Pierpaolo Barbieri: ”No lo hablamos en la Argentina, pero Colombia este año nos pasa en PBI total y en producto per cápita”
El fundador de la fintech Ualá conversa con LA NACION sobre los desafíos que tiene el país para superar sus crisis recurrentes
Pierpaolo Barbieri (34) fundó la fintech Ualá hace casi cinco años. En este tiempo, la empresa pasó de ser una emisora de tarjetas prepagas, con la posibilidad de dar créditos, a expandirse en México, ofrecer procesadoras de pago y permitir a sus clientes comprar bonos y acciones a través de otra plataforma propia. Desde marzo, además, está a la espera de que el Banco Central le autorice la compra del banco digital Wilobank, que fundó el empresario Eduardo Eurnekian.
Barbieri vivió 12 años en Estados Unidos antes de instalarse en la Argentina para crear la compañía. En el exterior, estudió historia económica en la Universidad de Harvard y escribió el libro La Sombra de Hitler, sobre la relación entre el nazismo y el franquismo de España.
—¿Qué es Ualá? Algunos piensan que es un banco, pero es una fintech...
—No es un banco, es un ecosistema de servicios financieros. ¿Qué quiere decir eso? Nosotros queremos ser el lugar donde vos solucionás todas tus necesidades financieras. Sea cuando tenés que pagar, cuando tenés que cobrar, cuando tenés que acceder a un seguro, cuando tenés que invertir, cuando tenés que tomar un préstamo o hacer una cuota o analizar tus gastos. O sea, el centro de tu vida financiera. Eso es Ualá. Empieza con una tarjeta y desde ahí y una aplicación podés acceder a todo un ecosistema.
—Pero, por ejemplo, mi sueldo no lo podría cobrar en Ualá, lo recibo en una cuenta bancaria y recién ahí lo podría transferir a la fintech, ¿qué ofrece Ualá que no lo haga un banco?
—La regulación argentina obliga a que los sueldos se paguen directamente en sus cuentas bancarias. En otros lugares no es así. Nosotros operamos también en México, donde la gente puede tener su nómina en Ualá. Lo que sí ocurre es que en Ualá tenemos un ecosistema muy abierto, muy interoperable y extremadamente inclusivo. Mientras seas mayor a trece años y tengas DNI argentino, seas residente o ciudadano, podés acceder a una cuenta. La mayoría de las cuentas en Argentina siguen teniendo costos de apertura, costos de mantenimiento, costos de renovación. Eso no lo vas a encontrar en Ualá, no hay comisiones y costos ocultos. La tarjeta y la cuenta siempre son gratis. Tenés mejor acceso a inversiones y hay casi un millón de argentinos que invierten todos los días en Ualá, con acceso ilimitado en vivo a un fondo que podés sacar y poner cuando vos querés. En la mayoría de los bancos eso no existe. Lo mismo el sistema de cobros. Hay un montón de gente que no es empleada en relación de dependencia, sino que es un emprendedor que tiene que cobrar. Eso en la Argentina es carísimo. Nosotros, con respecto a nuestro mayor competidor, bajamos las comisiones alrededor del 50% para que sea mucho más fácil y más barato cobrar. Eso no existe en otros lugares. Lo mismo sucede con acceder a seguros o a cuotas a un costo mucho mayor que la competencia.
—¿Quiénes son sus competidores?
—Creo que el competidor principal de Ualá es el efectivo, que es ineficiente, que le cuesta mucho al Estado y que además está lleno de problemas asociados especialmente en momentos como los que vivimos el año pasado con la pandemia. También tenemos otros competidores, por supuesto, que son los bancos tradicionales y, por supuesto, Mercado Libre, que también tiene una billetera virtual que es bastante grande. Las dos somos las más grandes del país, pero ellos tienen más años adelante.
—¿Cómo está la regulación de las fintech en la Argentina?
