Coronavirus. Cheques. Los números detrás del gran temor de las pymes argentinas
Un 646%. Así de exagerado fue el aumento en los cheques rechazados en abril, en plena pandemia, en comparación con enero, un mes en la era prepandemia. Son tiempos difíciles para las empresas locales, que ya vienen anunciando hace varias semanas que la cadena de pagos está rota.
Según un informe de Nosis, la cantidad de cheques rechazados de empresas fue de 30.611 en enero de 2020 y de 228.225 en abril de 2020. Esto representa un aumento de 646%.
Si se analiza por cantidad de empresas, el aumento también fue sustancial. Fueron 6223 en enero y 21.245 en abril: un incremento del 241%. Los números se informan sobre un total de 520.000 compañías activas en el país. "El importante aumento en la cantidad y montos de cheques rechazados está concentrado en un número reducido de empresas", señala el informe.
Son tiempos anormales para las compañías, que en muchos casos no tienen casi ingresos debido al cierre por la cuarentena total. Cabe recordar que por la emergencia pública en materia sanitaria, el Banco Central suspendió la obligación de proceder al cierre de cuentas corrientes bancarias y de inhabilitarlas y de aplicar multas por el rechazo de cheques.
"Es lógico: la cadena de pagos está rota. Hay muy pocas empresas que tienen capital de trabajo suficiente como para soportar uno o dos meses de pago a proveedores sin tener caja", detalla Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Eco Go.
La asistencia financiera no llega tan rápido como se pensaba. "El Banco Central implementó una línea por $320.000 millones de pesos, después sumó $22.000 millones más, y hasta el momento solo se entregaron $153.000 millones. Es una línea de crédito que recién va por la mitad del total. Los bancos entregaron todo lo garantizado por el Tesoro y después ya empieza a haber más burocracia. Este retraso hace que las dificultades en la cadena de pagos persistan", explica.
Además de los retrasos de cobranza que trajo la cuarentena, para Esteban Domecq, de la consultora Invecq, hubo una mala instrumentación de la cuarentena total con respecto al accionar de los bancos. "Se dificultó el ingreso a las sucursales durante mucho tiempo, entonces las empresas se vieron complicadas para cubrir los cheques, porque es imposible depositar $300.000 por buzón", apunta.
"Hay una consecuencia económica y un tema operativo. Además, estuvo el tema de los feriados, lo que agravó el cuadro, porque para algunas compañías se juntaron todos los cheques", suma Domecq.
Esta crisis pega de lleno en las pymes, añade Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina. "Es muy raro que las empresas de primera línea tengan un cheque rechazado, porque los bancos se lo giran en descubierto automáticamente", dice.
Lo que demuestran la escalada de los cheques rechazados son las dificultades de la materialización de los préstamos al 24%, agrega, en línea con Paolicchi. El retraso en la garantía estatal (Fogar) hizo que muchos bancos no prestaran ese dinero por el riesgo de que las empresas no se lo devolvieran, explica el economista, "por motivos obvios: tienen que hacer su negocio".
Para volver de este pico de cheques rechazados, apunta Rajnerman, hacen falta más garantías para que los créditos lleguen "adonde tengan que llegar". "El Gobierno lanzó muchos planes de manual, pero le faltó pensar en la realidad de la economía argentina", agrega.
Los sectores más afectados
Los cheques rechazados de personas -autónomos y monotributistas- también se multiplicaron. En enero, fueron casi 40.000. En marzo, casi 73.000, y en abril, casi 210.000, es decir, cinco veces más que en el primer mes del año.
Otro informe de Nosis analiza los sectores con mayor cantidad de cheques rechazados en marzo y abril. La construcción lidera con un 17,1%; sigue la industria y la minería, con un 12,52%; comercio, con un 12,04%; servicios, con un 8,64% y, finalmente, el sector agropecuario, con un 5,09%.
Los sectores con mayor cantidad de cheques rechazados dan cuenta del efecto de la parálisis de la actividad. La construcción y la industria, por caso, fueron parte de los rubros que tuvieron que suspender su accionar por la cuarentena total. Lo mismo sucedió en el caso de los comercios: solo operan los de cercanía y algunos en modalidad de ecommerce, o con horarios de atención muy limitados en algunas zonas de la Argentina.
En cambio, muchos servicios pudieron seguir trabajando a distancia y el sector agropecuario formó parte de las actividades exceptuadas.
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