¿Por qué puede Lionel Scaloni y no pudo Paloma Herrera?
La renuncia de la bailarina al cargo de directora del Ballet Estable del Teatro Colón reactivó un debate sobre cuestiones laborales y previsionales en tareas como las de artistas y deportistas
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Luego de dirigir el Ballet Estable del Teatro Colón durante cinco años, Paloma Herrera presentó su renuncia y explicó públicamente las razones de su decisión. Serguei Diaghilev y Piotr Ilich Tchaicovsky se deben estar revolcando en sus tumbas, pero más allá de esto, la solución comienza por entender la naturaleza del problema y la identificación de quién tiene que hacer algo al respecto.
Sobre esta cuestión consulté al norteamericano William Dyer Grampp (1914-2019), quien al igual que Ronald Harry Coase, Aaron Director y Lloyd Winn Mints, vivió más de 100 años. Lo consulté porque en 1989 publicó un libro titulado Poniéndole precio a lo que no tiene precio: arte, artistas y mecenazgo, aplicando el análisis económico a la fijación de los precios y el consumo de obras de arte. “El liberalismo fue el centro de sus estudios durante toda su vida y lo analizó con destreza, no olvidando nunca las contradicciones y claroscuros que caracterizan su historia”, afirmó Carlos Rodríguez Braun.
–En 1965, en sus estudios históricos, usted planteó un enfoque que se utilizó durante varias décadas.
–Yo quería entender tres cosas: cómo funcionaba el proceso gubernamental, cómo las actuales intervenciones estatales se habrían dispuesto en el pasado y la forma en la que esa intervención tuvo lugar en episodios históricos.
–Fue duro con los economistas metidos a historiadores.
–Lo que ocurre es que los economistas no son buenos historiadores. Los escritos de Thomas Robert Malthus sobre las leyes de granos desarrollaron la idea de los rendimientos decrecientes, que David Ricardo utilizó cuando se ocupó de la elasticidad precio. Todo lo cual nos habla mucho más de la historia de la teoría que de las políticas que se aplicaron. Lo que un economista escribió sobre una propuesta concreta probablemente se aplique exclusivamente a la referida propuesta. Para entender la historia de las políticas públicas hay que leer a los economistas con prudencia, consultar también lo que escribieron en sus cartas y otros papeles personales, lo que los contemporáneos dijeron de ellos, verificando todo con una prudente lectura de la historia económica. El liberalismo clásico no era libertario, porque los economistas clásicos, como los mercantilistas, eran personas prácticas.
–Le consulto sobre la renuncia que presentó Paloma Herrera.
–¿Usted se refiere a la “Leo Messi” del ballet?
–¿No estará exagerando?
–Estamos hablando de quien, a los 15 años, se convirtió en la bailarina principal del American Ballet (de Nueva York), y desarrolló una excepcional carrera internacional, a lo largo de más de un par de décadas. Herrera, aunque obviamente no ya como bailarina, sigue vigente, como lo prueba el hecho de que, al día siguiente de presentar su renuncia, recibió ofertas laborales del American Ballet y del English National Ballet. Declaró que no piensa dejar la Argentina, pero si yo fuera ustedes, no arriesgaría.
–¿Qué pasó?
–Ella lo explicó claramente, pero lo voy a traducir en lenguaje de los economistas. El Teatro Colón cuenta con un stock de 100 bailarines, de los cuales a lo sumo la mitad está en condiciones de bailar con el nivel de excelencia que demanda la institución. Además de lo cual, quien tiene a su cargo cada función no siempre puede elegir a los que en ese momento están en las mejores condiciones físicas y anímicas para bailar.
–Supongo que no se referirá a los papeles protagónicos, sino a los secundarios.
–Pero a los exigentes ojos de los fanáticos del ballet, esa distinción les resulta irrelevante. A propósito: Robert Edward Rubin, secretario del Tesoro de Estados Unidos, durante un cierto tiempo integró el directorio del American Ballet Theatre. Como la compañía enfrentaba un déficit de 10%, sugirió que nadie notaría si se bailaba El lago de los cines con 10% menos de cisnes. Por supuesto, ignoraron esa tontería.
–El contraste con la selección nacional de fútbol es más que claro.
–Sí. ¿Se imagina a Lionel Scaloni teniendo que integrar el equipo que representa a la Argentina, con algunos jugadores demasiado veteranos, lesionados o afectados psicológicamente porque les cayó una inspección de la AFIP? El director técnico difiere lo más posible la formación del equipo, no solamente para no darles información a los adversarios, sino porque quiere “ver” a cada uno de sus jugadores.
–¿Por qué Scaloni puede y Herrera no pudo? ¿Es una cuestión de género?
–No me parece. La explicación más plausible es que los jugadores no son empleados de la Asociación del Fútbol Argentino, mientras que los bailarines son empleados del Teatro Colón.
–Estamos, entonces, delante de una cuestión de índole laboral.
–Laboral, pero subproducto del régimen jubilatorio.
–Explíquese, por favor.
–No parece haber grandes problemas con que la mayoría de los cajeros de los bancos, los porteros de los edificios y los cocineros tengan que esperar cumplir 65 años para acceder a su jubilación. Pero esto es absurdo en el caso de los deportistas en general, y los bailarines del Teatro Colón en particular. La vida de los deportistas es corta y puede abortar en cualquier momento, por accidente y enfermedad, por lo cual los veteranos les aconsejan a los jóvenes que se compren un departamento antes que un auto de alta gama.
–¿Y entonces?
–Hay que modificar el régimen jubilatorio para casos como el de los bailarines. Lo cual no necesariamente implica aumentar el gasto público, porque hay que crear un régimen especial, con mayor aporte durante la corta vida activa, para hacer frente a décadas de beneficios jubilatorios. Como rige en el caso de la Uocra desde hace algunos años.
–La reforma también permitiría lubricar el “caño”.
–Para que los lectores entiendan: en el análisis económico hablamos del caño para entender situaciones en las cuales diferentes generaciones o tipos de personas están vinculadas entre sí. La entendible resistencia a retirarse por parte de los bailarines mayores atrasa el ingreso de los más jóvenes. Los mejores de los cuales, ante la falta de perspectivas locales, optan por migrar. Un tragedia para su país.
–La perspectiva del caño fue planteada por John Rees Harris y Michael Paul Todaro, para entender la dinámica de las migraciones internas.
–Con la diferencia de que, en el caso de las migraciones, la recomendación consiste en no lubricarlo, para no exacerbar la aglomeración en los alrededores de las grandes ciudades, mientras que en el caso del Teatro Colón lo que hay que hacer es precisamente lo contrario.
–Según sus propias palabras, solo un milagro retendría a Paloma en el Colón.
–Hagan todo lo posible para que ocurra. Para lo cual, modestamente, sugeriría que si ayudan a que el milagro se verifique, mejor.
–Don William, muchas gracias.
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