—En muchos casos es de las mejores del mundo porque permite la interoperabilidad de todas las cuentas, sean virtuales o bancarias. Hay una regulación en la Argentina, que fue reafirmada por el Banco Central hace muy poco tiempo, que dice que acá tiene que haber conexiones en vivo y gratis. Hay algunos jugadores en el mercado que no siempre las implementan rápido y bien. Obviamente, hay un montón de cosas que creemos nosotros que podrían ser aún mejores. Por ejemplo, Brasil acaba de sacar un protocolo de banca abierta, que le permite a la gente llevarse la información de sus cuentas desde una institución financiera a otra, porque eso nos permite ofrecer tasas de interés más bajas. Los datos de mis consumos no son ni de Ualá, ni de Mercado Libre, ni de un banco, son de la gente. Entonces se los debería poder llevar tal como cuando implementamos la portabilidad telefónica: la gente se llevaba los números de teléfono y así bajaron un montón los costos del sistema en sí. Si queremos un sistema más inclusivo... en la Argentina la mitad de la gente no usa una tarjeta, está condenada al efectivo. Si queremos un sistema más abierto, más interoperable, necesitamos la banca abierta y hay que empujarla entre todos. Es interesante que en la Argentina hay una billetera que es de un consorcio de bancos, que puede ver saldos de otros. Pero el resto no podemos. Entonces, ¿por qué no hacerlo abierto e interoperable? Y ahí tener una mejora en la regulación. Pero a mí me parece que la regulación en la Argentina está muy bien y nosotros estamos en proceso de compra de un banco.
—¿Y por qué decidieron dar este paso? ¿Por qué comprar el banco Wilobank, que fundó el empresario Eduardo Eurnekian?
—Porque nosotros veíamos un montón de productos que, dado el sistema en la Argentina, no podemos ofrecer desde una billetera. Vimos una gran oportunidad de crear una asociación con un banco que había nacido digital, en el cual se habían tomado muy buenas decisiones de la mano de Eduardo Eurnekian, a quien respeto muchísimo.
—¿Qué falta para que sea oficial?
—De acuerdo a la ley de Entidades Financieras en la Argentina, nosotros ya firmamos en marzo pasado un contrato con Wilobank para comprarlo y sumarlo al ecosistema de Ualá. Para que sea efectivo, falta la aprobación del Banco Central.
—¿Cómo nace la idea de Ualá en un país en donde se utiliza mucho efectivo?
—Creo que la gran oportunidad es que, en América Latina en general, más del 50% de los adultos nunca tuvo acceso a una cuenta. No solo no tiene acceso a una tarjeta con la que se puede comprar el servicio de Netflix o Spotify, sino que no tiene acceso a crear una historia crediticia; por lo tanto, es caro y es ineficiente. Y el prestamista de la esquina siempre le cobra más al que menos tiene. Entonces, no hay acceso al crédito, no hay acceso a la inversión. Menos del 10% de los adultos en América Latina invierte. El Banco Mundial nos dice en un montón de papers publicados en los últimos años que la mejor manera de evitar que la gente de clase media caiga en clase baja es con acceso a un seguro, porque muchas veces la gente pierde su posición socioeconómica en espacios vulnerables cuando tiene un mal momento en la vida: cuando tiene un problema de salud o cuando tiene un problema con algo que compró, donde puso mucho dinero que ya no puede mantener. Nosotros queríamos romper esta lógica de que hay dos tipos de ciudadanos en América Latina: los que tienen grandes servicios financieros porque tienen mucho dinero y los que no tienen nada. Creemos que en la competencia gana la fuerza de todo el mercado. Parece irónico decirlo, pero apostar por la competencia es difícil cuando no te conviene.
—En el Banco Central parece que hubo una continuidad con ciertas políticas para fomentar el ecosistema fintech entre las gestiones de Mauricio Macri y Alberto Fernández.
—Yo veo que no importa quién esté frente al Banco Central o qué gestión esté al frente del gobierno, lo importante es que todos creemos en la inclusión financiera. No importa cuál sea tu ideología. El punto es que nos beneficia a todos como país que haya menos gente excluida del sistema. Es increíble que condenemos a la gente al efectivo. Cuando lanzamos Ualá, la gente vendía en Mercado Libre una suscripción de Netflix por el triple de lo que valía, porque no tenía una tarjeta para adquirir el servicio. Me parece muy bueno que haya continuidad de políticas, es algo muy positivo y hay que recalcarlo. Y todos tenemos que abrazar una cultura de competencia. Mercado Libre es la mejor empresa de América Latina... poder competir con ellos sube la vara de cada producto que lanzamos, de cada idea que tenemos, de cada persona que sumamos al equipo. El mantra dentro de Ualá es que cada manager tiene que contratar gente mejor que ellos, porque solo así podemos competir. Tenemos que salir de la lógica de que el capitalismo es tener la vaca atada todo el tiempo y que el Estado te garantice la ganancia. Eso no es capitalismo, eso es oligarquía. Es importante que esté el rol del Estado definiendo las reglas y que después haya competencia abierta sin preferencias y que gane el mejor.
