Oficial. Aumentó la pobreza en la Argentina y cerró 2019 en un 35,5%
La pobreza cerró 2019 con una suba anual de 3,5 puntos porcentuales y llegó a 35,5%. En medio de la pandemia de coronavirus, y de la crisis social y sanitaria que enfrentará el país en las próximas semanas este problema afecta a, por lo menos, 14,4 millones de argentinos, según los números conocidos hoy.
Son casi 1,5 millones de pobres más que un año atrás si se proyecta el cálculo oficial a la totalidad de la población urbana en el país (no incluye la rural).
En el segundo semestre de 2018, un año atrás del dato conocido hoy, la pobreza era de 32%, indicador que ya había mostrado una aceleración semestral debido a la volatilidad del tipo de cambio, el alza de la inflación y la recesión económica en la gestión de Mauricio Macri. El ex presidente había asumido con una pobreza del 29%, según mediciones privadas. Había reclamado que se juzgara su administración según la cantidad de pobres en la Argentina una vez que terminara su mandato.
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) indicó que la indigencia, en tanto, llegó a 8% a fines del año pasado y mostró un significativo salto. En 2018 era 6,7%.
En el primer semestre de 2019, la pobreza y la indigencia eran ya de 35,4% y 7,7%, respectivamente, según había difundido el instituto a fines de año. Estos últimos datos se acercan un poco más a los números conocidos esta tarde y, de alguna manera, explican que lo peor del incremento de pobreza se dio en el inicio del año pasado.
En diciembre, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) había señalado que la pobreza llegaba al 40,8% a fines de 2019. Su coordinador, Agustín Salvia, afirmó siempre que el número que calculaba la universidad pontificia era alternativo al oficial que publica el Indec y que la medición privada tenía otra metodología y cobertura distintas a la del organismo estatal.
En el último semestre del año pasado, la cantidad de chicos menores a 14 años pobres en la Argentina llegaba a 52,6%. En el informe de hoy esa cifra es de 52,3%. Los aglomerados con mayor pobreza eran a fines de 2019 Concordia (51,1%), Salta (45%) y Santiago del Estero-La Banda (45,2%). El que mostró menos: La Ciudad de Buenos Aires (13,5%). En términos absolutos, en el conurbano tiene casi 5 millones de pobres.
"Como se esperaba la tasa de pobreza del segundo semestre de 2019 tuvo un valor similar a la tasa del primer semestre de 2019", indicó a LA NACION, Martín Rozada, director de la Maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella. "Este resultado se explica porque las condiciones del mercado de trabajo básicamente no cambiaron demasiado entre el primer y segundo semestre del año pasado, la tasa de actividad se mantuvo constante, la de empleo aumentó levemente y la tasa de desempleo cayo alrededor de 10%", indicó el experto.
"Por el lado de los ingresos totales familiares, que son aquellos con los que se mide la incidencia de la pobreza, tampoco hubo grandes cambios entre el primer y segundo semestre de 2019", dijo Rozada y agregó: "En particular, los ingresos totales familiares de los tres deciles de ingresos mas bajos aumentaron en promedio entre el primer y segundo semestre alrededor del 22% mismo. Es el mismo porcentaje en que aumento la canasta básica total entre esos dos semestres. Sin mayores cambios en las principales tasas del mercado de trabajo y con los ingresos de los deciles mas bajos creciendo al mismo ritmo que la canasta, la incidencia de la pobreza se mantuvo en los mismos valores que los del primer semestre del año pasado".
"Las tasas oficiales de indigencia y de pobreza urbanas para el segundo semestre de 2019 permanecieron sin cambios con respecto al primer semestre, y se estabilizaron en 8% y 35,5% de la población. Se trata de un incremento de casi diez puntos para la pobreza y de casi cuatro en el caso de la indigencia con relación al mismo período de 2017. Dos años de recesión con estanflación explican este aumento. El diagnóstico oficial es en todo coincidente con nuestra encuesta, más allá de algunas diferencias en los niveles de incidencia", indicó Salvia.
"El problema que tenemos es que estas cifras ya quedaron desactualizadas, y el debate ideológico sobre las mismas no tiene sentido. Si la situación social ya era delicada a fines de 2019, es de esperar que todo se haya agravado y sea más grave aún en los próximos meses", agregó el sociólogo de la UCA. "El problema ahora es dar respuesta no sólo a la crisis socioeconómica que genera la emergencia sanitaria, sino también al día después, sobre lo cual todavía nadie habla, ni se ofrece desde el Gobierno un plan acordado para brindarle a la sociedad un horizonte sobre el cual comenzar a recuperarnos", cerró.
El especialista de Idesa Jorge Colina remarcó que Chaco tuvo problemas en el relevamiento en el segundo semestre, por lo que las tasas de indigencia y pobreza serían mayores. "Si bien la diferencia no es mucha, porque Chaco es pequeño, su incorporación alcanzaría para que ese amesetamiento que se ve entre primer y segundo semestre 2019 deje de verse", dijo.
"Pero, en función de la actual situación, el dato relevante del informe es que el promedio de ingresos familiares de un hogar indigente es de $10.000 y de un hogar pobre de $22.000", dijo Colina, y advirtió: "El confinamiento les pega muy fuerte y los $10.000 que se les otorga como ayuda en el mejor de los casos le sirve a los indigentes, si es que a ellos llegan las ayudas, ya que son los más difíciles de encontrar. Para los pobres es insuficiente. "Es urgente ver las formas de salir del confinamiento buscando aminorar los contagios", alertó.
En el contexto de emergencia, la situación de las poblaciones más vulnerables fue mensurada la semana pasada por la Comisión de Derechos Humanos por la Inclusión. El grupo está integrado por curas, monjas y médicos que trabajan en las villas.
"Muchas de las medidas preventivas aconsejadas por las autoridades sanitarias gubernamentales en materia de prevención de dengue (no acumular agua) o de prevención del coronavirus (lavarse las manos varias veces por día con agua y jabón, usar alcohol en gel, limpiar superficies de contacto frecuente con agua y lavandina, aislarse catorce días ante la presentación de síntomas, entre otras), resultan de imposible o de muy difícil cumplimiento en barrios donde existe un fuerte déficit de agua potable, de calidad de agua segura, y donde muchas personas viven en los pasillos de los barrios sin acceso a condiciones elementales (como el caso de adolescentes y jóvenes afectados por el paco), y solamente acceden a la alimentación a través de comedores comunitarios", escribieron los miembros de la comisión.
"Desde esta Comisión de Derechos Humanos por la Inclusión queremos expresar nuestra alta preocupación, al no visibilizarse una política pública destinada a determinar cómo se dará cumplimiento a las medidas preventivas sanitarias que difunden las autoridades gubernamentales, tendientes a resguardar el derecho a la salud de la población de nuestros barrios, donde existe una vulneración preexistente de los derechos sociales", cerraron.
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