Pisar el acelerador para ofrecer alimentos argentinos al mundo
La provincia de Buenos Aires es la usina más grande de alimentos de la Argentina. El 52% de las exportaciones nacionales se produce dentro de su territorio y esto no solo obedece a las ventajas geográficas y demográficas, sino también a una serie de decisiones políticas para impulsar al sector en un gobierno que apuesta a la Participación Público Privada (PPP), es decir, a un Estado que acompaña a los productores con acción y decisión para poder llevar el trabajo de los argentinos más allá de nuestras fronteras, ahí donde haya un mercado que demande.
Si revisamos cada uno de los sectores agroindustriales que forman parte del complejo exportador, veremos números en expansión que muestran que el trabajo en equipo funciona, que hay que poner lo mejor de cada uno, que vale la pena emprender con creatividad, apostar a la innovación, a la tecnología y a generar productos de calidad que estén a la altura de la demanda internacional.
Alimentos y bebidas son los sectores que mayor empleo directo e indirecto generan en el país y, especialmente, en la provincia de Buenos Aires. Desde el gobierno de María Eugenia Vidal asumimos el compromiso de apoyar a los productores, de estar cerca de la gente y de la producción.
Y estar cerca de los bonaerenses es también es poner el foco en la calidad y la seguridad alimentaria. Desde el Ministerio de Agroindustria nos empezamos a hacer cargo de la Oficina de Alimentos. Estamos convencidos de la importancia del control sanitario y, a través de esta oficina, nos ocupamos de fiscalizar y garantizar la calidad de los alimentos.
La provincia crece en materia de exportaciones y la miel es un ejemplo formidable. En 2017, la provincia de Buenos Aires exportó más de 35.000 toneladas de miel, lo que equivale a unos US$85 millones.
Desde la Unidad de Coordinación Apícola se ayuda a las cooperativas y organizaciones de productores para que la actividad crezca en un marco de formalidad. Hubo una apuesta fuerte en el desarrollo de las salas de extracción de miel, para que los productores cuenten con las condiciones edilicias e higiénico sanitarias que les permitan lograr un producto con calidad de exportación.
La simple aplicación de esta política permitió que las salas de extracción de miel crecieran en el territorio bonaerense, pasando de ser solo 7 a las 500 que hoy funcionan. Otra herramienta importante en este sector es el Fondo Rotatorio, que facilita el financiamiento para mejorar la productividad y la rentabilidad, solventando proyectos de valor agregado e insumos, salas de extracción y fraccionamiento de la miel.
¿Qué hay detrás de estos números? El acompañamiento constante del Estado, reglas claras que transmiten confianza y seguridad, y recursos para que los inversores puedan crecer y seguir apostando.
Este año viajé a Chengdu, en China, donde trabajamos en distintas alternativas de cooperación. Ese viaje estuvo enmarcado dentro de la agencia de inversiones bonaerenses Globa, que se lanzó en la gestión de la gobernadora María Eugenia Vidal para acompañar y asesorar a los inversores, fomentar el comercio exterior y satisfacer las demandas de nuevos mercados. Con los mismos objetivos viajé a la SIAL de París, junto a las empresas bonaerenses que buscan establecer nuevos contactos.
Por supuesto, no nos olvidamos de nuestro histórico socio comercial, Brasil. Allí estuve, como cada año, para fortalecer los lazos comerciales y elevar los volúmenes de intercambio.
Sabemos que el mercado externo es muy exigente, pero también confiamos en la capacidad de nuestros productores, que siempre están interesados en mejorar el rendimiento de su trabajo.
La cantidad de planes de capacitación y proyectos de análisis de la calidad de los productos que tenemos en marcha es inumerable. Desde "Hortalizas 2020", para mejorar la agricultura familiar, hasta un servicio gratuito para analizar la calidad de trigo y así facilitar la exportación, pasando por la Semana del Trigo y la Cebada para concientizar al sector sobre la importancia de trabajar en la fertilización y con buenas prácticas, los laboratorios de exportación Pymex, la Semana del Suelo; el trabajo con el Senasa intentando abrir mercados para las hortalizas pesadas; los programas de financiación para el desarrollo de la papa que creció un 130% en el balance de exportación interanual, y el cluster de General Pueyrredón para el trabajo de los frutihortícolas. Todos estos son compromisos asumidos, en función de mejorar la calidad de la producción y buscar que esos bienes compitan internacionalmente.
Otra de las grandes estrellas de la provincia es la ganadería. Solo en la primera mitad del año se exportaron casi 275.000 toneladas de carne, un 63,7% más que en el mismo período que 2017. El 40% de esas exportaciones fueron al mercado chino, cuya demanda creció un 110% respecto del año pasado. Son números que permiten pensar en las enormes posibilidades de crecimiento del intercambio comercial con el gigante asiático que, además, acaba de autorizar a 28 frigoríficos para exportar carne enfriada con y sin hueso.
La ganadería también crece con el acompañamiento del Estado y, mientras se recupera de a poco el rodeo vacuno, podemos ver una participación de más del 50% de nuestros frigoríficos en las exportaciones de cuota Hilton, donde la Argentina vuelve a cumplir después de 10 años con las más de 29.000 toneladas de exportaciones.
Es, por supuesto, una gran responsabilidad. Por eso, cada dos meses la Comisión Provincial de Sanidad Animal (Coprosa) monitorea enfermedades como la aftosa y la brucelosis, como una manera de liderar la salud de los rodeos para evitar cualquier inconveniente en el intercambio comercial con otros países.
Si la Argentina puede producir alimentos para 600 millones de personas, Buenos Aires puede hacerlo para 300 millones. Las políticas públicas de la provincia están al servicio de los actores de este motor de la recuperación de la economía de todos los argentinos.
El premio AlimentAR 2018, que se entregarán el 15 de noviembre próximo, va en el mismo sentido que nuestras metas: destacar la importancia que tiene para la Argentina la producción de agroalimentos; incentivar a las empresas y empresarios que elaboran y exportan, y seguir profundizando la promoción de nuestros productos e insertarlos en nuevos mercados.
Ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires
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