La Secretaría de Energía les pidió que estén funcionando durante el invierno, cuando se espera una mayor demanda de gas y electricidad
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Las crisis energética que ya se observa con los faltantes de gasoil y GNC, pero que se profundizará en el invierno con cortes de suministro de gas a la industria, obligó a las autoridades regulatorias de las centrales nucleares a modificar las paradas programadas para que puedan proveer la mayor cantidad de energía eléctrica al sistema. Si bien la generación nuclear apenas aporta el 7% del total, en momentos de escasez, todo megavatio-hora (MW/h) es esencial.
La Argentina tiene tres centrales nucleares: Atucha I, Atucha II (ambas en Zárate, Buenos Aires) y Embalse (Córdoba), que son operadas por la empresa estatal Nucleoeléctrica, cuyos accionistas son el Ministerio de Economía (79%), la Comisión Nacional de Energía Atómica (20%) e Integración Energética Argentina (Ieasa). Entre las tres centrales tienen una capacidad instalada de 1763 MW y emplean a 3000 personas.
Para este año estaba programada una parada para mantenimiento de Atucha I, que se postergó para 2023 por pedido de la Secretaría de Energía. Por lo tanto, solo se realizarán pruebas repetitivas y mantenimientos mandatarios, de acuerdo con lo exigido por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), según explicaron en la compañía.
Atucha II, en tanto, la más potente de las tres con una capacidad instalada de 745 MW, debió salir de servicio para reparar una falla del diseño original de una de las máquinas, detectada en una de las inspecciones rutinarias, y estará inhabilitada por cuatro meses.
Se trata de todo un desafío para los técnicos de Nucleoléctrica, ya que deberán hacer un trabajo nunca antes hecho en la industria y del cual no tienen el respaldo del proveedor original, Siemens, que se retiró del mercado nuclear en 2000.
En la Secretaría de Energía consultaron si era posible también postergar este proceso, pero no fue posible, aunque se acortaron los plazos de regreso al servicio y estaría disponible nuevamente para el 10 de julio. Para realizar la reparación, se invertirán $1750 millones y se contrataron 520 personas.
En lo que se refiere a Embalse, la segunda central nuclear del país que entró en operación comercial en 1985, se postergó la parada programada de mantenimiento un mes, de septiembre a octubre 2022. A esta central se le hizo una extensión de vida entre 2016 y 2019, y podrá operar 30 años más. Tiene una capacidad instalada de 656 MW.
Un proyecto similar está en carpeta para Atucha I. La central empezó a operar en 1974 y su ciclo de vida finaliza en 2024. Nucleoeléctrica está en tratativas de extender su operación por 24 años adicionales a plena potencia, pero necesita de una inversión de US$450 millones, que el Tesoro actualmente no tiene. Para ello, se está buscando que el Fondo de Garantía (FGS) de la Anses invierta en un fideicomiso que se armaría para financiar la obra con garantía de los pagos de tarifa que realiza Cammesa, la compañía con control estatal encargada de los despachos de energía eléctrica (son US$46 por MW/h en pesos, atado al tipo de cambio oficial).
El FGS ya financió a Nucleoeléctrica en 2012 y el año pasado terminó de cobrar el préstamo en tiempo y forma. Por lo tanto, se está evaluando hacer una nueva emisión del cual el fondo de la Anses volvería a invertir. Nucleoeléctrica factura US$550 millones por año, con lo cual cubre la operación y mantenimiento de las centrales.
Cuarta central nuclear
En el Gobierno están en negociaciones con China para cerrar el financiamiento para construir la cuarta central nuclear en el país, que se llamará Atucha III y se emplazará en Zárate, al lado de las otras dos de igual nombre. Al momento, China ofrece financiar el 85% de la obra de US$8300 millones, mientras que la Argentina aportaría el resto (US$1245 millones). Sin embargo, las autoridades en Nucleoeléctrica buscan que China aporte todo el capital a través de un consorcio de bancos, según explicó Jorge Sidelnik, vicepresidente de la compañía, en una conferencia con periodistas.
Además, especificó que esperan tener cerrado el acuerdo antes de fin de año, para poder empezar a construir en 2023. La obra duraría 99 meses (un poco más de ocho años) y el repago se extenderá durante 12 años a partir del inicio de operación comercial.
China tiene 54 centrales nucleares en funcionamiento en su país y está construyendo otras 15 más, utilizando la tecnología Hualong One, de agua liviana y uranio enriquecido. “Durante mucho tiempo, China invirtió para importar tecnología nuclear de Canadá, Francia, Estados Unidos y Rusia, y llegó a la conclusión que esta tecnología es la más eficiente, con uranio enriquecido [aumenta la proporción de isótopo 235U de 0,7% a entre 3 y 4%]”, indicó, por su parte, Isidro Baschar, director de Nucleoeléctrica.
Esta tecnología es distinta al reactor canadiense Candu que tiene la central Embalse o al alemán Siemens de las dos Atucha, ambos de agua pesada y uranio natural, pero fue una decisión del gobierno anterior de Mauricio Macri de avanzar con el nuevo diseño. A diferencia de Rusia, que es el principal exportador de tecnología nuclear, China no tiene mucha experiencia en el exterior y la financiación de una central fuera en la Argentina sería inédito, una cuestión que no pasa desapercibida para el gobierno de Estados Unidos.
Fotos: Gentileza Nucleoeléctrica
Edición fotográfica: Fernanda Corbani
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