Por qué EE. UU. decidió echar al presidente del BID nombrado por Donald Trump
El gobierno de Joe Biden concluyó que el informe sobre el escándalo ético que provocó la caída de Mauricio Claver-Carone era exhaustivo y creíble, pero además el comportamiento del funcionario durante la investigación generó profunda preocupación
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WASHINGTON.- La decisión de avanzar con la destitución de Mauricio Claver-Carone de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se terminó de gestar en cuatro días, pero se tejió durante varios meses.
El lunes pasado, el board del BID recibió el informe final de la investigación sobre el escándalo ético que provocó la caída de Claver-Caroner. Ayer, votó a favor de echarlo por unanimidad. Estados Unidos jugó un papel decisivo al acompañar –y apuntalar– ese consenso, que terminó en una inusual muestra de unidad para una región que parece dividida en casi todo lo demás. La decisión final quedó en manos de la Asamblea de Gobernadores, que se descuenta desplazará al jefe del BID.
El gobierno de Joe Biden –donde nunca hubo simpatía por Claver-Carone– avaló su salida ante las evidencias recopiladas en el informe sobre sus “conductas indebidas” al frente del banco, pero también por la enorme preocupación que generó en la administración demócrata el comportamiento del propio Claver-Carone, a quien acusó de crear un clima de intimidación y miedo en el organismo, y de intentar entorpecer y contaminar la investigación que provocó su caída. Pesó, también, el frente unificado que mostró la región a favor de un cambio de liderazgo en el banco.
En 2020, con Donald Trump en la Casa Blanca, Estados Unidos le había abierto el camino a Claver-Carone a la presidencia del BID, quien se convirtió en el primer norteamericano en presidir el banco tras imponerse en una polémica elección. Brasil y Colombia, varios países de Centroamérica y del Caribe apoyaron su nominación, que fue rechazada por la Argentina, Chile y Perú, un escenario de división que se esfumó en su destitución. Ese renovado consenso regional también fue clave para inclinar a la Casa Blanca a favor del desplazamiento de Claver-Carone.
Ahora el jefe del BID quedó a un paso de ser destituido luego de que el Directorio Ejecutivo recomendó, por unanimidad, rescindir su contrato debido a que una investigación independiente concluyó que había violado las reglas éticas del banco. Ese trabajo, realizado por el bufete Davis Polk, halló evidencias de que Claver-Carone mantuvo una relación romántica con su jefa de gabinete, y ordenó aumentarle el sueldo más de un 40% en su primer año en el banco, durante la pandemia. Su salario llegó a US$420.000 por año, develó el periódico El País.
La investigación se generó a partir de una denuncia anónima, en marzo de este año. El board recibió este lunes el informe final de Davis Polk, del que trascendieron varios detalles a la prensa.
Un vocero del Departamento del Tesoro dijo que la investigación fue “exhaustiva, independiente y creíble”, y encontró “conductas indebidas” que violaron los principios y valores del BID.
“La negativa del presidente Claver-Carone a cooperar plenamente con la investigación y su creación de un clima de miedo a las represalias entre el personal y los países prestatarios ha perdido la confianza del personal y los accionistas del Banco y requiere un cambio de liderazgo. Estados Unidos apoyará una resolución rápida por parte de la Asamblea de Gobernadores”, indicó el vocero.
Desafiante, Claver-Carone dijo luego de la votación en declaraciones a medios que era “vergonzoso” que el gobierno de Biden haya comentado sobre la decisión del board a la prensa antes de notificarlo y no haya defendido a dos funcionarios norteamericanos contra “información fabricada”. Un vocero del BID declinó hacer comentarios dado que el proceso continúa.
Además, acusó a la Casa Blanca de entregarle el banco a China en “bandeja de plata”. El funcionario ha negado todas las acusaciones en su contra.
Una fuente familiarizada con los motivos de la decisión dijo que el gobierno de Biden quedó particularmente preocupado por el comportamiento de Claver-Carone durante la investigación, incluida su negativa a poner a disposición su teléfono de trabajo y otras evidencias, como sus correos electrónicos, una movida que constituía una clara violación de los principios y valores que su contrato de trabajo le exigía cumplir.
El gobierno de Biden también sopesó otras conductas, incluida su divulgación selectiva y engañosa de información confidencial con la intención de contaminar la investigación y moldear la opinión pública. Desde la óptica de la administración demócrata, que siempre vio con buenos ojos un eventual desplazamiento del funcionario trumpista, la actitud de Claver-Carone terminó por drenar la confianza en su confiabilidad y su capacidad para liderar una institución de desarrollo multilateral.
En última instancia, el gobierno de Biden consideró que el rechazo categórico de Claver-Carone a los hallazgos de la investigación, en particular su relación con su jefa de gabinete, a quien le dio aumentos por un total de más del 45% de su salario base en menos de un año, en medio de la pandemia del coronavirus, era insostenible.
Otra conducta que la Casa Blanca consideró profundamente preocupante, indicó la fuente familiarizada, incluyó la creación de un entorno de trabajo en el cual el staff del BID temía represalias en contra de las autoridades del banco y el personal que aceptó cooperar con la investigación.
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