Plan de exportaciones: qué le falta a la gran apuesta oficial para traer dólares, según los especialistas
Opinan que es muy difícil que funcione si no se normaliza antes la macroeconomía local
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El plan de exportaciones para el desarrollo productivo que anunció el Gobierno el viernes pasado es positivo por la iniciativa y la vocación de poner a las ventas externas como un punto estratégico, pero desde el punto de vista de su aplicación carece aún de algunos aspectos claves y, sobre todo, está muy condicionado a la inestabilidad macroeconómica que sufre la Argentina.
En este sentido, Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales, comentó que lo primero que hay que hacer para exportar más es aumentar la capacidad productiva y para eso se necesita más inversión. “Este es todo un tema, si se tiene en cuenta que la tasa de inversión en la Argentina es bajísima y está muy por debajo de algunos países de la región, como Chile o Brasil”, señaló.
Si bien destacó la importancia que se lance un plan de estas características y, sobre todo, de la confluencia de distintas áreas del Gobierno detrás de esta idea, Elizondo señaló que desde el punto de vista de los contenidos hay factores que no están previstos y que habría que incluir. “Es muy difícil un plan de exportaciones si no se normaliza la macroeconomía. Exportar es muy complicado con la inestabilidad que hay y en particular con las dificultades para el acceso al financiamiento o con lo complejo que es el ambiente para la inversión”, dijo.
Luis Palma Cané, economista especializado en macroeconomía internacional, opinó que el plan es un compendio enunciativo de distintos aspectos referidos al negocio de exportaciones. “El texto podría servir para una clase teórica de ‘Introducción al Negocio Exportador’, ya existente en numerosa bibliografía. Dicho de otra manera, agrega muy poco o nada para lograr un efectivo aumento de las exportaciones”, enfatizó.
Según Palma Cané, un plan exportador exige fundamentalmente liberar y abrir la economía. “Esto es: levantar los cepos cambiarios y de comercio exterior, eliminar las retenciones, abrir las importaciones, dar facilidades impositivas, libertad en el manejo de las divisas, adecuado crédito financiero y una agencia de garantías a la exportación, etcétera. Este plan no es útil, porque ninguno de sus enunciados teóricos van a permitir per se aumentar las exportaciones”, indicó.
En tanto, Diana Mondino, economista de la Ucema, hizo hincapié en el hecho de que el principal obstáculo a las exportaciones no se está admitiendo: tipo de cambio oficial y arbitrariedad en el acceso a mercados. “El desarrollo de marca país, cuando al mismo tiempo se limitan los productos emblemáticos, será una tarea ardua”, afirmó. Y agregó: “Los planes de del Gobierno deben ser consistentes. Fomentar exportaciones y al mismo tiempo sustituir importaciones con mayor protección será un equilibrio muy difícil de lograr”.
Natalia Motyl, economista de la Fundación Libertad & Progreso, dijo que esto es algo que ya se aplicó sin éxito en la Argentina. “Son ‘planes’ que buscan fomentar ciertos sectores; que, según quienes los idean, son estratégicos para el desarrollo de una estructura productiva diversificada. Lo cierto es que el país en materia de exportación se está convirtiendo en un mono-exportador; es decir, que está siguiendo el modelo de países como Bolivia y Venezuela, que terminan volcándose únicamente en la producción y venta de un sólo tipo de bien para el exterior”, concluyó.
Elizondo agregó que para que estos planes funcionen se debe mejorar el marco de relacionamiento internacional general de la Argentina. Exportar no es sólo un viaje de negocios, participar en una feria o hacer una visita de promoción; exportar es mejorar los flujos de acceso al conocimiento, la información y la data, mejo-rar la capacidad tecnológica, el acceso al financiamiento internacional y los flujos de inversión globales”, explicó el especialista.
Finalmente, según los analistas consultados, el plan de exportaciones debe requerir el avance en las negociaciones económicas internacionales que terminen con acuerdos con otros mercados. “Nosotros tenemos muy pocos pactos de apertura recíproca y se necesitan más. El 60% de todo el comercio mundial ocurre entre países que han pactado algún tipo de preferencia arancelaria entre sí, y nosotros solo tenemos eso en el 20% de nuestro comercio”, concluyó Elizondo.
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