¿Por qué mejora la economía, pero la billetera todavía no lo siente?
Según un estudio de la consultora de Hernán Lacunza, si bien hubo una recuperación del salario en los últimos meses, se da en paralelo a un proceso de ajuste de precios relativos, que aún deja por debajo de los niveles de 2023 el ingreso que los argentinos tienen para volcar al consumo
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¿Por qué la mejora de la economía que celebra Javier Milei no se nota aún en el consumo masivo? Hay una respuesta a esta pregunta. Una respuesta con números. Es que, si bien hubo una recuperación del salario en los últimos meses, esta se da en paralelo a un proceso de ajuste de precios relativos -aumentos en servicios públicos, entre otras liberalizaciones-, que aún deja por debajo de los niveles de 2023 el ingreso que los argentinos tienen para volcar al consumo.
Esa es la conclusión que se desprende de un informe de la consultora privada Empiria, liderada por el exministro de Economía, Hernán Lacunza. El texto precisa que el ingreso disponible en un hogar promedio del AMBA cayó 13,9% entre noviembre de 2023 –antes de la asunción del Milei– y septiembre de 2024.
“Es la principal variable explicativa de la merma del consumo en el período (10%)”, se estimó. Sin embargo, el mismo relevamiento argumenta que en un escenario a futuro en el que se mantienen las mejoras de los ingresos reales y disminuye además el impacto del aumento real de los servicios, generaría una mejora del consumo masivo.
El documento explica que, en ese mismo lapso, el ingreso promedio del hogar (registrados, no registrados y no laborales) cayó un 6,3% ajustado por inflación. “Pero como los gastos fijos (transporte, electricidad, gas, luz, agua, expensas, alquiler, todos consumos difíciles de ‘ajustar’ aunque aumenten sus precios) crecieron 35,2% en términos reales, el ‘saldo disponible’ para otros consumos de las familias (alimentos, vestimenta, esparcimiento) aún está seriamente afectado por la recesión”, indicó el informe elaborado por la consultora privada.
Según los técnicos de Empiria, la reducción de subsidios a los servicios públicos y los aumentos asociados en tarifas (entre 60% y 92% real subieron el transporte público, la energía del hogar y el agua), los incrementos en las expensas (+15% desde noviembre) y el alquiler (+24%) “absorbieron la recuperación en los ingresos de los hogares que comenzó en abril”.
“Así, tras un primer cuatrimestre en caída libre, la recuperación salarial parcial de los últimos cinco meses no se refleja aún en un rebote del consumo de similar magnitud, dado la mayor incidencia de esos ‘gastos fijos’ de servicios básicos y vivienda en la canasta familiar”, señalaron.
En septiembre de 2024, según el Iaraf, el salario real privado registrado creció 0,3% con respecto al del mes de agosto y el público, un 0,4%. “A nueve meses de la devaluación de diciembre de 2023, el salario privado formal de septiembre tuvo un nivel real equivalente al 98,5% del que tenía en noviembre de 2023, mes previo a la devaluación. Por su parte, el salario público tuvo un nivel real equivalente al 84% del que tenía en noviembre de 2023″, afirmó Nadin Argañaraz. De hecho, según datos de la Secretaría de Trabajo, se trata de la recuperación más rápida frente a las últimas cuatro devaluaciones.
El salto de los gastos fijos
El hogar promedio del AMBA destinó 22,6% del ingreso a los gastos fijos, mientras que en noviembre de 2023 destinaba 15,6%, gracias a la liberación de los precios y el trabajo oficial para ajustar precios relativos. Existe una diferencia entre los hogares con vivienda propia (78% del total) o alquilada (22%): en los primeros, los gastos fijos representaron el 20% del ingreso; entre los inquilinos, el 31,5%, con el alquiler como el principal componente (15%).
La política de controles y distorsiones de precios fue un anabólico para los ingresos durante el kirchnerismo, pese a que, a la larga, hizo que la macroeconomía argentina comenzara a crujir. A mediados de 2019, el gasto fijo representaba una proporción similar a la actual (23,7%), el máximo registrado. “Sin embargo, la política de fijación de tarifas de servicios básicos durante 2020 y 2023 generó una reducción de 8 puntos en la participación de los gastos en el ingreso, lo que impulsó –artificialmente– el ingreso disponible y el consumo: 1,5 punto porcentual (pp) fueron por el transporte público; 3 pp, por la caída en el peso del gasto en energía; 0,3 pp, por el gasto en agua y 3,1, por el gasto en expensas y alquiler (que tenía una fórmula de actualización rezagada con inflación creciente, lo que restringió la oferta)”, enumeraron en Empiria.
Desde noviembre del año pasado hasta septiembre del actual, la tendencia, que se había profundizado en el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, se revirtió y los gastos fijos pasaron a representar el 22,6%, es decir, 7,1 puntos más: 1,3 pp de transporte público; 2,2 pp de energía y combustibles; 0,7 pp de agua; y 2,7 pp de gastos de vivienda, indicaron en Empiria.
La caída del consumo
En el segundo trimestre del año, según Empiria, el consumo cayó 4,1% contra el primer trimestre de 2024, agregando una nueva contracción sobre las caídas del 3,1% y 2,4% en el primer trimestre de 2024 y último de 2023, respectivamente. “Así, el consumo acumula una reducción del 10% desde el tercer trimestre de 2023, con una dinámica diferente a la de la masa salarial que, en un contexto de inflación decreciente, pudo recuperar 5,6% en el segundo trimestre”, expresaron.
De acuerdo al relevamiento de la consultora Scentia, por caso, en octubre las ventas de productos de la canasta básica -alimentos, bebidas, tocador y limpieza- cerraron octubre con una caída interanual del 20,4%, mientras que en el año acumulan un descenso del 12,4%. Justamente, los especialistas advierten que la comparación se hace contra octubre de 2023, cuando se produjo el pico del llamado “Plan Platita” que lanzó el entonces ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa, y que terminó sobrecalentando la demanda.
“La situación interanual mantiene una tendencia dura por la caída, sin embargo, es necesario poner en contexto dado que la comparación es sobre una base construida con acciones de tinte electoral”, explicó Osvaldo Del Río, director de Scentia.
“Un dato muy consultado por diferentes sectores es lo sucedido versus el mes anterior y, si bien no es un indicador monitoreado por cuestiones estacionales, excepcionalmente lo estamos siguiendo y podemos decir que desde abril se observa una situación de estabilidad en las ventas y, para tener una mirada más certera, sucede lo mismo en la venta promedio diaria”, agregó el analista.
“Para los próximos meses, un escenario en el que se mantiene la mejora de ingresos reales y disminuye el impacto del aumento real de los servicios podría impulsar una recuperación más vigorosa del consumo, potenciada además por la recuperación del crédito bancario al sector privado”, cerraron desde la consultora que dirige Hernán Lacunza.