—En un contexto en donde hay varias empresas que anuncian su salida del país, ustedes se están expandiendo y tomando empleados.
—Estamos contratando 250 personas ahora mismo, pero en los próximos seis meses vamos a contratar a 500 más. De hoy al año que viene, vamos a duplicar el tamaño de la empresa. De las cuales, hasta ahora, el 90% de los empleados está en la Argentina. También venimos creciendo muchísimo en México, lanzamos hace un año y ya tenemos más de 300.000 clientes; en la Argentina, tenemos más de 3 millones.
—¿Cómo es la regulación de los servicios del conocimiento? ¿Cómo ve la política en ese sentido?
—Yo creo que es parte del futuro. La ley que se aprobó me parece muy bien. Es algo que hay que seguir apostando, entrenando más talento, tanto el sector público como el privado, porque todas las empresas dicen lo mismo: faltan desarrolladores en la Argentina. Cada persona que se va a trabajar en inversiones en Bitcoin desde Uruguay, la perdemos. Y eso es algo que se pierde el país. Hay gente de Ualá que se ha ido hacia otros países y entonces abrimos más oficinas. Hoy tenemos gente en siete países porque para nosotros el talento es central: hay empleados que no podemos perder y dejamos que trabajen donde quieran. Creemos que es importante tener flexibilidad, pero al mismo tiempo, la Argentina es uno de esos países donde podemos crear productos aquí para exportar a todos lados y hay gran ecosistema por los grandes que vinieron antes que nosotros. Creo que el día de mañana la gente se va a ir de Ualá a crear otras empresas, pero aprender de empresas como Globant, OLX, Mercado Libre o Tiendanube, que es más joven, nos da la posibilidad de crear acá un ecosistema que beneficia al país. Por eso yo siempre digo que es como la soja digital.
—¿Les cuesta conseguir talento? ¿Qué te dicen los empleados que se van del país, por qué lo hacen?
—Hay muchas decisiones personales. En términos de talento, yo no le puedo decir nada a nadie habiendo vivido 12 años afuera. Volví a la Argentina para crear Ualá. Hay mucho de temas personales, mucha gente que quiere estudiar, hacer masters afuera, quiere tener una experiencia internacional. Especialmente las nuevas generaciones. No creo en la fuga de talentos, creo en la idea de que el talento va donde ve la oportunidad. Hay muchas oportunidades de salarios relativo que atraen afuera, pero también pega el desarraigo, te lo digo en primera persona. La calidad de vida en la Argentina es extremadamente alta, y si nosotros tenemos un marco regulatorio bueno, tenemos oportunidades de hacer cosas como las que está haciendo Grecia, que es un país que ha sido atravesado por una crisis económica muy larga y ahora tiene un esquema para que la gente trabaje desde ahí. Países como la Argentina, que tienen grandes riquezas naturales, buena calidad de vida, buena seguridad, sin problemas religiosos o étnicos o de ninguna índole como hay en otras partes del mundo, nos crea la oportunidad de recibir a un montón de empresas que trabajen acá, que creen talento acá. Eso, irónicamente, es malo para Ualá, porque vendrá más gente a competir. Podríamos decir que eso no nos beneficia, pero sí. Beneficia al país. Desde aquí podemos crear servicios digitales para el mundo.
—Estudiaste Historia económica en Harvard, en Estados Unidos. ¿Por qué la Argentina tiene las mismas crisis recurrentes hace décadas. y no puede salir adelante?
—Creo que en la Argentina no tenemos claro el rumbo y lo cambiamos demasiado. Países como la Argentina tienen que entender su rol en el mundo, el tamaño de su mercado relativo y saber que si nosotros no hacemos una transición hacia producir productos digitales y físicos, como la importancia del agro en la economía, no podemos exportar y tenemos crisis recurrentes donde pasamos de una moneda subvaluada a una moneda sobrevaluada. Tiene que haber un consenso sobre la necesidad de tener controlada la inflación, una macroeconomía estabilizada y que se le de previsibilidad a las empresas que tienen que invertir, crear trabajo privado, emplear más gente y salir adelante. Cuando no hay crecimiento por mucho tiempo, los problemas distribucionales se hacen mucho más profundos. Eso también te hace perder gente que no quiere vivir en un lugar donde no se crece.
