Prevén que el consumo caerá 14% este año y recién habría un cambio de tendencia en el primer trimestre de 2025
Se espera que esta baja se desacelere paulatinamente, aunque aún faltan implementar ajustes tarifarios y una eventual salida del cepo podría acelerar la inflación e impactar aún más en el ingreso disponible
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Después del relevamiento de la consultora Scentia, que informó que el consumo cayó 12,5% en junio a nivel país, ayer se conoció otro pronóstico desalentador de NielsenIQ. Según la compañía global de servicios de información, el consumo masivo continuará disminuyendo en lo que resta de 2024, aproximadamente un 14% en promedio hasta diciembre. Y el cambio de tendencia recién llegará en el primer trimestre de 2025.
El estudio revela una disminución en el poder adquisitivo de los argentinos durante el primer trimestre debido al fin de los controles de precios, y se estima que esto puede afectar el resto del año. No obstante, en el último bimestre, observaron una desaceleración en la caída del consumo, coincidiendo con una menor tasa de inflación, lo que sugiere una posible recuperación para 2025.
“De acuerdo con el análisis de NIQ, aunque se proyecta que el consumo masivo continuará disminuyendo en lo que resta de 2024, aproximadamente un 14% en promedio hasta diciembre, se espera que esta caída se desacelere paulatinamente. Si bien la recuperación no será inmediata, se anticipa un cambio de tendencia positivo para el primer trimestre de 2025″, dice el informe.
Sin embargo, también señala que aún faltan implementar ajustes tarifarios que “pueden implicar una pérdida adicional de poder adquisitivo de alrededor del 15%”. “La salida del cepo podría acelerar la inflación e impactar aún más en el ingreso disponible”, agregan.
En cuanto al primer semestre de 2024, detallaron que los hogares argentinos, con una larga trayectoria enfrentando crisis económicas, emplearon diversas tácticas para hacer rendir su dinero, incluyendo la reducción de gastos, principalmente, en ocio, indumentaria, electrodomésticos y productos de belleza.
Otra estrategia de ahorro fue el Downtiering, por el cual los consumidores se volcaron a marcas económicas en productos como jabón para ropa o aceites comestibles, o los cambios de consumo en categorías como bebidas sin alcohol, quesos untables, leche y galletitas.
Por último, se vio una reconfiguración de los canales de venta. Los supermercados y autoservicios mostraron una contracción menor que el promedio, mientras que el canal tradicional fue el más afectado. El e-commerce y los mayoristas fueron los únicos canales que mantuvieron una tendencia positiva.
“Durante esta primera mitad del año, el 94% de las categorías se contrajo. Sin embargo, el impacto no es igual para todas. La mayor parte de las categorías de alto desembolso cae por encima del promedio de la canasta, mientras que las categorías de menor desembolso se contraen por debajo de la media. Hay una tendencia mucho mayor en la Argentina que en el resto de los países de Latinoamérica a comprar marcas más económicas, siendo esta una de las estrategias más fuertes de ahorro”, informó Javier González, líder comercial de NIQ Argentina. Y agregó: “Supermercados de proximidad y mayoristas fueron los que quedaron mejor posicionados ante la crisis, mientras que los almacenes fueron los más afectados”.
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