Con niveles inflacionarios que han llegado a mucho más del doble del rango considerado por cada país como aceptable, las monedas tienen un valor cada día menor
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Cuando la inflación se ha transformado en una ola que recorre el mundo, con Estados Unidos marcando su mayor nivel en los últimos 39 años al escalar a un histórico 7%, América Latina también sigue la tendencia alcista.
Así lo están viviendo países como Brasil (con un aumento de precios de 10% en el último año), México (7,1%), Chile (7,2%), Perú (6,4%), Colombia (5,6%), o Argentina (50%).
Las seis mayores economías de la región han sido testigo del aumento en el costo de la vida impulsado, entre otras cosas, por el incremento en el precio de los productos energéticos y los alimentos, los atascos en las cadenas de suministro que mueven los productos de un país a otro, la subida en los niveles de consumo y la recuperación económica global tras casi dos años de pandemia.
Con niveles inflacionarios que han llegado a mucho más del doble del rango considerado por cada país como aceptable, el dinero tiene un valor cada día menor.
“A la inflación se le ha llamado el impuesto más lacerante para las familias, especialmente en los segmentos más pobres, porque algunas gastan más de la mitad de su presupuesto en alimentos”, le dice a BBC Mundo José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC) de México.
Como hubo un aumento del precio de las materias primas en 2020, explica, muchos países se beneficiaron al tener mayores ingresos, especialmente en América del Sur y Centroamérica.
Pero, con el paso del tiempo, “el aumento en el precio de los commodities, como alimentos y productos energéticos, se transformó en una presión inflacionaria”, agrega. “Eso es paradójico”.
Junto al aumento de la inflación, hay otras 3 tendencias que están influyendo en el rumbo de las economías latinoamericanas y, por consiguiente, en tus finanzas personales.
1. El aumento en las tasas de interés
Para controlar la inflación, una de las herramientas más utilizadas por los bancos centrales es el aumento de la tasa de interés.
Cuando sube la tasa de interés se encarece el crédito. Eso afecta a las empresas que necesitan pedir dinero prestado para llevar adelante sus inversiones, a los gobiernos que necesitan financiar el gasto público, y también afecta a las personas que requieren préstamos para comprar una casa, un auto o un gasto imprevisto.
Si las tasas de interés están muy altas, a nadie le conviene endeudarse.
¿Qué pasa con los que se habían endeudado antes de la subida de tasas? Si habías contraído una deuda hipotecaria, por ejemplo, con una tasa de interés fija, no hay problema.
Pero si el crédito fue acordado con una tasa variable, entonces la subida de tasas sí tendrá un efecto sobre tus finanzas.
Como Estados Unidos es la mayor economía del mundo y el dólar se considera la moneda más “fuerte” en la economía internacional, lo que ocurre con las tasas de interés en ese país tiene un efecto global.
Cuando la Reserva Federal, (Fed, por sus siglas en inglés) que es la institución equivalente al banco central de otros países, decide subir o bajar su tasa, los mercados financieros reaccionan y la economía del mundo se remece.
Hace unos días el organismo decidió mantenerla en un nivel cercano a cero, pero indicó que espera subirla “pronto”, algo que los analistas interpretan que ocurrirá en marzo.
A diferencia de Estados Unidos, en América Latina la mayoría de los países subieron las tasas a toda velocidad en 2021, encareciendo el costo del crédito.
“La subida de tasas recién ha empezado. Luego viene Estados Unidos y después Europa. Eso va a obligar a nuestros países en América Latina a seguir esa tendencia”, dice en diálogo con BBC Mundo Joseph Ramos, profesor de Economía de la Universidad de Chile.
En Chile, por ejemplo, recientemente se produjo el mayor aumento de la tasa en los últimos 20 años, llegando a un 5,5%, el mismo nivel que ahora tiene México.
En otros países como Brasil, el aumento ha llegado a un 9,25%, mientras que en la Argentina se ubica en 40%.
2. La depreciación de las monedas
Así llegamos a otra de las tendencias que están afectando a la economía latinoamericana: la depreciación de las monedas frente al dólar.
“El tipo de cambio es una de las variables más sensibles que tenemos en la macroeconomía, porque se mueve por factores objetivos pero también por cosas subjetivas”, dice Eduardo Carbajal, economista y académico de la universidad mexicana Tecnológico de Monterrey.
El problema de las monedas locales respecto al dólar es que aún existe un escenario de incertidumbre por la pandemia, apunta.
A eso se suma la escasez de chips que se usan en los autos y los productos tecnológicos, más los problemas en las rutas marítimas para transportar productos, que propician una reducción de los bienes disponibles en el mercado.
Entonces, como ha aumentado la demanda de los consumidores por aquellos productos, los precios suben.
En este escenario los inversionistas, que demandan muchos dólares, tratan de protegerse adquiriendo esa moneda para tratar de blindarse frente a las vicisitudes.
Con tanta demanda de dólar, sube el precio, explica Carbajal, y se deprecian las monedas locales.
Es decir, cuanto más aumenta la incertidumbre, más se deprecian las monedas de América Latina.
¿Qué efectos tiene la depreciación de las monedas?
La consecuencia más directa es el encarecimiento de los productos importados, algo que finalmente funciona como una retroalimentación a la espiral inflacionaria, dice el economista José Luis de la Cruz.
“La depreciación de las monedas puede acabar siendo, después de varios meses, un nuevo elemento que empuje la inflación, generando un círculo vicioso bastante perverso”, apunta.
Mirando hacia el futuro, puede ser que el escenario de depreciación sea transitorio.
Llegará un punto en que, después de una alta demanda y acumulación de dólares de los inversionistas y las grandes empresas, estos comenzarán a gastarlos, señala Carbajal, un fenómeno que se ha visto a principios de este año.
3. Menor crecimiento económico en 2022
Con algunas excepciones, los países de la región enfrentarán un “frenazo económico”, según lo han planteado distintos organismos internacionales y los propios gobiernos.
El Fondo Monetario Internacional, FMI, proyectó que América Latina crecerá este año apenas un 2,4%, mientras que la estimación a nivel global es que el crecimiento bajará a un 4,4%, reflejado en gran medida en la desaceleración de las dos mayores economías del mundo: EE.UU y China.
Y en las perspectivas para la región, el menor desempeño de las dos mayores economías, Brasil y México, configura un panorama menos favorable.
“Lo que vamos a ver probablemente en América Latina son procesos de estanflación, es decir, alta inflación y bajo crecimiento”, apunta José Luis de la Cruz.
En ese contexto, agrega, el aumento de la informalidad laboral y la pobreza es preocupante.
Las estimaciones apuntan a que este año la región no logrará retomar la senda de desarrollo económico y social.
“Los problemas estructurales de Latinoamérica se van a conjugar con los problemas coyunturales, generando un entorno en que América Latina seguirá atrapada por su pasado”, agrega el economista.
Por Cecilia Barría
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