Prevén que vuelva a operar en marzo la quebrada Cresta Roja
Irá incorporando gradualmente al personal, según lo prometido al gremio; analiza pedir la importación de huevos fértiles para acelerar la producción
La quebrada empresa avícola Cresta Roja volverá a faenar en marzo próximo, según trascendió de una reunión que mantuvieron los últimos días empleados de la empresa e integrantes del consorcio que se hizo cargo de la operación, encabezado por la compañía Ovoprot Internacional.
Más allá de esa fecha estimada, no hay certeza sobre cuál será el nivel de producción (antes de entrar en problemas faenaba 400.000 pollos por día), ya que esto dependerá del potencial reproductivo de los animales que aún tiene la empresa en su activo (el llamado activo biológico disponible).
"Se va a tratar de volver lo más rápido posible a la producción, y eso podrá ser en marzo", contó una fuente al tanto de las tratativas que mantienen empleados y la firma que tomó el control de la avícola.
Por lo pronto, si bien ya se restablecieron los protocolos de bioseguridad y se estabilizó la provisión de la alimentación a las aves que quedaron, lo cierto es que se perdió una gran cantidad de gallinas reproductoras.
En esta línea, se descartaron últimamente planteles que eran inviables. "Se priorizó lo que tenía un valor reproductivo, mientras se buscó estabilizar lo que quedó de la genética", agregó la fuente.
También trascendió del encuentro que para agilizar la producción se necesitaría importar huevos fértiles. Si bien esta alternativa no está habilitada en el país por cuestiones de bioseguridad, se harían gestiones para que desde el Estado se dé un permiso extraordinario con todos los recaudos necesarios. "Se va hacer todo lo que esté al alcance del Estado para que se pueda producir rápido", insistió la fuente consultada.
Para Cristian Villalba, delegado de los trabajadores, la opción de la importación sería necesaria para la empresa. "Los permisos de importación dependen del Estado, pero se necesitan para que ahora se pueda recuperar la actividad. Si los dan más adelante los tiempos se van alargar", apuntó Villalba. Una vez que se importe el huevo fértil, entre 60 y 70 días después se podría tener faena. En el país, históricamente Cresta Roja y su competidora Granja Tres Arroyos manejaron la genética en estas aves.
Mientras se aguardan novedades sobre si se habilita la importación, en las granjas se está alimentando a las recrías de gallinas ponedoras para que pongan huevos y se acelere el círculo productivo.
En rigor, desde distintas áreas del Estado se está buscando ayudar a la compañía. Recientemente, la Justicia instruyó al Senasa para prestar servicios de control y aprobación de sanidad animal, más allá de cualquier suspensión por la falta de pago de cánones o tarifas de parte de la empresa.
Por otra parte, los trabajadores señalaron que el grupo operador de la avícola irá incorporando gradualmente a todo el personal. "Nos explicaron el plan de ellos; tienen la intención de incorprar al ciento por ciento de la gente (la quebrada Cresta Roja cuenta en todas sus plantas de faena con 3200 operarios), en la medida que vayan entrando en producción", señaló Villalba.
Según los operarios, mientras se vaya reacomodando la empresa hará falta que el Estado continúe pagando los salarios a través del sistema de Repro (subsidios a cargo del Ministerio de Trabajo). Vale recordar que el Gobierno anticipó que este mes iba a pagar $6000 por empleado por mes. "El Estado tiene que mantener los Repro", dijo el delegado, que remarcó: "Acá de lo que se trata es de la continuidad de la empresa y de las fuentes de trabajo".
El consorcio integrado por Ovoprot Internacional, Tanacorsa y Grupo Lacau se constituyó en operador de la quiebra de Cresta Roja en una primera etapa de 30 días corridos, con una inversión directa de hasta $20 millones. Según lo dispuesto por la jueza de la quiebra, Valeria Pérez Casado, el 30 de diciembre pasado, en ese período administrará los activos (plantas de faena, granjas, molinos y plantas de subproductos, entre otras cosas), mientras se negocian las condiciones de una eventual explotación por un año mediante un fideicomiso.