Prepagas: reproches, un mensaje político y todo un sistema en crisis detrás del tuit de Cristina
La vicepresidenta cuestionó una fórmula que fue confeccionada por funcionarios de Alberto Fernández y que les permitiría a las prepagas mejor administradas, hoy deficitarias, llegar en marzo al equilibrio operativo
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Es probable que nadie se atreva a contestarle. Pero los tuits de Cristina Kirchner sobre el aumento de la medicina prepaga provocaron malestar dentro del Gobierno. Por lo pronto, en la ministra de Trabajo, Raquel Olmos, que además se queja de haber heredado el problema y, para peor, las críticas de la vicepresidenta. Es cierto: en la fórmula polinómica que determina los incrementos, un índice que se conforma con los datos de inflación, los precios de los medicamentos y la paritaria del sector, trabajaron principalmente su antecesor, Claudio Moroni; el jefe de Gabinete, Juan Manzur; el líder del sindicato de la Sanidad, Héctor Daer, y el superintendente de Salud, Daniel López, un hombre formado en Isalud, universidad de la que Ginés González García es rector honorario. Casi todos referentes del albertismo.
Por eso, las prepagas, los sindicalistas, los sanatorios y la mayor parte de los funcionarios consideran que lo de la expresidenta fue un mensaje político, no económico. Es el lado desde donde ella suele ver y abordar las cosas, aunque esta vez haya incidido tal vez una perspectiva adicional, la personal. El lugar de clienta: como muchos dirigentes políticos, la vicepresidenta tiene el plan más caro de una de las prepagas líderes.
El Gobierno aplica la fórmula polinómica desde agosto. Ese esquema de recomposición de precios, que incluye datos de los últimos dos meses y que controla la Superintendencia de Salud, fue la manera que encontró de que el sector pueda recuperarse económicamente del cimbronazo que le provocó la pandemia. Hubo un aumento de 11,34% en agosto, otro de 11,53% este mes y se prevé un 13,80% en diciembre. Si se cumple, el programa les habrá permitido a las prepagas mejor administradas, hoy deficitarias, proyectar un equilibrio operativo para marzo.
“La de Cristina es injusto y político”, fue esta mañana la conclusión general de los referentes de esta industria, al cabo de un encuentro convocado en la sede de la Unión Argentina de Salud, que preside Claudio Belocopitt, y del que participaron unos 15 directivos de clínicas, sanatorios, prepagas y cámaras de empresas de emergencia y de diagnóstico por imágenes. Ahí se acordó que sería el dueño de Swiss Medical el encargado de contestar.
“De ninguna manera la medicina prepaga sube más que la inflación, sino todo lo contrario. Está muy por debajo de la inflación”, dijo a LA NACION Belocopitt.
Como la mayor parte de sus pares, el empresario objeta el lapso elegido por la vicepresidenta para hacer el reclamo. “¿Por qué sucede que tomando solamente en 2022 podría dar por arriba de la inflación? Porque en 2021 y 2022 se fueron pasando aumentos para los años subsiguientes. Especialmente en 2021 no se permitió un aumento necesario para fin de año y se postergó al año siguiente”, argumentó.
Vistos en un tiempo más abarcador, los números de la industria permiten, en cambio, advertir cierto desequilibrio y, desde ya, el golpazo del Covid. Indican, por ejemplo, que entre enero de 2020 y diciembre de 2022 los valores que cobran las clínicas y sanatorios subieron 235%, y los de las prepagas, 248%, ambas bastante menos que la inflación (+297%), los medicamentos y el material descartable (+311%) y los salarios (+303%).
El de la salud es un negocio que en realidad funciona en cadena. Cuando suben los costos, si las prepagas no les cobran precios más altos a los pacientes, tampoco podrán hacerlo los sanatorios y, por lo tanto, el reclamo de los gremios en la paritaria será infecundo. Desde esa óptica, la pandemia, la cuarentena y la crisis argentina alteraron todo. Como los recursos son escasos, el aumento en el costo de los medicamentos les redujo, por ejemplo, margen a los honorarios de los médicos y al precio de las consultas. Si se cumple el programa de la Superintendencia, el promedio de una visita médica seguirá en diciembre, pese a todo, extremadamente bajo: entre $2300 (plan medio) y $2450 (plan alto) por la consulta a un pediatra o un clínico; entre $1950 y $2200 para un cirujano, y $2800 para una visita a domicilio.
Es la razón por la que ahora cuesta más conseguir turnos y médicos a domicilio, agravada también por un problema derivado de la situación cambiaria: muchos profesionales de países limítrofes que trabajaban en la Argentina han decidido últimamente regresar a sus países después de la cuarentena. Una crisis generalizada y sistémica, de las que se habla poco, subyace detrás del tuit de la vicepresidenta.
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