—Cuando se le pregunta a los políticos, tanto de la oposición como del oficialismo, qué es lo que quieren, dicen: bajar la inflación, bajar la pobreza, que la economía crezca de manera sostenida. ¿Por qué entonces no hay consensos?
—Creo que terminamos favoreciendo el ultra cortoplacismo de qué va a pasar en las próximas tres semanas, por eso esa gran expresión que tristemente me repiten mis amigos del exterior: si venís a la Argentina después de 20 días, cambió todo; si venís después de 10 años, no cambió nada. Aislarnos del mundo no nos ayuda. No vamos a encontrar la solución en un mercado interno porque somos demasiado chicos. Tenemos que estar integrados, nos guste o no nos guste. La geografía es destino, no podemos pelearnos con nuestros vecinos. Tenemos que estar aliados, porque sino, no vamos a poder tener más desarrollo. Yo quiero que haya más industria, más producción, y para eso se necesita acceso a mercados como Chile, Brasil, Uruguay. Personalmente, siempre fui un gran creyente en la profundización de los lazos regionales. Culturalmente, el argentino y la argentina miran demasiado a Europa y a Estados Unidos, y muy poco a nuestros vecinos. Tenemos que entender que ni siquiera somos la tercera economía de América Latina, somos la cuarta. No lo hablamos en la Argentina, pero Colombia este año nos pasa en PBI total y per cápita. Una economía que está estancada tiene que estar más integrada con los vecinos, sino, en un mundo donde hay cada vez más bloques, perdemos relevancia.
—De vivir tanto tiempo afuera, te pregunto ¿cómo nos ven ?
—Lo más duro es entender que la mayoría del mundo no piensa en la Argentina. De suerte estamos en el G20, y es un honor, pero nosotros tenemos que resolver nuestros problemas. Nadie va a venir a salvarnos. A veces sobreestimamos nuestro rol en la economía mundial. Somos menos del 3% de la economía mundial, y con una economía bastante desarrollada. Nosotros tenemos que entender que países como la Argentina, que en los últimos 100 años se han desdesarrollado, porque éramos muchos más ricos en términos relativos de lo que somos ahora, han perdido relevancia. Nosotros tenemos que volver a la senda del crecimiento, volver a estar más integrados, y ahí nosotros podemos tener un gran rol como unificadores regionales, que históricamente lo fuimos, porque mucho de América Latina tiene mucho respeto para la Argentina. Pero en las discusiones grandes, en un mundo donde cada vez se polariza más entre Estados Unidos y China, la Argentina es poco relevante y no se discute tanto sobre el país, más allá de las crisis recurrentes que todo el mundo dice lo mismo: “La Argentina tiene siempre los mismos problemas”.
—¿Cuáles son los planes para Ualá?
—Por ahora nuestro foco es crecer en México. Creemos que la oportunidad ahí es increíble porque la falta de inclusión financiera en México es mucho peor que en la Argentina. Vemos un México donde hay gran juventud, la economía es estable y crece. El gobierno de Andrés López Obrador está muy comprometido con la inclusión financiera, quiere hacer muchos cambios sociales en México para que no haya 70% de la población que nunca accedió a un crédito, a una cuenta, a poder ahorrar. Menos del 1% de los mexicanos no han invertido jamás. Entonces vemos ahí una gran oportunidad. Queremos seguir creciendo ahí y también apostar a la Argentina. Estamos expandiéndonos en líneas de negocios. Obviamente, las finanzas son un área ultra regulada, entonces se necesita hacer muchísimo trabajo antes de poder lanzar un mínimo producto; es distinto a otras industrias en ese sentido. Nosotros creemos en solucionar los problemas latinoamericanos desde América Latina, sin que nadie nos venga a salvar desde afuera, sin tener que usar las apps que usan los europeos o los chinos o los americanos. Tenemos el talento, tenemos el capital y tenemos el equipo para hacerlo, y por eso apostamos a América Latina.