Que EE.UU. regule a los bancos, pero a no copiar
Las reformas financieras deben adaptarse a las circunstancias de cada país, comenta Adolfo Diz
El presidente Barack Obama lanzó una reforma financiera para limitar el tamaño y la operatoria de los bancos de Estados Unidos, buscando evitar futuras crisis financieras como la que estalló en 2007. La reforma fue diseñada por su asesor Paul Volcker, quien presidiera el Sistema de la Reserva Federal entre 1979 y 1987 (¿qué opinará Ben Bernanke?).
Al respecto me comuniqué con el argentino Adolfo César Diz (1931-2008), protagonista de la introducción del moderno análisis económico en la Universidad Nacional de Tucumán, director del FMI y presidente del Banco Central entre 1976 y 1981. Su Oferta monetaria , que el Cemla publicó en 1975, es un modelo de claridad expositiva.
-En 1977 usted les permitió a los bancos "hacer todo lo que no tienen prohibido". Ahora Volcker los quiere limitar. ¿Quién tiene razón?
-Toda reforma financiera es producto de las circunstancias. Como las tasas nominales de interés fijadas por el BCRA eran muy inferiores a la tasa de inflación, la intermediación financiera se realizaba fuera del circuito institucionalizado. Para canalizarla por el sistema formal hubo que liberar las tasas, induciendo a las instituciones no bancarias a que se convirtieran en bancos, para lo cual se dispuso que éstos podrían hacer todo lo que no tuvieran prohibido y el resto de las entidades, sólo lo que tuvieran permitido. El número total de entidades cayó de 725 a 469 [a fines de 1979], pero el número de bancos pasó de 119 a 219.
-También creó la Cuenta de Regulación Monetaria.
-El efectivo mínimo era de 45 por ciento. Si no la creábamos, la tasa de interés activa [la que los bancos les cobran a los deudores] tenía que duplicar la pasiva [la que les pagan a los ahorristas] y el sistema formal no hubiera podido competir con el informal.
-La reforma de 1977 terminó en la contrarreforma de 1982 y en la liquidación de muchas entidades durante la década de 1980.
-La supervisión de las entidades financieras dejó bastante que desear, más allá de que en ningún país del mundo resulta fácil identificar y frenar las audacias de ciertos banqueros. Pero no todo lo que ocurrió durante el período puede ser atribuido exclusivamente a la política monetaria y a la operatoria financiera.
-¿Por qué introdujo la garantía de los depósitos?
-No la introduje, sino que la mantuve, porque existe desde 1946. A propósito: la garantía no está pensada para salvar a los banqueros, sino al sistema financiero, que no es lo mismo. Ya que me pregunta por lo que acaba de proponer el presidente Obama, destaco que cuando comenzó esta crisis la Fed subió la garantía de 100.000 dólares a 250.000 por cuenta. Y la hubiera subido todo lo necesario para evitar corridas bancarias. Le digo más: esta crisis mostró que, cualquiera sea el régimen de garantía de los depósitos, ningún país arriesga sanear su sistema financiero vía quiebras selectivas. Estados Unidos e Inglaterra pagaron altos precios por no entender esto desde el vamos.
-Entonces tiene razón Volcker: hay que limitar el tamaño y la operatoria de los bancos.
-Como dije, hay que prestarles atención a las circunstancias. La pretensión de regular «apropiadamente», para evitar futuras crisis, es entendible en el plano de los deseos, pero hay que poder implementarla sin irnos al otro extremo. Los países muy atrasados no tienen crisis financieras porque no tienen sistema financiero, pero tienen un muy bajo nivel de vida. Pensar hoy un mundo donde los pagos, los cobros y la intermediación financiera no se haga a través del sistema financiero es no pensar.
-¿Cuánto de política, cuánto de economía, hay en la reforma?
-Todo lo que hace un presidente es político, y en el caso de Estados Unidos ahora más, porque la reforma fue anunciada luego de que los demócratas perdieran una banca y el control del Senado. Habrá que ver la medida en la cual los legisladores tendrán presente lo que digan los expertos. Ojalá le hagan caso a Alfred Marshall, quien siempre aconsejaba poner "la cabeza fría al servicio del corazón caliente".
-Adolfo, muchas gracias.
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