Perros y gatos: el negocio en ascenso que permite ganar una suma interesante casi sin invertir dinero
El 92% de los argentinos declara que su mascota es un miembro más de su familia, el 97% sufre cuando a su mascota le pasa algo y seis de cada 10 duermen con ellos. Pero, ¿quién se hace cargo cuando sus dueños no están? En la respuesta a esa pregunta crece un negocio cada vez más extendido.
Se trata del florecimiento de las pensiones o guarderías para perros o gatos que se encargan de cuidarlos y darles alojamiento. Este negocio crece a medida que aumenta la población animal y la propensión de gasto de los dueños.
Según María Nougués, cofundadora de la marca de delivery de productos para mascotas MisPichos.com, los estudios realizados por la empresa marcan que el 75% de los hogares de la Argentina tiene mascotas. Es uno de los países más “mascoteros” del mundo.
Cada vez más personas son convocadas por este segmento, como Ezequiel Gallina, cuya vida dio un volantazo cuando dejó de ser gerente en una cadena de restaurantes de alta gama para pasar a trabajar de su verdadera pasión: el cuidado y entrenamiento de mascotas. En 2005 vendió sus propiedades en Capital y compró una hectárea en Pilar para fundar Kapama Dog, hospedaje canino. La inversión para preparar el predio y recibir a los perros fue grande, pero la recompensa llegó. Hoy hospeda en promedio a 25 canes. Durante las fiestas y en la temporada alta llegó a tener 30.
“La tarifa no tiene que ver con el tamaño del perro. A veces los más chiquitos son los más complicados”, confiesa. Y aclara que para él es importante la transparencia en los precios, y por eso los publica en su página web. La estadía básica cuesta $1500 y con alimento incluido promedia entre los $1700 o $1900 en función de la marca, por día.
Dicho de otra manera, puede facturar más de un millón y medio de pesos en un mes.
LA NACION también se contactó con Elizabeth, propietaria del criadero y pensionado canino Elthom´s para consultarle sobre su negocio.
“Siempre me encantaron los perros. Lo que más me gustaba era criarlos y poder mostrarlos en las exposiciones. Deseaba mejorar la raza, sin intereses comerciales. En cierto punto, me di cuenta de que de lo que más disfrutaba era cuidar los cachorros. A raíz de eso y viendo la necesidad de la gente que me los compraba y que no tenía un lugar seguro para dejarlos empecé a hacer de a poco pensionado. La cartera de clientes se agrandó, me ayudó el boca en boca y hoy tengo todo lleno hasta marzo”, dijo con satisfacción.
En cuanto a las inversiones que tuvo que hacer para convertir su casa en una guardería, Elizabeth explicó que fueron mínimas porque ya se dedicaba a la crianza. Pero, al principio tuvo que poner rejas, protección para la pileta, y seguridad en el jardín para que los perros no se escaparan ni los robaran.
“Yo no recibo más de cuatro perritos por mes, excepcionalmente cinco, dependiendo de la época del año. El servicio es muy personalizado, los perritos vienen a convivir en mi casa y están sueltos”, asegura Elizabeth.
La emprendedora cuenta que no hay una estadía promedio: “Hay perros que se quedan 40 días, otros por el fin de semana, algunos por una semana y también tengo clientes por el día, como el caso de una dueña que hoy sabe que va a estar fuera de casa y lo trae. Los clientes son fieles y los perros vienen felices”, afirma. El día en Elthoms cuesta $1500.
Patricio vive en Flores y lleva sus perros a un pensionado en Lomas del Mirador. “La guardería empezó como algo muy familiar, la primera vez que llevé mis perros la dueña solo tenía a sus perras y a veces algún huésped más”, recordó. Luego añadió: “El año pasado cuando llevé a mis mascotas vi que hicieron varios cambios: taparon la pileta del fondo de su casa y la reemplazaron por tres paredes de cemento para formar andariveles sobre el pasto. La última vez que los llevé me dijo que albergaba hasta 18 perros de una vez”.
Este verano, Patricio requirió del servicio pagando $1050 por cada perro por día, y al final de sus vacaciones canceló una cuenta de $37.800. “El servicio es muy bueno: incluye aire acondicionado y todos los días te mandan fotos y un mensajito para contarte cómo va todo”, aseveró.
Marcela Rodiño es veterinaria y hace 25 años que abrió Las Razas, su local en Palermo. Cinco años después decidió convertir la casa que tenía enfrente de la suya, en la provincia de Buenos Aires, en una residencia para los gatos de sus clientes que se iban de vacaciones. Cuando se le consultó sobre la cantidad de huéspedes, Rodiño dijo: “Tengo como máximo 12 gatos por vez; pongo cuatro en cada habitación para que se puedan mover libremente”. El día cuesta $650 e incluye alimento balanceado de primera calidad.
Si bien es difícil estimar cuántas guarderías hay en la Argentina, porque muchas trabajan de manera informal, solo en google maps de Capital y gran Buenos Aires se pueden ver más de 60.
Debido al aumento en la demanda por el incremento de la población canina y felina en la pos pandemia, y a que es casi imposible conseguir una plaza sin reserva, todo indica que es un mercado que aún se encuentra lejos de su techo.
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