Precios y producción, ¿a cuánto debería venderse la nafta en la Argentina?
1. Controlar precios. Un sueño de cualquier gobernante es poder decidir sobre los precios sin que eso impacte en la economía real ni afecte el consumo. Es obvio, si las compañías no modifican sus decisiones de inversión, si el gobierno no incurre en un déficit mayor por financiar subsidios, y si el consumidor mejora su capacidad de consumo, sería un mundo ideal. Pero todo no se puede, aunque lo hemos intentado. Como los ingresos reales no crecen, tratamos de mejorarlos congelando el precio de ciertos bienes o servicios, pero entonces aumentan los subsidios económicos del Estado y se deterioran las inversiones de las compañías, haciendo que la provisión de bienes y servicios e incluso el pago de salarios sea peor.
2. Disparidad. Hace poco surgió una discusión sobre si la Argentina debe o no tener precio internacional de combustible, dado que somos productores de petróleo. La lógica de fondo es: si producimos algo, ¿por qué tenemos que pagar el precio que el mundo dispone y no el que nosotros consideramos? Para hacer un pequeño spoiler, los mayores productores de petróleo son Estados Unidos, Arabia Saudita, Rusia, Canadá y China. En Estados Unidos el litro de gasolina cuesta US$0,87; en Arabia Saudita, US$0,62; en Rusia, US$0,61; en Canadá, US$1,23 y en China US$1,14. ¿Por qué tanta diferencia, si todos son productores? Hay varias cosas a tener en cuenta.
3. Productores. Los precios minoristas de los combustibles están definidos en su mayoría por cuatro componentes generales: petróleo crudo, costos de refinación, impuestos y costos minoristas y de distribución. También están los márgenes de ganancia. Y un punto de vital importancia es si el país (pese a ser productor) necesita o no importar, y si tiene solvencia fiscal. Es decir, China es un gran productor de petróleo (4 millones de barriles diarios), pero consume más de 15 millones de barriles diarios. En cambio, Arabia Saudita produce más de 12 millones de barriles diarios y consume poco más de 3 millones. En la Argentina, el 15%/20% del gasoil consumido es importado. Además, Arabia Saudita, que tiene fuerte injerencia de compañías del Estado, no necesita atraer inversiones para perforar, explorar o refinar, a diferencia de nuestro país.
4. Subsidios. El mundo desde hace tiempo que se ha propuesto disminuir el uso de los combustibles fósiles, para reducir el impacto ambiental, como principal objetivo, porque desalientan el uso de energías limpias, pero, además porque distorsionan los mercados, envían señales de precios incorrectas a los usuarios y amplían los déficits fiscales en las economías en desarrollo. En 2022, tras la invasión de Rusia a Ucrania, este objetivo no se pudo llevar adelante y los subsidios crecieron hasta casi duplicarse respecto de 2021. Previamente, países como Irán, Indonesia y Arabia Saudita anunciaron en 2015 amplias reducciones de subsidios. Los subsidios solo serán sostenibles si hay objetivos de largo plazo. ¿Puede la Argentina darse el lujo de querer subsidiar o controlar la mayoría de sus bienes y servicios por mucho tiempo? Dada su situación fiscal y de inversiones, la respuesta es no.
5. Noruega. Este país produce petróleo y vende la nafta a precios carísimos comparado con el resto de Europa, pero recauda para su fondo soberano anticíclico, para subsidiar a los estratos más bajos de la población. Así, mientras que allí tienen la próxima década fiscalmente asegurada, nosotros peleamos por 2024.
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