Por la depreciación, la Argentina tuvo efímeras líneas monetarias
El peso argentino duró apenas dos años; el austral, seis
El final de la inflación en la Argentina significó -obviamente- la perduración del valor de la moneda. Algo que no ocurría desde la década del 60. Y que mucha gente no había visto nunca.
Hoy quienes tienen 20 años o menos no entienden cuando se les dice que en otras épocas los billetes que eran valiosísimos y compraban mucho bienes un día, un año después podían servir apenas para pagar el pasaje de colectivo.
Entre 1970 y 1992 hubo tres líneas monetarias o "monedas" diferentes en la Argentina, dos de ellas con vida muy corta.
El austral al que reemplazó el actual peso rigió durante apenas seis años y medio. Pero el peso argentino duró sólo dos.
Las líneas monetarias cambiaban porque era necesario "sacarle ceros" a los valores.
En 1970 el peso moneda nacional, que llevaba poco más de 88 años en circulación, dejó de tener valor. Lo reemplazó el peso ley.
Por entonces las computadoras eran unas máquinas gigantes, muy costosas y escasas, y no estaban muy difundidas las calculadoras electrónicas.
En la mayor parte de las oficinas empresariales y del Estado había calculadoras electromecánicas, en el mejor de los casos, o mecánicas, con un número limitado de dígitos.
Los precios "no entraban" para hacer los cálculos.
De modo que el peso ley nació con una equivalencia de 1 por cada 100 de moneda nacional.
Se quitaban dos ceros de la "plata vieja" y se obtenía el valor en la "plata nueva".
Una cuenta no del todo sencilla para todo el mundo.
Costumbres
El cambio de líneas fue gradual, los billetes de las dos líneas coexistieron muchos años. El de $ 1000 moneda nacional (conocido popularmente como "fragata" pues tenía la imagen de la fragata Sarmiento en el anverso), el de 5000 (verdoso y con el Congreso) y el de 10.000 (colorado, y con el abrazo de Maipú) circularon hasta junio de 1975, en que los fulminó la furibunda devaluación realizada por el ministro Celestino Rodrigo, durante la presidencia de Isabel Perón, que se conoció popularmente como "Rodrigazo".
Equivalían y convivían con los billetes de 10, 50 y 100 pesos ley.
Un engorro. Muchas personas, sobre todo las mayores, jamás dejaron de hablar en los valores antiguos.
Al principio, se distinguía que alguien estaba hablando equivocadamente en "plata vieja" porque lo alto de la cifra permitía sospechar.
Cuando la inflación devoró al peso ley, la distinción no era tan sencilla.
Cuando el peso ley apareció en 1970 su valor más alto era el billete de 10 unidades.
Para 1983, cuando lo reemplazó el peso argentino, se habían emitido papeles de un millón de unidades.
El peso argentino fue el más efímero. Apenas duró dos años.
Al aparecer, el valor más alto era el billete de 100 unidades. Dos años después los había de 10.000.
El austral se hizo de la noche a la mañana, y no se alcanzó a emitir billetes.
De modo que cuando se decidió ponerlo en vigor y que equivaliera a 1000 unidades de la línea anterior, se eligió sellar los billetes viejos con la denominación nueva.
En los billetes de 1000 pesos argentinos aparecía un sello que decía "un austral".
La nueva línea monetaria rigió desde el 15 de junio de 1985, pero los billetes con el diseño nuevo no aparecen hasta el 31 de octubre.
El austral tenía, cuando nació, una cotización superior a la del dólar. De modo que una unidad era bastante dinero.
Tal vez por eso haya sido la única línea que tuvo una curiosísima moneda de medio centavo.
A finales de 1985 el valor más alto en circulación era de 100 australes. El de 500 debió esperar hasta 1988 para ver la luz.
Pero para julio de 1990 y después de la hiperinflación de 1989, que tuvo picos cercanos al 200% mensual, ya había aparecido el de 500.000. Y para hablar de cifras importantes, en los presupuestos de las empresas públicas, por ejemplo, era corriente tener que llegar a los miles de millones.