Putin detonó el plan de Alberto Fernández para este año
El anuncio de Estados Unidos de que dejará de comprarle petróleo a Rusia le suma más presión al alza de los precios internacionales de la energía, que solamente hoy hizo trepar más de 9% la cotización del crudo Brent, variante que se toma de referencia en la Argentina, para luego moderar el alza a 4,5%. Este precio superó los US$128 el barril (subió casi US$30 desde que comenzó el conflicto bélico) y, si bien beneficia a las productoras locales de petróleo –excepto a YPF, que es la única que no exporta– y a la recaudación del Estado, no alcanza para mitigar los mayores costos que implicarán la importación de productos refinados de gasoil y de gas natural licuado (GNL).
Estados Unidos es uno de los mayores consumidores de petróleo junto con China. Por día, demanda 20 millones de barriles, cuando a nivel mundial se consumen 100 millones de barriles diarios. La producción de Estados Unidos es de 12 millones de barriles por día e importa alrededor de otros 9 millones. Previo a la pandemia, llegó a producir 16 millones de barriles, pero la oferta no se recuperó tan rápido como la demanda.
Entre las razones que explican esta situación está la presión de los bancos y de fondos institucionales por apostar por proyectos de transición energética y abandonar las inversiones destinadas a combustibles fósiles.
La invasión de Rusia a Ucrania generó una curiosidad geopolítica en Estados Unidos, como contó ayer el colaborador de LA NACION en Venezuela, Daniel Lozano. Venezuela y Rusia producen un tipo de petróleo similar. Cuando Estados Unidos le aplicó sanciones a Venezuela, reemplazó a ese país por Rusia como proveedor de petróleo. Sin embargo, por la invasión en Ucrania se vuelve a acercar al gobierno de Nicolás Maduro. De hecho, antes de anunciar el embargo a Rusia, funcionarios del presidente estadounidense Joe Biden estuvieron el fin de semana pasado en Caracas, donde hubo una cumbre para hablar con el gobierno bolivariano sobre “petróleo y presos”. Del total de crudo que importa Estados Unidos, le compraba un 6% a Rusia.
La suba de los precios de la energía impactará de lleno en la inflación internacional. Se calcula que afecta en un 30% el alza generalizada de precios. Si Estados Unidos tuvo una inflación interanual de 7% en 2021 y Europa, de 5%, este año puede estar cerca o superar los dos dígitos. Esta dinámica pondrá mayor presión sobre la decisión de los bancos centrales de subir las tasas de interés para contener los precios. Y este cambio de escenario, a su vez, pondrá en jaque la recuperación económica mundial pospandemia.
En este contexto, el presidente Alberto Fernández busca poner en práctica el demorado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El mayor objetivo del programa que se negoció pasa por achicar el gasto fiscal, ya que la Argentina no tiene quién le financie el déficit, y eso la obliga a recurrir a la emisión monetaria. Dentro de las formas de reducir el gasto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, indicó que el ajuste se haría sobre los subsidios a la energía, que bajarían en 0,6 puntos del PBI, de 2,3% del producto que representaron el año pasado, a 1,7%. Sin embargo, esta proyección no solo está en jaque por el aumento del precio del GNL, sino que los analistas energéticos indican que las transferencias al sector terminarán subiendo este año.
El razonamiento se explica por dos variables que aumentaron este año: precio y cantidad. Por el lado del precio, el año pasado la Argentina pagó el GNL a un valor promedio anual de US$8,5 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector). Este precio hoy cotiza arriba de US$50. Si bien en el Gobierno creían que tal vez bajaría durante el verano de Europa, un reciente comunicado de prensa de la Comisión Europea indicó que durante los meses cálidos seguirá comprando gas para depender menos de Rusia en el próximo invierno.
“La invasión rusa a Ucrania agravó la situación de seguridad del suministro y llevó los precios de la energía a niveles sin precedentes. Para las semanas que quedan de este invierno, Europa tiene suficientes cantidades de gas, pero necesitamos reponer nuestras reservas urgentemente para el próximo año. Por lo tanto, la Comisión propondrá que, antes del 1° de octubre, el almacenamiento de gas en la Unión Europea (UE) se llene al menos hasta el 90%. También hemos esbozado la regulación de precios, las ayudas estatales y las medidas fiscales para proteger a los hogares y empresas europeas contra el impacto de los precios excepcionalmente altos”, dijo el comisario de Energía de la UE, Kadri Simson.
Por el lado de las cantidades, la Argentina importó el año pasado 56 barcos por un total de 3290 millones de metros cúbicos (m3) de gas (GNL). Para este invierno se necesitan al menos 70 barcos por la menor generación hidráulica que hay en el país, afectada por la bajante del río Paraná, y por la reducción de las exportaciones de Bolivia (ese país entregará alrededor de 5 millones de m3 diarios menos en el invierno).
“No hay ningún cuadro de precio por cantidad que en su sano juicio diga que van a bajar los subsidios a la energía. Habría que aumentar 7000% las tarifas, que es imposible. Además, las reservas netas del Banco Central están en torno a los US$2500 millones, no hay dólares para comprar gas a estos precios. Aún con las mayores divisas que ingresarán por la suba de los precios de las commodities y del petróleo, no cubren la montaña de dinero que se necesita para importar GNL a US$50. Si está el dinero es una cosa, pero si no está, no hay otra alternativa, porque los países vecinos no tienen gas y Brasil no puede vender electricidad, ya que está en una situación parecida a la nuestra de falta de agua”, analizó con pesar un funcionario oficialista.
Impacto en la producción local de petróleo
La suba del precio internacional de petróleo no es inocua para el mercado doméstico, que genera grandes ganadores y perdedores por igual. Las productoras de crudo, como Pan American Energy (PAE, dueña de Axion), Vista, ExxonMobil, Chevron y Shell se benefician con el aumento de precios, ya que desde 2020 lograron un buen ritmo de exportación por los excedentes que genera la productividad de Vaca Muerta. Caso contrario ocurre con las refinerías Raízen (tiene la concesión de las estaciones de servicio de Shell) y Trafigura (Puma Energy), que importan alrededor del 15% de las ventas de gasoil y las comercializan a pérdida en el mercado local.
Entre las que más sufren el aumento de los precios internacionales está YPF. Si bien la petrolera con control estatal es la principal productora de petróleo del país, toda la producción se utiliza para cubrir el mercado interno, donde, por decisión política, los precios de los combustibles reflejan un precio de barril “criollo” de alrededor de US$60.
YPF también debe importar gasoil para abastecer el mercado interno, ya que las refinerías no pueden procesar toda la demanda que se necesita. Adaptar las refinerías para cubrir el consumo requeriría mayores inversiones, que llevan tiempo y que ninguna empresa está dispuesta hacer con precios locales muy por debajo del mercado.
La situación es más preocupante con el inicio de la cosecha gruesa del campo y el consecuente aumento de la demanda de gasoil. Según fuentes del sector, el país debe importar en estos meses entre cinco y seis barcos de gasoil por mes y por cada buque se pierden entre US$25 y US$30 millones (la diferencia entre lo que cuestan y el precio al que venden en el mercado doméstico). “¿Quién va a pagar esta cuenta? Todo esto, sin contar el gasoil que tiene que importar Cammesa [la compañía con control estatal] para las generadoras eléctricas”, señaló un actor relevante de la industria, quien advirtió que faltará suministro en el invierno. La alternativa será un aumento en los precios del mercado mayorista, que en algunos lugares ya se empieza a notar.
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