Puja de poder en la banca británica
LONDRES. - A veces es difícil saber quién manda en el Royal Bank of Scotland, la conducción de la firma o los políticos. Cuando Gran Bretaña rescató a la firma financiera en 2008 al adquirir una participación mayoritaria, el gobierno prometió ser un inversor pasivo. Pero algunos empleados y analistas ahora dicen que la frontera se ha desdibujado, al presionar los políticos al banco para que limite el pago a ejecutivos, aumentar los créditos y limitar los negocios riesgosos.
En medio de grandes reclamos del público por la paga de los ejecutivos, el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, anunció que los premios en efectivo en la unidad de banca de inversión tendrían un techo de US$ 3160 este año y que la paga anual al CEO del banco, Stephen Hester, no debía exceder el millón de libras. Al aumentar las críticas de los políticos, Hester renunció a todo su premio.
"Si uno es dueño del 82% del banco, la oposición política considera como un hecho que se debe poder influir en las decisiones", dijo Bruce van Saun, el jefe financiero del banco. "Desde la perspectiva política se hace más difícil asumir la postura del avestruz", agregó.
En el actual clima, los bancos en Europa y los Estados Unidos sienten la presión política para ajustar sus estrategias. Los funcionarios oficiales, que se enfrentan a un crecimiento anémico y el alto desempleo, quieren que las firmas financieras aumenten el crédito para apuntalar la economía. Pero muchos ejecutivos bancarios piensan en reducir sus balances y limitar los créditos en un esfuerzo por recuperar ganancias. Las tensiones son agudas en el Royal Bank of Scotland, dado que los contribuyentes británicos son responsables por 45.000 millones de libras.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
Julia Werdigier y Mark Scott