Por primera vez en el año el mercado ajustó a la baja su proyección de inflación
En sintonía con el vuelco hacia el optimismo que reflejó el clima financiero en el último mes, los analistas de mercado revisaron por primera vez a la baja en lo que va del año sus pronósticos de inflación y mejoraron -aunque solo marginalmente- sus previsiones para la evolución que esperan de la economía en lo que resta del año.
El nuevo cuadro de expectativas quedó reflejado en la actualización de la amplia encuesta que mes a mes realiza el Banco Central (BCRA) entre economistas y operadores, difundida anoche.
De ella surge que recortaron del 40,3 al 40% la inflación general que esperan para este año (aunque revisaron al alza en un punto su medición núcleo, que ahora ubican en el 41%) y rebajaron del 31 al 30% la prevista para los próximos 12 meses. "Esto muestra que la política monetaria contractiva comienza a mostrar resultados en términos de expectativas: es el segundo mes que la medición a un año vista baja", valoró el economista Santiago Bulat, de la consultora Invecq.
De este modo, el número proyectado para el año volvió al nivel en que lo imaginaban hasta abril, aunque está 11 puntos por encima de la medición con que se habían ilusionado en enero (29%).
También recortaron del 1,5% al 1,4% la contracción que esperan que tendrá finalmente la economía al cabo de 2019.
El aplacamiento de la inflación que esperan proviene -básicamente- de una estabilidad cambiaria que ahora evalúan como consolidada y "de la discontinuidad en la corrección tarifaria", explicó el economista Javier Alvaredo, de la consultora ACM. Aun así, no se ilusionan con que la reducción de la inflación sea sostenida dado que no esperan que el dato mensual perfore un piso del 2,1% en lo que resta del año.
Las nuevas previsiones
Según las nuevas previsiones, el dólar terminaría el año cotizando a un promedio de $50,20, un precio 80 centavos inferior al de $51 que preveían hasta hace un mes y $1 más bajo que el de $51,20 que estimaban hasta abril.
De cumplirse el pronóstico, el billete cerraría el año 2,45% por debajo del techo de $51,45 que le fijó hace unos meses el Banco Central (BCRA) precisamente buscando restarle a la inercia inflacionaria local uno de sus impulsos.
La previsión resulta del generalizado ajuste a la baja que los encuestados hicieron de la evolución que esperan del tipo de cambio nominal mayorista promedio mensual, al que ahora estiman en $44 para julio (-6,0%); $46 para agosto (-4,2%), $47,50 para septiembre (-3,1%), $48,80 para octubre (-2,4%) y $49,70 para noviembre (-1,5%).
Ese supuesto contiene un sendero de muy lento ajuste a la baja en la tasa de interés de referencia, que terminaría el año en el 55% anual.
El dólar estabilizado y con una tasa de actualización que imaginan en el 32,4% anual (7,6 puntos menor a la inflación general) los hace confiar en que los precios locales pierdan el que fue el principal motor que les dio impulso en el último año.
A eso se agrega el impacto de los diferimientos que el Gobierno decidió en los ajustes tarifarios para tratar de mejorar el humor social de cara a la cita con las urnas, lo que hace que la leve moderación inflacionaria que esperan para el año la agreguen a sus estimaciones para el IPC en 2020 que, no en vano, subiría del 26,1 al 27 por ciento.
El relevamiento, realizado entre los días 26 y 28 de junio y respondido por 54 especialistas (entre consultores, equipos de análisis de bancos y centros de investigación locales y extranjeros, 7) muestra que los encuestados realizaron sus proyecciones de inflación partiendo de la base de que junio habría cerrado con una suba del 2,6% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), 0,1% menor de la que tenían proyectada hasta hace un mes.
De ser así, la tasa de inflación mensual promedio habría sido del 3,4% en el primer semestre del año y ahora proyectan que se reducirá a una tasa promedio de 2,3% mensual durante el segundo semestre.
Esa estimación parte de considerar una tasa de inflación general que se iría reduciendo progresivamente una décima por mes (2,5 en julio; 2,4% en agosto, y así sucesivamente) hasta tocar un piso del 2,1% en noviembre, antes de rebotar al 2,2% en diciembre.
En términos de actividad, los analistas estiman que la economía ya habría rebotado 0,7% en el 2º trimestre sin estacionalidad y creen que podría sostener ese rebote aunque moderándolo al 0,5 y 0,4% en el 3º y 4º trimestre, aun cuando se agote el impacto de la cosecha récord. Con esa base, la economía creen que estaría en condiciones de crecer 2,2% durante el año que viene.
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