Precios y salarios. Charla ministerial con la preocupación por la inflación como foco central
En el oficialismo crece la preocupación por la inflación. "No gusta. No estamos cómodos", reconoció un ministro que estuvo presente ayer en la reunión de gabinete económico en la que el Gobierno buscó darle el puntapié inicial a su demorado acuerdo de precios y salarios. "Somos conscientes de los problemas. Pero no hay recetas mágicas. Tenemos que ir de a poco, generando los consensos", dijo otro de los testigos del encuentro.
¿Cómo será el formato del acuerdo que está pensando el Gobierno? "No vamos a hacer como José Ber Gelbard. No va a tener una lista de precios a cumplir", ironizó, para despegarse del fracasado intento del ministro en el gobierno de Héctor Cámpora, quizás sin reparar en la admiración que Cristina Kirchner le profesó al "último gran empresario" cuando publicó su libro Sinceramente, en mayo de 2019.
La metodología final de ese acuerdo se terminará de consensuar la semana que viene con empresarios y sindicalistas. Sin embargo, en el Gobierno ya piensan en presentar un "sendero de números macro" para luego trabajar con "los desvíos" que se vayan encontrando.
Las anclas de ese sendero macro en 2021 -año de elecciones - serán dos: la primera, una leve apreciación del tipo de cambio. La segunda, un mayor retraso en las tarifas (la vicepresidenta ya auguró aumentos menores al 10% en esta temporada luego de más de un año de congelamiento, lo que se traduciría en un problema para Martín Guzmán y su promesa de no aumentar los subsidios económicos y bajar el déficit fiscal). "Si el Estado subsidia las tarifas, eso se paga de alguna forma: con impuestos, con deuda o con emisión", dijo anoche el ministro, que insistió en que el nuevo cuadro tarifario respetará el presupuesto.
En base a esos dos supuestos, el oficialismo trabajará la definición de una pauta salarial en tono a la inflación prevista en el presupuesto 2021, del 29%. Es una variación por debajo de la proyectada por economistas privados, en torno al 50%. Una encuesta de SEL Consultores estimó que las empresas líderes esperan un nuevo año de licuación salarial, a pesar de que trabajadores fuera y dentro de convenio lograrían compensaciones en torno al 40% en el año. La idea del Gobierno es que los trabajadores ganen entre 3 y 4 puntos reales en el año.
Para contribuir a ese esquema de estabilización de la economía, Guzmán ofrecerá tasas en pesos levemente por encima de la inflación. El problema allí sigue siendo la proyección de la suba de precios. Las tasas serán "reales" ¿en base a qué inflación? ¿La que proyecta el Gobierno o la que va leyendo mes a mes el mercado privado? "No vamos a devaluar", reafirmaron por las dudas -una vez más- dentro del equipo económico de Alberto Fernández.
Los acuerdos de precios y salarios serán sólo uno de los capítulos en el combate a la inflación, dicen en el Gobierno. Existen otros dos, en una mirada integral. Un capítulo será un programa macroeconómico que se centrará en reducir el déficit fiscal (ese primer paso ya se manifestó con los cambios de la fórmula jubilatoria) y corregir desequilibrios, sobre todo con la emisión monetaria (2 billones de pesos en 2020), que termina huyendo al dólar y alimenta esa cotización o la brecha, admiten.
Reducción del déficit no es lo mismo que baja de gasto público. En 2021, el gasto real crecerá, ya que en el Gobierno creen que sin estimulación de la demanda (mejoras en salarios reales de los trabajadores privados para impulsar el consumo y gasto del Estado, sobre todo en construcción) no habrá crecimiento de la actividad. La mejora del déficit vendrá de la mayor presión impositiva (el sector privado está a la espera de la reforma tributaria) y de la muy lenta y heterogénea recuperación de los ingresos vinculada con la reactivación. Guzmán además presentará en los próximos meses su esquema plurianual de reducción del déficit fiscal. Ese sendero, pedido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), pasará primero por el Congreso.
El tercer capítulo de la política antiinflacionaria son los "mecanismos de auxilio" (Precios Máximos, Precios Cuidados, los acuerdos de precios de la carne, entre otros).
Sin topes y con mejoras
"Creemos que es un momento en el que tenemos que hacer un esfuerzo grande para hacer converger las variables macroeconómicas: los precios, los salarios, el gasto en torno a lo que hemos acordado en el presupuesto", dijo Cecilia Todesca, vicejefa de Gabinete a la salida de la reunión de ayer. Negó topes a las paritarias y habló de mejoras en los salarios reales.
En el equipo económico afirman que los factores explicativos de la inflación son muchos, sobre todo ante la preocupante aceleración de diciembre, que -dicen- hubiera mostrado un alza de 3% con un índice "descarnado". Esperan un enero todavía alto y una desaceleración al piso previo de 3% en marzo. No es un escenario compartido por los analistas privados.
El problema de la inflación, para el oficialismo, es multicausal. Allí enumeran: recuperación de actividad y de márgenes, deslizamiento del tipo de cambio, puja distributiva e inercia. También aumento de los precios internacionales, lo que alienta internamente la posibilidad de subir rentenciones ¿El rojo fiscal y la emisión? "No toda la emisión va a precios. Depende del contexto. Pero sí se va a dólar o a la brecha", reflexionaron. Por eso, en privado reconocen: "Hay que corregir desequilibrios".
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