Proponen una nueva ley pyme, con simplificación tributaria y fondo de desempleo
Un movimiento de empresarios creado el año pasado busca reunir diferentes voces del universo de las pequeñas y medianas empresas; señalan que hay potencial para la creación de unos dos millones de puestos de trabajo con un contexto adecuado
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Eliminar para las pequeñas y medianas empresas los regímenes de retención y percepción de impuestos, que generan burocracia y saldos a favor de los contribuyentes difíciles de recuperar; establecer una cuenta única tributaria para la compensación de saldos con el fisco; reducir las alícuotas de Ingresos Brutos; crear un fondo de desempleo, y establecer un nuevo sistema para la participación de las pymes en las compras del sector público. Esos lineamientos son algunos de los que se incluyeron en un proyecto de “Ley Federal de Fomento y Productividad Pyme” elaborado por el Movimiento Nacional Pyme (Monapy), nacido en 2020 y que cuenta con más de 4000 adherentes y 50 mesas federales en distintos puntos del país.
Recientemente, la organización convocó a empresarios del sector, políticos, académicos e investigadores, para hacer un balance de su trabajo en los primeros meses. “El universo pyme, con una deuda total de solo 6500 millones de dólares, aporta casi el 50% del PBI y el 70% del empleo, o sea, es el sector más eficiente de la economía”, dice Alejandro Bestani, fundador del movimiento y empresario pyme. “Si se ponen las fichas en este sector, la Argentina arranca”, sintetiza.
Para Juan Pérez Bay, presidente de Idea Pyme, sostiene que “si cada pyme toma un empleado por año, en dos años baja el desempleo a un dígito y se reduce la pobreza, que tanto nos interpela”.
Según los directivos de Monapy, el Gobierno desconoce la capilaridad que tiene el sector pyme y hasta qué punto podría apalancarse en él. “La única forma genuina importante de salir adelante es generando empleo a través de las pymes”, insiste Pedro Cascales, secretario de prensa de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Hablar de las pymes “garpa”, como se dice comúnmente, pero los referentes del sector consideran que lo que el Estado ofrece, en teoría para facilitar la operatoria, es enrevesado o inaccesible. “Diría que está hecha la trampa en la misma ley pyme, como para que no podamos acceder a beneficios, de tanta confusión que su formulación provoca”, puntualiza Bestani.
Por eso, el principal objetivo del movimiento para este año es que se promulgue una nueva ley. La propuesta, explican, abarca tres aspectos que preocupan: el financiero, el tributario y el laboral.
“Hay un vacío significativo en la normativa; no existe una ley que promueva realmente el mundo productivo creando las condiciones adecuadas para su desarrollo”, dice Héctor Romero, de Santa Fe, uno de los responsables de la elaboración del proyecto. “Queremos proponer una ley nueva y no un parche, que sea simple y flexible”, agrega.
Los cañones de Monapy apuntan a canalizar las voces del mundo pyme, que estaban dispersas. La unión hace la fuerza y la Universidad del CEMA, que creó el Centro de Desarrollo Pyme, dice entenderlo así. “Encontramos muchos puntos en común con la filosofía Monapy, que definiría como ‘dejar de declamar, asociarse y actuar’,” define Mauricio Rampone, director ejecutivo de la casa de estudios.
“El rol de nuestra fundación es producir datos que permitan hacer un diagnóstico que utilicen las pymes,” precisa por su parte Vicente Donato, director ejecutivo de Fundación Observatorio Pyme, en alusión a la sinergia que su institución puede articular con la organización de empresarios. Según el último informe del observatorio, los problemas más citados por las pymes encuestadas (unas 400 son las que participan de los sondeos coyunturales) son: los retrasos en los pagos de clientes (47%), la caída de ventas (46%) y las dificultades para el financiamiento (38%).
Desde la política, el exsenador nacional Ernesto Sanz reconoce que al menos en los últimos diez años nunca hubo una ley que atacara el corazón de la verdadera problemática. Ignacio de Mendiguren, presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), se declara desarrollista y dice: “Antes de hablar acerca de si son o no competitivas, debemos mirar las condiciones elementales que tienen para producir. Estoy convencido de que a ninguna pyme argentina le asusta la competencia, pero lo que no puede hacer es lo que nadie, jugar al tenis en Roland Garros con una paleta de ping pong”, sentencia.
Para Bestani, la Argentina de clase media es posible y eso es algo que puede retener a la juventud. “Nuestra propuesta prácticamente desemboca en un plan económico que no tiene ajuste, sino reconversión inteligente –resume–. Hay una demanda potencial de dos millones de empleos si se hacen efectivas las condiciones necesarias”.
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