Preocupan en el Gobierno la inflación y las estrategias de las empresas para sortear controles
Fue en octubre de 2015, cuando la inflación aún era interpretada como un problema generado por las empresas. El secretario de Comercio, Augusto Costa –hoy a cargo de Producción en territorio bonaerense–, puso sobre la mesa dos botellitas de ketchup Hellmann’s. La primera ponía "tomates frescos" en su etiqueta. La segunda, más cara, prometía "más tomates frescos". Pero Costa fue más allá. Dijo que se había reunido con Unilever (firma dueña de la marca) y que había probado una salchicha con cada uno de los ketchup. Advirtió entonces: "Tienen el mismo sabor". Denunció después que eran estrategias de las firmas para subir los precios a través de lanzamientos de productos.
La Dirección de Lealtad Comercial, que dependía de la Secretaría de Comercio, afirmó entonces que se tomarían 15 días hábiles para aprobar o no las etiquetas de los productos nuevos. En esos días, se dio a conocer la inflación de septiembre de 2015. Para el Indec de Guillermo Moreno (ya fuera del gobierno de Cristina Kirchner), la suba interanual era de 14,4%. Según las consultoras privadas, llegaba en realidad a un 25%.
El nuevo Sistema de Fiscalización de Rótulos y Etiquetas lanzado por Costa puede estar cerca de volver. Es un temor que las compañías mastican entre bronca por la caída de rentabilidad en el país.
En el último encuentro entre los empresarios del rubro de la Alimentación y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español (ex directora de Comercio Exterior en el equipo de Costa), apareció una recriminación a las empresas por "aumentos encubiertos", según admitieron a LA NACION dos fuentes oficiales y dos privadas que participaron de la reunión vía Zoom por la tarde del miércoles pasado.
Allí, el día que el Gobierno les comunicó a las compañías que mantendría hasta el 1º de octubre los precios congelados de 23.000 variedades de productos, estuvo también presente el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que –en varias oportunidades– ya señaló que los Precios Máximos –que rigen desde el 6 de marzo– son una política diseñada sólo para la emergencia. Las únicas subas, de 4%, se autorizaron en julio.
Pese al pedido de precisiones sobre los "aumentos encubiertos" a Desarrollo Productivo, en esa cartera no quisieron detallar a través de qué nuevos lanzamientos de productos las empresas alimenticias están sorteando los controles de precios del Gobierno.
"Todas las empresas intentan hacer eso para zafar de este torniquete", contó un directivo presente en el encuentro que señaló que, por ahora, no espera represalias por parte de la secretaría que conduce Español.
"Es una estrategia de golpear por las dudas. Sólo una amenaza", interpretó. Después de esa reunión en la que fueron informados de la decisión oficial, los empresarios se llevaron la promesa de otro aumento sin un porcentaje claro, probablemente este mes, y que será por producto y no generalizado. "Tendremos que enviar aumentos de costos por producto", dijeron.
La denuncia oficial se da en un contexto en el que, pese a la recesión en la que está la economía, la actividad se encendió luego del derrumbe de la cuarentena rígida de abril y en medio de una gran inyección de pesos para solventar a trabajadores y empresas en medio de la pandemia.
Según las consultoras, la suba de los precios –pese a los congelamientos existentes– se aceleró a en agosto y rozaría el 3%, casi un punto por encima de lo que fue la inflación de julio. La suba de precios acumula este año un alza de 15,8% que, a doce meses, llega a 42,2%.
Los directivos de Copal le dijeron en esa reunión a Kulfas, Español y su equipo que "ya no resulta sostenible el congelamiento de precios con costos aumentando mensualmente y con el inminente riesgo de quiebra en algunas empresas" y destacaron que "la inflación no es provocada por la industria, sino que el impacto en los costos de los alimentos y bebidas es consecuencia de la inflación", según contaron. Los productores detallaron las subas de costos y a eso le sumaron "la situación macroeconómica preexistente y los costos adicionales asociados al Covid-19".
La preocupación en el sector privado sobre las señales de precios crece. Kulfas ya fue consultado por las empresas norteamericanas vinculadas con la Amcham semanas atrás. Allí recalcó que esta política no era de largo plazo, sino de emergencia, vinculada con el Covid. Sin embargo, la estricta supervisión oficial sobre los precios ya no es sólo potestad de los alimentos, sino que se extiende y llegó, por ejemplo, a los electrodomésticos.
No es rubro elegido al azar, sino el que más se encareció durante julio, según el IPC del Indec. Todos lo saben en la Argentina: con cepo, el consumo se reorienta a bienes atados al dólar. Por eso, a instancias del Gobierno, las cámaras del sector ya están relevando listas de precios.
Otras noticias de Covid
Más leídas de Economía
Habrá cambios. Cuánto costará el dólar tarjeta en enero
Advertencia. El CEO de una cadena francesa de supermercados no quiere comprar carne del Mercosur
Excelencia Agropecuaria. A pura emoción, se consagraron los mejores del campo en 2024
“Decisión totalmente desacertada”. El campo bonaerense embistió contra la supertasa creada en un municipio