Cuánto cuesta comprar los mismos productos en Argentina, EE.UU., España y Brasil
Desde diciembre, el tipo de cambio real multilateral que mide el Banco Central cayó un 18%, lo que muestra la apreciación reciente del peso
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La Argentina está un poco más cara en dólares. Según diversos economistas, los precios locales medidos en moneda norteamericana treparon casi 20% en febrero de la mano de la recuperación del peso, algo que no estaba previsto tras el debut del gobierno de Javier Milei con una devaluación y una alta inflación doméstica.
La renovada fortaleza de la moneda local se refleja también en la relativa estabilidad de los dólares financieros. Es algo que casi nadie anticipaba cuando las cotizaciones de la divisa norteamericana subían sostenidamente en el primer mes del año.
En parte, el atraso del dólar puede entenderse a partir de la inflación: según el Indec, acumuló 36,6% en los primeros dos meses del año. Pero en especial por la apreciación del peso que, tal como muestra el tipo de cambio real multilateral del Banco Central, fue del 18,1% desde la devaluación impulsada por la gestión de La Libertad Avanza.
“Hoy el país está caro en dólares porque el tipo de cambio no acompañó a la inflación en pesos”, resume Martín Kalos, de la consultora Epyca.
La dinámica de precios y de tipo de cambio alumbra rarezas en las góndolas. Un paquete de fideos valía, antes de la devaluación de diciembre, US$0,90 al paralelo. Así, se ubicaba por debajo de los US$1,18 que hay que pagar por el mismo producto de una marca estadounidense en un supermercado de ese país. Hoy, el mismo paquete de fideos en la Argentina aumentó 40% en dólares y su valor superó el precio que pagan los norteamericanos.
LA NACION revisó el precio de productos tecnológicos, de indumentaria y alimentos, los comparó con sus niveles previos a la última devaluación y los convirtió a dólares, según la cotización del blue correspondiente a cada fecha.
Algunos casos corroboran que ciertos valores están altos en dólares. Es, a su manera, lo que remarcó Caputo a modo de queja la semana pasada en la reunión anual de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham).
Un kilo de bife de chorizo actualmente se puede encontrar en supermercados, según muestran en sus sitios web, a $9490 que, a cotización del blue, equivalen a US$9,25. Ese mismo producto, en noviembre, costaba $5599, es decir, US$6,05. Aumentó 52,8% en dólares.
Con el litro de leche descremada pasa algo similar. Hoy puede encontrarse a $990 (US$0,96), mientras que en diciembre alcanzaba los $587 (US$0,59 dólares). Su valor en dólares subió 62,7%.
Un smartphone en tiendas oficiales puede costar $949.999 (US$926,82) y en diciembre se ubicaba en $699.999 (US$732,98). Es decir, su incremento en la divisa estadounidense fue del 26,4%.
La camiseta de la selección es la que en menor medida sufrió este aumento en dólares: 5,21%. Esto se debe a que en noviembre su costo era de $36.999 (US$38,94) y hoy se puede conseguir a $41.999 (US$40,97).
En todos los casos anteriores, hay particularidades de cada mercado que afectan a los valores. Por ejemplo, la carga impositiva.
“Es importante también lo que sucede con los salarios. Es la tercera variable que deberíamos ver, además del tipo de cambio y los precios de los bienes en pesos”, sostuvo Claudio Caprarulo, director de Analytica. En ese sentido, un trabajo de esta consultora muestra que en marzo el salario mínimo vital y móvil en la Argentina, al cambio paralelo, rondaría los US$195. Mientras que, en el caso de Estados Unidos, el promedio se ubica en torno a los US$1160; en España, en US$1246, y en Brasil, en US$283, según los datos compartidos por Caprarulo. Estos números muestran que el mínimo en Brasil es 45,1% más alto, en Estados Unidos 494,8% y en España 538,9% que en la Argentina.
“El problema es dónde termina el proceso. Es decir, la competitividad con la que quedará la Argentina”, señalo Camilo Tiscornia, de C&T Consultores.
A su vez, las disparidades con otros países también se reflejan en otros precios de la economía. Por ejemplo, según el Índice Big Mac que realiza The Economist, una hamburguesa cuesta US$5,1 en la Argentina, US$4,81 en Brasil, US$5,98 en España y US$5,69 en Estados Unidos. O el litro de leche descremada que en supermercados de nuestro país puede conseguirse a US$0,96 mientras que en los de Brasil está a US$0,60; en los de España, US$0,93 y en los de Estados Unidos, US$0,77.
En indumentaria la diferencia es grande. El mismo blazer slim fit para traje de una marca de ropa de España que tiene locales en ese país, Estados Unidos y Brasil, en la Argentina se vende un 214%, 86% y 50% más caro respectivamente.
En el rubro tecnología, el mismo smartphone que aquí cuesta US$926,82, en España se vende a US$707, en Estados Unidos a US$699,99 y en Brasil a US$955. Referentes empresariales de esos sectores se defienden y dicen que todo lo que se produce y vende en el país está cargado de impuestos que influyen en el precio final.
Según Tiscornia, los ciclos de pérdida de competitividad pueden derivar en un aumento de importaciones. “Los productores locales pierden y algunos empleos correrían riesgo”, agregó. En consecuencia, afirmó que “esto no puede sostenerse indefinidamente”.
“Hacia delante, lo que debería suceder es que el tipo de cambio aumente más respecto de los precios en pesos, como para que sean más baratos en dólares”, proyectó Caprarulo. Por su parte, Tiscornia comentó que “devaluar sin ajuste termina en más inflación”.
Entre los economistas existe un consenso sobre lo inconveniente que es una Argentina cara en dólares. El desafío es cómo salir de esta situación sin una devaluación que le eche aún más leña al fuego de la inflación.