Buenos Aires, 2013. La fiebre por el bitcoin empieza a sumar temperatura al calor del estricto control de divisas impuesto por el gobierno de Cristina Kirchner. Sebastián Serrano ve en este mercado sediento de criptomonedas y alternativas financieras una oportunidad ideal para emprender y hacer una diferencia.
Así nació Ripio, una billetera digital que permite comprar bitcoins y realizar pagos en miles de sitios web y ya suma 200.000 usuarios. "Cuando empezamos en 2013 estaba en San Francisco, donde tengo otra empresa de desarrollo de software -relata Serrano a LA NACION-. "Nos enamoramos de esta tecnología, fuimos una de las primeras startups de bitcoin del mundo."
Luego de crear la plataforma, el proyecto entró en una aceleradora y consiguió una inversión inicial de US$600.000. "La mayor parte de nuestros inversores es de Silicon Valley", reconoce el emprendedor. Entre ellos, se destaca Tim Draper, quien estuvo entre los primeros inversores de Hotmail, Skype, Tesla y Baidu, entre otras firmas.
"Es difícil para una startup de América Latina acceder a inversores globales pero yendo hasta allá y golpeando puertas se logra", asegura Serrano. En ese sentido, admite que ir a "hubs globales" de tecnología como San Francisco permite a los emprendedores entender el pulso de lo que está pasando y comprender hacia qué dirección se mueve la industria.
A su juicio, la Argentina se está convirtiendo en uno de estos centros de innovación mundiales en materia de bitcoin y blockchain, la tecnología detrás de su funcionamiento. "El país es uno de los lugares más importantes, somos los primeros del mundo en muchas cosas", concluyó.