Por la desactualización del ingreso tope para estar en el sistema, cada vez menos asalariados cobran asignaciones por hijo
En tres meses, el número de prestaciones por menores a cargo se redujo en 264.476 casos, y en el término de un año se llegó a la pérdida de más de un 30% de los beneficios; pese a la alta inflación, el salario máximo para no ser excluido de los cobros se actualiza solo anualmente; qué pasó en los últimos años
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La cantidad de asignaciones por hijo del sistema del empleo formal se redujo en un 8,4% solo entre marzo y junio de este año, con lo cual se dejó de percibir esa prestación por 264.476 chicos. Según los últimos datos disponibles, publicados por la Secretaría de Seguridad Social, en el sexto mes del año hubo prestaciones correspondientes a 2.895.973 hijos de empleados bajo relación de dependencia, mientras que en el tercer mes los casos habían sido 3.160.449.
Si bien siempre puede haber variaciones, por la dinámica de ingresos y egresos en el universo de personas alcanzadas, lo cierto es que en estos tiempos la caída de beneficiarios está vinculada a la falta de actualización del ingreso tope que permite acceder al cobro, en un contexto de muy alta inflación y de consecuentes recomposiciones salariales.
Según la regla hoy vigente, para cobrar por hijos menores, el ingreso total de la familia no puede superar los $316,731 (en bruto), en tanto que el salario individual de ningún integrante del hogar puede ser mayor a los $158.366 (en bruto, lo cual equivale a un salario neto de aportes de $131.444). Esos valores se actualizan con frecuencia anual, en marzo.
Por esto último, tanto este año como también en 2020 y 2021, en marzo y en los meses inmediatos siguientes es cuando más cantidad de asignaciones por hijo pagó el sistema, siempre según los datos oficiales. En el tercer mes de este año, desde la Anses se anunció que, con el aumento de los topes de ingresos para cobrar, se estaba sumando a casi un millón de chicos al sistema del salario familiar. ¿Qué fue lo que pasó, en realidad? Los datos indican que un número similar de menores de 18 años había sido excluido de la prestación en los meses previos. Y eso no ocurrió necesariamente porque sus padres habían logrado mejores salarios en términos de poder de compra, sino que, en buena medida, respondió al hecho de que en un período de doce meses, en el que la inflación fue del 55,1%, se mantuvo congelada la cifra del ingreso máximo para poder percibir la asignación.
Así, con salarios de poder adquisitivo igual o incluso inferior al de antes, un grupo de trabajadores fue perdiendo el derecho a cobrar por sus hijos. En números concretos: mientras que en marzo de 2021 las asignaciones pagadas a asalariados fueron 3.242.734, en febrero de este año (el mes previo a la última actualización) el número había caído a 2.246.412. Es decir, la cantidad de chicos alcanzados se redujo en 996.322 (en casi un 31%), en el tiempo transcurrido entre un mes en el que se actualizó el tope y el mes previo al reajuste siguiente. Y, como reacción a ello, en marzo de este año cuando se reajustaron los valores de los ingresos máximos permitidos, la prestación fue pagada por 914.037 chicos más que en febrero.
En coincidencia con la variable usada en el esquema del impuesto a las ganancias, el porcentaje del incremento que se aplica en cada marzo a los ingresos máximos para el cobro de asignaciones familiares equivale a la variación interanual, al mes de octubre, de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte). Este año, por ejemplo, el monto se elevó desde los $105.139 (ingreso individual) y los $210.278 (ingreso familiar) vigentes hasta febrero, hasta los $158.366 y los $316.731 actuales. Eso fue el resultado de aplicar una suba de 50,62%, que es lo que había avanzado el Ripte entre octubre de 2020 e igual mes de 2021.
Los topes de ingreso individual o familiar se aplican en el caso de la asignación por hijo menor de 18 años, la prestación prenatal y en los pagos eventuales por nacimiento, adopción o matrimonio. También se consideran para la ayuda escolar anual. En cambio, no hay limitaciones para el cobro en concepto de hijo con discapacidad.
A diferencia de los umbrales que definen si alguien está o no incluido en el sistema de asignaciones por hijo, los montos que se cobran y también el piso y el techo de ingresos en cada uno de los tramos que, según el nivel de ingresos, determinan cuánto se percibe (a mayor salario, es menor la prestación), tienen una actualización trimestral que va siguiendo el índice de movilidad previsional. Esos valores, por lo tanto, se modifican en marzo, junio, septiembre y diciembre de cada año.
Cuánto se cobra hasta este mes
Actualmente, si el ingreso familiar es de hasta $131.208, se cobra por hijo y como valor general (existen diferencias según la zona del país) un importe mensual de $8471 por la asignación propiamente dicha, cifra a la que se suman dos adicionales (establecidos por diferentes normativas), que hacen que el monto total sea de $20.000. Si a la familia le ingresa una cifra superior al valor mencionado, pero de hasta $192.432, la asignación es de $6830 ($5713 de asignación regular, más un complemento temporal). Con un ingreso en el hogar superior a los $192.432, pero no a los $222.170, la mensualidad por hijo es de $3454 y, finalmente, para los hogares con un ingreso registrado mayor, pero siempre que no se superen los $316.731, la prestación es de $1780.
Los importes mencionados en el párrafo anterior se incrementarán en diciembre, porque en ese mes deberá haber un reajuste por movilidad que alcanzará a las jubilaciones y pensiones cuyo pago está a cargo de la Anses, y también a otras prestaciones sociales. La excepción a esa actualización de fin de año, salvo que esta vez haya una decisión en contrario, será, tal como viene ocurriendo, para el tope de ingresos que habilita a los cobros por hijo.
Este año la situación se agrava por el mayor ritmo que tiene la suba generalizada de los precios, con los consecuentes mayores aumentos nominales de sueldos. Entre abril y septiembre (el primer mes tras la última actualización del tope y el último mes del que hay datos oficiales del Indec, respectivamente), la inflación acumulada fue de 43,2%. Y los salarios representados por el Ripte avanzaron un 36,5%.
Durante un tiempo, rigió un vínculo directo entre el piso salarial para quedar alcanzado por el impuesto a las ganancias y el ingreso tope para cobrar la asignación por hijo del sistema de salario familiar. Es decir, con las normativas se había buscado que, si alguien dejaba de cobrar la prestación dineraria era porque, por su nivel de remuneración, podría aplicar la deducción por hijo en Ganancias y, de esa manera, aliviar la carga tributaria. Sin embargo, ese esquema quedó roto a partir de los últimos cambios que se le introdujeron al régimen del impuesto sobre los ingresos. Desde una reforma legal de 2021 se va determinando, en diferentes momentos del año y por fuera de la dinámica de la actualización anual de las variables, quiénes quedan al margen de la carga fiscal. Desde este mes, por caso, no tributan quienes tengan una remuneración bruta de hasta $330.000.
Así, mientras sí se fue reajustando con mayor frecuencia que la anual la cifra del sueldo más bajo alcanzado por Ganancias, no ocurrió lo mismo en los últimos años con el tope de dinero que puede percibirse para el cobro de la asignación por hijo. Y eso deriva en que haya trabajadores, pertenecientes al grupo de los de más bajos salarios, que pierden una parte de sus ingresos, como uno de los tantos efectos negativos producidos por la diaria erosión del valor de los pesos.
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