realizar intercambios comerciales sencillos: la persona A le paga 100 dólares en ether a la persona B.
Y para comprar ether, basta con que utilices uno de los exchanges (casas de cambio o corredoras de bolsa digitales) que existen en el mundo y pagues los ether con el dinero que tienes en el banco.
Es parecido a comprar dólares haciendo una transferencia online.
Como sabemos, no hay leyes que protejan a los consumidores que transan con criptomonedas porque no intervienen los bancos centrales ni los bancos comerciales de ningún país.
Al no haber regulación, los que invierten en estos activos de altísimo riesgo, lo hacen dispuestos a asumir las consecuencias.
Con “la fusión” desaparece la tradicional creación de nuevos ether, es decir, la “minería” del ether.
Ahora, en cambio, el ether funciona con un sistema llamado “prueba de participación” en el que los inversores depositan o “participan” con una cierta cantidad de monedas digitales en una red compartida, que les permite ser parte de un sorteo.
Luego, cada vez que ocurre una transacción, se selecciona a un participante del sorteo para que verifique el intercambio y reciba nuevas monedas.
Esto reduce los costos energéticos al eliminar a las poderosas computadoras que competían por resolver rompecabezas.
Los partidarios de este sistema afirman que es más igualitario que la minería porque su barrera de acceso es más baja; en otras palabras, un “participante” no tiene que ser propietario de una flota de computadoras costosas para poder contribuir.
¿Ganan los más ricos?
En cambio, los detractores aseguran que este nuevo sistema perpetúa la desigualdad porque solo las personas que tienen suficientes recursos para participar en ese proceso podrán obtener los beneficios.
Los participantes deben aportar 32 ether (o alrededor de US$54.000) para ingresar a la lotería y ganar recompensas.
Por eso los críticos argumentan que los participantes que tienen más ether conseguirán más dinero. Eso podría causar con el tiempo un colapso del sistema.
¿Cómo se convirtió en el archirrival del bitcoin?
Vitalik Buterin, un programador ruso-canadiense de 27 años, creó junto con otros jóvenes informáticos la red Ethereum en 2013, cuando tenía 19 años.
La criptomoneda ether nació en 2015 con un precio inferior a US$1 y, desde entonces, ha logrado subir al segundo lugar en el mercado de estas divisas.
Paso a paso comenzó a crecer, en la medida que la red Ethereum, donde se transa fue adquiriendo un mayor reconocimiento.
Desde que el ether apareció en el mercado en 2015 con un precio inferior a US$1, su crecimiento ha estado estrechamente ligado a la expansión de Ethereum, el sistema que lo alberga.
Quienes operan en la red tienen que pagar en ether, razón por la cual se dice que la criptomoneda es como la gasolina que le permite avanzar a Ethereum.
Esta plataforma no solo alberga monedas digitales como ether.
En ella también han proliferado aplicaciones (llamadas dapps), “contratos inteligentes” entre empresas que dejan codificados los términos de una determinada operación, o incluso emprendedores que buscan financiarse haciendo en Ethereum las llamadas Initial Coin Offer (oferta inicial de monedas, ICO por sus siglas en inglés).
La última tendencia que domina el tráfico de usuarios y el volumen de transacciones en Ethereum son las finanzas descentralizadas (DeFi).
Y es que la visión de Ethereum desde sus inicios siempre ha sido convertirse en “la computadora mundial” sobre la cual se pueden desarrollar libremente aplicaciones descentralizadas, activos de cualquier tipo o contratos codificados.
Parte del auge de ether, dicen algunos expertos, puede atribuirse al hecho de que es la criptomoneda elegida para la compra de muchos activos no fungibles o NFT (obras de arte digitales y otros objetos de colección que se transforman en activos únicos y verificables que son fáciles de comerciar en la cadena de bloques).
Por ahora el futuro del ether y de su red Ethereum es incierto.
Mientras los desarrolladores de Ethereum dicen que el nuevo sistema implementado tras “la fusión” tiene salvaguardas para protegerse de los piratas informáticos, otros afirman que los delincuentes podrían atacar la cadena de bloques con el nuevo modelo.
En el actual escenario, el bitcoin sigue siendo “el rey” de las criptomonedas, pero quizás en algún momento el ether podría llegar a superarlo.
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