¿Qué culpa tiene el portero del Congreso?
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En los últimos doce meses, en números redondos, en promedio los precios al consumidor aumentaron 45%. Este hecho parece ser ignorado por todos los críticos de la decisión de aumentar un 40% las remuneraciones del “personal legislativo”. Críticas basadas en tonterías, como que el aumento salarial tiene que basarse en mejoras de la productividad, o que la decisión viola la hipótesis inflacionaria de 29%, con la que se elaboró el Presupuesto 2021. Hipótesis que nació muerta y hoy está más que sepultada.
¿El Congreso Nacional no debería tener tantos empleados? ¿El régimen de horas extra es singularmente generoso? Todo esto lo documenta de manera sistemática Roberto Cachanosky. Pues bien, ataquemos el problema de raíz, pero no pretendamos corregirlo congelando todas las remuneraciones, aquellas de quienes trabajan como las de los “ñoquis”.
La decisión no incluye las dietas de los diputados y los senadores. ¿Es cierto que éstas no se modifican, en pesos, desde el segundo semestre de 2019? Desde entonces los precios se duplicaron, de manera que el poder adquisitivo de lo que ganan cayó a la mitad.
Impacta comparar lo que gana un legislador con lo que perciben un enfermero, un jubilado o un bombero; pero nuevamente, lo que impacta no siempre ayuda a razonar. Digámoslo de frente: si el sueldo de los legisladores no tiene alguna relación con lo que ganaban antes de resultar electos, los futuros diputados y senadores serán exclusivamente personas de fortuna o corruptos. No parece una buena idea.
En función de su desempeño, hay diputados y senadores que ganan muy poco, y otros que ganan muchísimo. Para resolver este problema están las elecciones, no el congelamiento de las dietas en un contexto altamente inflacionario.
Al respecto ayudaría muchísimo terminar con las listas sábana y utilizar la boleta única. Se me dirá que para esto se necesitan los votos de los actuales legisladores, y que por consiguiente nunca ocurrirá. Me doy cuenta del problema, aprendí que nunca hay que decir nunca, aunque por ahora parece difícil. También, desde este punto de vista, la importancia de las próximas elecciones es mucho mayor que la simple recomposición del Congreso Nacional.
Pero ése es el camino. Cuestionar un aumento salarial vinculado a la tasa de inflación debido a la existencia de los mencionados problemas “estructurales” luce muy bonito, pero no modifica la realidad.
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