La teoría económica cuestiona al dólar como reserva de valor mundial
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“¿Desde cuándo la paradoja de Triffin sale en los periódicos?”, me pregunta sorprendido el catedrático de Economía del IESE, Javier Díaz-Giménez en alusión a una idea que solo parece tener hueco en los programas universitarios. Al final, le digo, cualquier concepto económico por lejano que parezca tiene consecuencias en la economía real y por lo tanto en nuestro bolsillo.
Pero entiendo la sorpresa. El planteamiento del economista Robert Triffin en la década de los 60 es realmente una vieja tesis, que ya entonces cuestionó las ventajas de que el dólar fuera la divisa de reserva mundial. “En 1959, Triffin, presentó ante el Congreso su “doble dilema:” Si Estados Unidos eliminara su “déficit comercial” privaría a la economía global de la “liquidez internacional necesaria para la expansión del comercio mundial”, explica Evi Pappa, profesora asociada de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid.
Está claro que el mundo necesita dólares para que la economía global funcione adecuadamente. Pero, según la paradoja, como proveedor internacional de la principal divisa de reserva y al aumentar la emisión de dólares, el país está condenado a incurrir en déficits crónicos. A más emisiones, más déficit.
Solo un año más tarde, el economista, considerado uno de los mayores expertos monetarios del siglo XX, plasmó su teoría del “doble dilema” en el libro El oro y la crisis del dólar. El de Triffin es un problema no resuelto que décadas más tarde se invoca para rebatir el uso del bitcoin, entender las políticas monetarias o el funcionamiento del superávit comercial de cualquier economía.
Una teoría del siglo pasado con ecos en la historia actual. Y muchos economistas piensan que el dilema no ha desaparecido. La paradoja es además, una de las razones que explica el valor del dólar en los mercados internacionales.
El doble uso del dólar
“En pocas palabras, Triffin sostuvo que hay conflictos y dificultades cuando una moneda nacional se convierte en un bien público internacional”, dice Pappa. Es decir, el dólar se usa para pagar bienes y servicios en Estados Unidos y en otras economías dolarizadas como la de Ecuador, Panamá o El Salvador y en menor medida otras de América Latina. Pero también sirve como valor refugio o para almacenar riqueza. Tiene el doble papel de moneda y activo financiero.
Este rol único de la divisa estadounidense le permite gozar de algunas ventajas únicas. “Entre ellas se encuentra el conocido como privilegio exorbitante”, dice Díaz-Gimenez. “El planeta tiene dólares y los usa para comprar y vender. Para Estados Unidos es una ventaja, porque puede incurrir en déficits sin debilitar la divisa, añade el profesor del IESE.
“Es decir, al ser el emisor de la moneda reserva, Estados Unidos tiene el exorbitante privilegio de endeudarse hasta límites insospechados sin someterse a la disciplina macroeconómica que le correspondería”, escribe el economista Miguel Otero Iglesias en un artículo del Real Instituto Elcano. Sin embargo, advierte, si explota mucho ese privilegio, puede llegar un momento en que los acreedores pierdan la confianza en la moneda reserva.
De hecho, el déficit comercial de EE.UU. creció un 17,6 % en 2020. “Proporcionar reservas e intercambios para todo el mundo es demasiado para un solo país y una sola moneda”, predijo hace casi 60 años Henry H. Fowler, secretario del Tesoro de los Estados Unidos de 1965 a 1968.
Implicaciones para el dólar
“El dilema de Triffin hoy funciona diferente porque hay una tendencia al déficit de Estados Unidos que puede provocar la devaluación del dólar. Sería la forma contemporánea de ese famoso dilema”, explica a BBC Mundo el economista colombiano Jose Antonio Ocampo.
El profesor de la School of International and Public Affairs de la Universidad de Columbia recuerda que una de las características del sistema financiero en los últimos 20 o 30 años ha sido que cada vez más los extranjeros compran bonos o los títulos financieros denominados en dólares, porque es la moneda internacional privilegiada.
“Entonces, cuando hay una devaluación del dólar, hay mucha gente del extranjero que pierde recursos, porque, digamos, sus dólares valen menos en sus monedas locales. Generalmente, cuando hay una depreciación del dólar por todos esos fenómenos financieros, también se produce una depreciación de las moneda latinoamericanas”, afirma.
Muchos países guardan reservas en dólares en sus bancos centrales. Así que una caída del dólar, genera devaluaciones o depreciación de las monedas latinoamericanas.
Para Ocampo, este es, tal vez el costo principal que tiene una devaluación del dólar. “Obviamente también, todos los que comercian en dólares pierden competitividad frente a lo que se produce en los Estados Unidos ya que el país puede vender sus productos más baratos en el extranjero”. Esto lleva a una tendencia de exportar más por parte de Estados Unidos e importar menos.
Compra menos a otros países.
Parece un efecto positivo para Estados Unidos, pero negativo para el resto del mundo. “O sea, para Estados Unidos es más atractivo exportar hacia América Latina y para los países latinoamericanos es más difícil exportar a Estados Unidos”, afirma Ocampo.
El profesor de Columbia cree que estrictamente hablando, el dilema no tiene solución. “Francamente, la única solución es que queda es que otras monedas vayan aumentando su importancia en el sistema internacional”.
La segunda moneda en el mundo es el euro y el resto, como el yen japonés o la libra británica están muy distantes. “También está el renminbi chino, pero su peso todavía es muy pequeño dentro del sistema internacional”, dice. Todo esto nos lleva a pensar que por ahora, el papel hegemónico del dólar es indiscutible.
Por Cristina J. Orgaz
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