Millones de dólares y hasta la exploración de la luna, promesas chinas en riesgo
Si quedan sin efecto las represas, pasaría lo mismo con el proyecto del Belgrano Cargas
El presidente Mauricio Macri respeta la voz de Susana Malcorra como casi ninguna otra al momento de definir los vínculos diplomáticos de la Argentina con el mundo. La excanciller lo convenció, a pocos meses de comenzado su gobierno, de continuar con un proyecto que Macri estaba decidido a dar de baja. Se trata de las centrales patagónicas entonces todavía llamadas Kirchner y Cepernic.
La iniciativa reunía argumentos para no continuar. Estaba envuelta en distintas irregularidades desde su concepción, había sido moldeada por la mano del exministro Julio De Vido, sería emplazada en Santa Cruz, feudo kirchnerista y cuna de negocios polémicos, e implicaba un desembolso millonario del que el Estado debería hacerse cargo en algún momento.
Pero Malcorra dio vuelta ítems con apenas un párrafo: dar marcha atrás con las centrales patagónicas implicaría desatender un acuerdo con China, que apadrinó la iniciativa a través de su apoyo a la proveedora de turbinas China Gezhouba Group, de cuya mano venía el financiamiento provisto por el visto bueno de Xi Jinping.
Se sabe: el mundo local de los negocios está habituado a la ruptura de los contratos, pero los asiáticos le dan un lugar preponderante a la palabra empeñada. No solo el hombre de a pie, sino también las corporaciones. Ante el rumor de que el proyecto se frenaría, el China Development Bank Corporation le envió el 30 de diciembre de 2015 al ex Ministerio de Economía una nota que llegó al escritorio de Alfonso Prat-Gay. En una página, la entidad financiera hablaba, además, en nombre de Bank of China y el Industrial and Commercial Bank of China. Decía que quería asegurarse de que las obligaciones de pago de la Argentina serían cumplidas. Recordaba que el país debía desembolsar US$2,62 millones y US$13,39 millones el 28 y el 29 de enero siguientes por comisiones e intereses. El 13 de enero, Malcorra se reunió con el embajador chino en el país, Yang Wanming. Discutieron el tema y la excanciller le dio su compromiso. Si los chinos aceptaban los cambios que proponía el Gobierno, el proyecto continuaría. Lo primero ocurrió, lo segundo, ahora, está en duda.
Las necesidades presupuestarias argentinas no solo comprometen la marcha de la economía en el corto plazo y la realización de obras, sino que también tensan la relación de Macri con los socios financieros y comerciales. Es un juego imposible: para cumplir con un acuerdo, como el del FMI, habrá que romper otros.
El embajador alemán Jürguen Mertens fue, sin querer, testigo de las nuevas incomodidades. A principios de la semana pasada escuchó las disculpas del vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, por no poder continuar en los términos que se venía discutiendo con el proyecto hidroeléctrico Chihuidos, que el gobierno de Angela Merkel apadrina mediante su apoyo a la empresa Voith Hydro.
Las demoras en las centrales patagónicas son, de la misma manera, un punto en el entramado complejo de inversiones y proyectos de colaboración entre China y la Argentina.
El proyecto más extravagante contempla el acercamiento local a la exploración del espacio mediante la tutela de los asiáticos, que le ofreció a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) participar del Programa chino de Exploración de la Luna y trabajar en proyectos conjuntos de estudio de las muestras que se obtengan de la superficie de ese satélite. La CLTC (China Launch and Tracking Control General) también analiza fechas para inaugurar la estación espacial en Neuquén, donde ya se terminó la obra civil y se instaló el equipamiento.
En términos de dinero, sin embargo, el plato más fuerte pasa por los rieles antes que por el espacio. En su visita a China, Macri se llevó una extensión del crédito por US$1600 millones, para completar la renovación del Belgrano Cargas, que ya contaba con un financiamiento original de 2470 millones. En este sentido hay un dato crítico: existe una cláusula de "cross default", por el cual si se cae el emprendimiento de las represas ocurrirá lo mismo con la inversión ferroviaria.
Hay también aperitivos menores, pero importantes en términos regionales. El 18 de mayo pasado, por caso, el Exim Bank de China hizo el primer desembolso en el marco del Acuerdo de Financiamiento para el proyecto de energía solar Cauchari I, II y III, en de Jujuy. Fueron US$58,5 millones.
La relación comercial con el país asiático también va en ascenso. El Senasa ultima detalles para iniciar la exportación de arándanos, que se concretaría en el último trimestre de este año 2018 y en la próxima campaña de cerezas vendrá una auditoría para verificar la calidad del producto con vistas a su exportación. En octubre podrían partir los primeros frutos con destino al paladar de los chinos, que también consumen carne y uva argentina.
Si las cosas con las centrales no salen como estaba previsto, al menos la Casa Rosada puede acudir a un ejemplo propio de situaciones similares. Meses atrás, en el marco del apremio fiscal, el Gobierno reconoció que demoraría el proyecto para construir centrales nucleares con fondos chinos, por la que una comitiva local encabezada por Macri viajó al otro lado del mundo para firmar.
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