"Por primera vez, una jefa mujer"
Hay una vacante para el puesto de director y es seleccionada una mujer; el resto de los jerarquizados se preguntan si cambiarán las condiciones laborales
El mundo laboral ha evolucionado y, con él, la noción de liderazgo. Hoy se valora positivamente la menor rigidez jerárquica, la movilidad laboral, la innovación, la amplitud de visión respecto de los talentos, las relaciones interpersonales y comunicacionales, la capacidad de pensar de modo creativo. Ya nadie duda de que la ventaja competitiva duradera proviene, entre otras cosas, de un cambio que conduzca a un estilo de liderazgo visionario, empático y flexible.
Las mujeres se insertan en posiciones directivas justamente cuando esta mirada se comienza a reforzar. Y si bien aún es limitado el acceso que tienen a niveles decisorios, están muy bien preparadas gracias sus cualidades particulares. Pero en general el mundo corporativo no está todavía habituado a su estilo, y es aquí donde pueden aparecer conflictos.
Es fundamental comprender, en primer lugar, que ningún ser humano es igual al otro, cada individuo es un profundo misterio. Un nuevo jefe naturalmente genera ansiedades y dudas. Pero no puede negarse que las distinciones de género existen. Desde hace decenas de años numerosos estudios en diversas disciplinas lo plantean y estudian. En el día a día todos nos topamos con momentos en los que estas diferencias se perciben o se viven. Y éste es uno de ellos.
Quizá la clave es iniciar la relación con la nueva jefa al igual que se haría con un hombre, conociéndola, escuchándola. En este caso además ayuda comprender que, más allá de sus características personales, seguramente algunas son propias del ser mujer, aunque no necesariamente excluyentes: orientación a desarrollar relaciones; empatía; capacidad de comunicación verbal y no verbal como instrumento fundamental para motivar, facultar, pedir apoyo y generar confianza; propensión a delegar; preocupación por el desarrollo profesional sin desatender tiempos familiares.
Ella podrá aprender de sus colaboradores hombres que tanta historia tienen en las organizaciones. La confianza en sí mismos, la seguridad en la toma de decisiones, la orientación a los resultados, el pragmatismo, su mirada sistémica de los negocios sin duda pueden engrandecer el liderazgo femenino. Cualquier cambio lleva tiempo e involucra angustias y ambigüedades, pero también oportunidades, y tener por primera vez una jefa mujer no es otra cosa que un cambio más.
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