Por el riesgo país, crecen las colocaciones en fondos que invierten en activos externos
El combo de nerviosismo que generan entre los inversores una economía en sostenida estanflación y sin visibilidad y las elecciones presidenciales está llevando a esos operadores a adoptar cada vez más vías de escape al riesgo argentino .
Una prueba más, que acompaña las huellas que el proceso de dolarización y salida de capitales fue dejando en otros instrumentos, surge del movimiento que se está notando en las colocaciones en fondos comunes de inversión (FCI): desde principios de año comenzó un desplazamiento hacia aquellos fondos que no invierten en activos locales, tendencia que está ganando magnitud con el correr de los meses y ya generó que el patrimonio invertido de este tipo de instrumentos, que representaba solo 3,5% del total de las colocaciones en fondos, supere el 6% y se encuentre en franca expansión, cuando el resto de los instrumentos apenas las mantienen o las van perdiendo.
"Este segmento de la industria ya avanza 157% en dólares en el año", destaca Nery Persichini, de GMA Capital, quien explica que el auge se genera porque estos instrumentos dejan "Latinoamérica o -en menor medida- la inversión en bonos de Estados Unidos al alcance del minorista local que los suscribe porque no prioriza en esta instancia rentabilidad (la mayoría rinden del 3 al 4% anual en dólares, contra el 5% promedio que da una Lete), sino que quiere bajar riesgo y escaparle a la volatilidad", describe.
El dato no solo aparece en las estadísticas de esta industria, sino que también es confirmado por algunos de sus referentes, lo que deja a la vista que no solo los extranjeros recelan del riesgo argentino: también rehúyen de él en estas circunstancias los inversores argentinos.
Los FCI que invierten fuera del país ya tienen bajo administración unos US$1500 millones, calculan en la industria, una cifra similar a la que aún manejan los fondos en dólares pero bajo riesgo local, que, en su mayoría, se habían especializado en colocaciones de Letras del Tesoro (Lete) o bonos de deuda cortos y habían llegado a manejar casi US$5000 millones.
"Hay un redireccionamiento de las inversiones buscando escapar al riesgo político y la posibilidad de alguna reestructuración de la deuda", admite Juan Salerno, gerente de inversiones de Compass Group, compañía que tiene uno de los fondos dedicados a inversiones externas (Compass Renta Fija US$) más añejos del mercado, ya que se lanzó en 1999.
Claudio Maulhardt, un economista especializado en finanzas que maneja el portafolio de inversiones de Galileo, puede dar fe de este fenómeno. El Galileo Global Investment, creado en 2004, que se especializa en invertir en papeles de deuda externos (bonos y algunas obligaciones negociables) con calificación de grado de inversión (investment grade, en la jerga), y que había comenzado el año manejando US$5 millones, ya tiene unos US$50 millones bajo administración. Y el patrimonio de otros FCI similares, pero que toman más riesgo, viene creciendo 25% en lo que va del año.
"Es evidente que hay una relocalización de inversiones que apunta a bajar exposición al riesgo argentino. Hay pases de fondos en pesos, pero también de fondos en dólares locales: por ejemplo, aquellos con apuestas más cortas que se habían volcado mucho a las Lete en dólares", explica Maulhardt.
"Nosotros tenemos el fondo Retorno Total Dólar, que invierte 25% en bonos del Tesoro de Estados Unidos y 75% en ON de empresas chilenas que sean investment grade. Es una herramienta pensada para quienes buscan diversificar riesgo aunque sacrificando tasa, pero que duplicó su tamaño de febrero a hoy, en parte por nuevos ingresos y en parte por traspasos de clientes que dejan otros fondos más volcados al riesgo argentino", coincide Javier Marcus, gerente de negocios de Southern Trust, una administradora que a comienzos de año tenía solo el 3,2% de su cartera total volcada a instrumentos que invierten en el exterior y hoy ya tiene el 6,3% del patrimonio volcado a ellos.
El exfuncionario del Banco Central Mariano Flores Vidal, actual gerente general de la administradora de fondos comunes de inversión MegaInver, explica que en esa compañía también detectan la misma tendencia. "Nuestro fondo Latam, que tiene colocaciones en la región y en bonos del Tesoro de Estados Unidos, pasó a ser uno de los más demandados tanto por tesorerías de empresas como por particulares", aunque aclara que el movimiento no es aluvional, por ahora. "Se trata de inversores que evidentemente están queriendo ver el partido 'desde afuera'", dice, en alusión a las elecciones. El patrimonio administrado por la compañía en este tipo de instrumentos, que representaba el 2% de la cartera total, ahora llega al 8%, detalla.
La mayor demanda de este tipo de instrumentos que permiten diversificar exposición a inversores por distintas razones expuestos al riesgo argentino también queda a la vista por la creciente oferta de FCI dedicados a este tipo de colocaciones y la irrupción en el negocio de las administradoras filiales de bancos locales.
"A fin de noviembre del año pasado lanzamos Fima Renta Fija Internacional, atendiendo la demanda de nuestra base de clientes que nos pedían un producto que les permitiera diversificar riesgos. En pocos meses captamos US$90 millones", admite Ezequiel Rosales, gerente general de la administradora de fondos del Banco Galicia, uno de los que iniciaron la movida.
La cerró, hasta ahora, la compañía del Banco Mariva, al lanzar la semana pasada el MAF Global, un fondo conservador especializado también en invertir en bonos y que busca generar opciones para diversificar bajando exposición local.
Por la reglamentación local, los FCI en activos externos deben invertir el 75% de sus carteras en papeles del Mercosur o Chile y solo el 25% restante puede colocarse en otros mercados, un escape que suelen usar para posicionarse en bonos o acciones del Primer Mundo, intentando rebalancear riesgos.
Atrae la estabilidad chilena
Entre los FCI más buscados por las empresas o personas inversoras que buscan esquivar el riesgo local están aquellos que se consideran a priori más seguros, como los que invierten en bonos de Chile, la economía más estable del bloque regional y la que tiene mejores calificaciones como deudora.
La ola de compras desatada por los fondos locales, ante las suscripciones de los clientes que buscan huir hizo que los bonos cortos de Chile comprimieran su rendimiento a tasas que van del 2,27 al 2,55% para papeles que vencen entre el año próximo y 2022. Son niveles de baja en sus rendimientos que superan lejos a los que tuvieron los bonos de Brasil o de México, también favorecido por el reflujo que se había dado hacia mercados emergentes en las últimas semanas.
Del otro lado de la cordillera están asombrados por el flujo de inversiones que están recibiendo de la Argentina. "Un colega trasandino llegó a preguntarme con sorna si acá había 'fiebre del oro'... por la cantidad de operaciones y consultas que están recibiendo en las últimas semanas desde aquí", confió a LA NACION uno de los ejecutivos consultados.
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